Capitalismo
Enviado por breng • 29 de Julio de 2012 • 4.284 Palabras (18 Páginas) • 422 Visitas
CAPITALISMO
¿QUÉ ES?
El capitalismo es un sistema político, social y económico en el que grandes empresas y unas pocas personas acaudaladas controlan la propiedad, incluyendo los activos capitales (terrenos, fábricas, dinero, acciones de la bolsa, bonos).
Para definir el capitalismo es necesario definir sus principios básicos, ya que no existe un consenso sobre su definición.
Generalmente, el capitalismo se considera un sistema económico en el cual la propiedad privada desempeña un papel fundamental. Este es el primero de los principios básicos del capitalismo. Se incluyen también dentro de éstos la libertad de empresa y de elección, el interés propio como motivación dominante, la competencia, la importancia del sistema de precios o de mercado y un reducido papel del gobierno.
Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que los recursos deben estar en manos de las empresas y personas particulares. De esta forma, a los particulares se les facilita el uso, empleo y control de los recursos que utilicen en sus labores productivas. Como consecuencia de lo anterior, los particulares podrán utilizar los recursos como mejor les parezca.
La libertad de empresa propone que las empresas sean libres de conseguir recursos económicos y transformarlos en una nueva mercancía o servicio que será ofrecido en el mercado que éstas dispongan. A su vez, son libres de escoger el negocio que deseen desarrollar y el momento para entrar o salir de éste. La libertad de elección se aplica a las empresas, los trabajadores y los consumidores, pues la empresa puede manejar sus recursos como crea conveniente, los trabajadores pueden realizar un trabajo cualquiera que esté dentro de sus capacidades y los consumidores son libres de escoger lo que desean consumir, buscando que el producto escogido cumpla con sus necesidades y se encuentre dentro de los límites de su ingreso.
Competencia se refiere a la existencia de un gran número de empresas o personas que ofrecen y venden un producto (son oferentes) en un mercado determinado. En dicho mercado también existe un gran número de personas o empresas, denominadas consumidores (también llamados demandantes), las cuales, según sus preferencias y necesidades, compran o demandan esos productos. A través de la competencia se establece una "rivalidad" entre productores. Los productores buscan acaparar la mayor cantidad de consumidores para sí. Para conseguir esto, utilizan estrategias de reducción de precios, mejoramiento de la calidad, etc., siendo esta la forma en que la competencia crea un cierto control que evita el abuso por parte de alguna de las partes.
ORIGEN DEL CAPITALISMO
El paso del Antiguo Régimen a la edad contemporánea se apreció en dos hechos: la aparición del capitalismo (sistema económico que se basa en el capital y en la intervención de los precios y los mercados), gracias, entre otras cosas, a la Revolución Industrial, y el ascenso de la burguesía (clase media-alta), por el triunfo del liberalismo.
A medida que la población de los feudos fue aumentando se hizo mayor la necesidad de producir alimentos, vestidos y útiles en cantidades que ya la limitada capacidad del feudo no podía satisfacer. Las ciudades se extendieron, convirtiéndose en centros de compra y venta de numerosos productos. Los campesinos y artesanos se movilizaron desde el campo hacia las nuevas ciudades, que les ofrecían mejores condiciones de vida y más oportunidades de trabajo.
Hacía el año 1750 era práctica general que cada uno produjese sus propios alimentos y confeccionase sus instrumentos y demás útiles. A partir de los comienzos de los Tiempos Modernos se generalizó la industria doméstica, un empresario proporcionaba las materias primas al obrero que trabajaba en casa empleando sus propias herramientas y usando métodos artesanales. El empresario pagaba al obrero por su trabajo, recogía el producto elaborado (hilo, tela, cuchillos, etc.) y lo vendía con utilidad.
En el curso del siglo XVIII se generalizó la manufactura, el proceso de producción quedó concentrado en una sala de trabajo dónde se reunían los obreros. Cada uno seguía trabajando con métodos artesanales, pero era un obrero que recibía un salario fijo por su trabajo. El edificio, los instrumentos de trabajo y las materias primas constituían el capital que era propiedad del empresario capitalista.
Ante la creciente complejidad de los procesos manufactureros, fue preciso disponer de capitales más grandes para la empresa industrial. Los artesanos se vieron avasallados por la producción más barata que introdujo el uso de grandes equipos y no pudieron competir con el capitalismo industrial. La industria doméstica, es decir, el trabajo de manufactura hecho en domicilio, no tarda en sucumbir ante la presión de las necesidades técnicas, que requieren de una división cada vez mayor del trabajo. Al descomponerse el trabajo en un sin número de operaciones de precisión que deben ser controladas, ante la intervención de las máquinas cuya posesión exige grandes capitales y cuyo funcionamiento requiere la presencia en un mismo lugar de los obreros que trabajan en un mismo proceso productivo, se crea la fabrica capitalista moderna. Con este cambio el capital no solo se hizo intermediario comercial entre los productores y consumidores; ahora concentra a sus trabajadores en un mismo lugar donde controla la fabricación, la calidad del producto, el uso de la maquinaria, el aprovechamiento de los insumos y el máximo rendimiento de la mano de obra.
La disolución de los talleres domésticos y la agricultura “de mercado” crearon la demanda propicia para absorber la producción fabril. Sobre la base de este mercado interior, el capitalismo industrial hallo la necesaria solidez para volcarse al comercio exterior, fuente de la acumulación que originalmente creó las condiciones necesarias para la formación de capitales. Con ello, el capitalismo moderno ya tenía su rostro. Y al dominar el nuevo sistema productivo, la empresa capitalista altero radicalmente las relaciones de trabajo, el concepto de trabajo y la situación social del trabajo.
El surgimiento del capitalismo fue facilitado además, gracias a la filosofía del renacimiento y de la Reforma. Estos movimientos cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos estados nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo en las naciones europeas. Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación del excedente económico que producía el empresario privado y a la reinversión de este excedente para generar mayor crecimiento.
Los dos grandes momentos de esa victoria fue la guerra de la Independencia de Estados Unidos (1775-1783) y la Revolución
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