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Cananea Y Rio Blanco (huelgas)


Enviado por   •  3 de Marzo de 2013  •  1.382 Palabras (6 Páginas)  •  1.109 Visitas

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La Huelga de Cananea y de Río Blanco.

Desde principios de 1906 en Cananea también se había prendido el fervor revolucionario, Lázaro Gutiérrez de Lara, que

sostenía relaciones epistolares con Ricardo Flores Magón y recibía el periódico Regeneración, organizo el "Club Liberal de

Cananea", donde se propagaban ideas que no solamente eran contrarias al régimen de dictadura de Porfirio Díaz, sino que

expresaban principios de transformación social profunda, influidos por los ideales del socialismo, que entonces aún no se había

dividido por estas latitudes en socialismo autoritario y socialismo libertario, sino que se hablaba de reivindicaciones sociales

inmediatas y de luchas encaminadas a la Revolución Social finalista.

En Cananea había descontento entre los trabajadores de la empresa norteamericana que explotaba las minas de cobre - The

Cananea Consolidated Cooper Company - que pagaba unos salarios bajisimos y permitía que a los trabajadores se les tratara

inhumanamente por parte de los empleados norteamericanos, especialmente por algunos capataces. La situación era cada vez

más difícil y la tiranía en las relaciones entre obreros y patronos era cada vez mas critica. Al fin, como había de suceder, el día

1º de junio de 1906 comenzó la huelga.

El pliego de condiciones que presentaron a la empresa los obreros huelguistas - condiciones que el abogado patronal califico

de absurdas - decía:

"1. Queda el pueblo obrero declarado en huelga.

"2. El pueblo obrero se obliga a trabajar bajo las condiciones siguientes:

La destitución del empleo del mayordomo Luis (nivel 19).

El mínimo sueldo del obrero será de cinco pesos, con ocho horas de trabajo.

En todos los trabajos de "Cananea Consolidated Cooper Co.", se emplearán el 75% de mexicanos y el 25% de extranjeros,

teniendo los primeros las mismas aptitudes que los segundos.

Poner hombres al cuidado de las jaulas que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación.

Todo mexicano, en los trabajos de esta negociación, tendrá derecho al ascenso, según se lo permitan sus aptitudes."

William Green, gerente de la empresa, más que responder al memorándum, se preparo para atacar por la fuerza a los

huelguistas. Armó a sus trabajadores norteamericanos y pidió refuerzos a las autoridades del otro lado de la frontera, las que

no tardaron en enviarle parque y fusiles. En las primeras horas de la tarde se organizó una manifestación en la que participaron

unos tres mil trabajadores, que desfilaron por las calles de la población y se dirigieron hasta la maderería de la Cananea

Cooper para invitar a los obreros que todavía trabajaban a que se les unieran al movimiento, cosa que éstos hicieron

inmediatamente, provocando este hecho la ira de los jefes norteamericanos. Los hermanos Metcalf, desde un balcón arrojaron

agua con una manguera sobre los manifestantes, quienes respondieron con una lluvia de piedras... y la contrarrespuesta fue un

tiro que mató instantáneamente a un obrero. Se desencadeno entonces la lucha y los hermanos Metcalf y diez trabajadores

resultaron muertos en el primer encuentro. La lucha se reanudó en más de una ocasión durante ese día y el siguiente. León Díaz

Cárdenas, en su libro "Cananea primer brote del sindicalismo en México", describe así aquella lucha: "Los obreros, indignados,

no podían repeler la agresión.

Inermes, contestaban a los disparos con maldiciones y con piedras, trabándose una lucha desesperada y desigual, como que

de un lado estaban el gobernador de Estado de Sonora -mexicano-, Rafael Izábal, que, como es de suponer, estaba de parte

de los patronos norteamericanos, que había llegado a Cananea con cerca de cien hombres armados, las autoridades locales,

los empleados extranjeros de la compañía y 275 soldados norteamericanos, que llegaron al mando del coronel Rining, que

había cruzado la frontera a petición del propio gobernador Izábal, del otro lado estaban los cinco mil trabajadores de las minas

de cobre.

Hubo un tercer combate en el que nuevamente ofrendaron su vida los trabajadores, y, finalmente, perdieron los trabajadores,

sometidos por las armas, por la amenaza que hiciera el jefe de las fuerzas represivas de enviar a los huelguistas a luchar en

contra de la tribu yaqui y por el hambre, que se hizo insufrible.

Las cárceles se llenaron de huelguistas, los dirigentes fueron condenados a sufrir quince años de prisión en el castillo de San

Juan de Ulúa, la espantosa cárcel donde el porfirismo enterraba a sus víctimas.

La huelga de Cananea fue el primer suceso de importancia capital en las luchas obrero-patronales, tanto por los

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