Catedral De Managua, Nicaragua

Vanguardismo en estado puro, la Catedral de Managua.

1990, la guerra civil Nicaragüense llega a su final con las elecciones, años de intervención política, económica y el conflicto armado dejan un país en tensa incertidumbre. La sociedad estaba débil y fragmentada, amplios sectores conformaban esa amplia parte de la población que llamamos “en pobreza extrema”.

Sucede algo muy interesante con los países latinoamericanos, un aspecto cultural arraigado desde la época colonial por nuestros conquistadores españoles; la religión domina nuestra cultura. La catedral surge dentro de ese contexto histórico como un simbolismo de esperanza hacia la población en una época donde el futuro era incierto.

Un diseño de un maestro latinoamericano de la arquitectura contemporánea aseguraba el nacimiento de una obra única. Legorreta no presento un diseño mediocre o carente de su personalidad simplemente por no recibir una bonificación monetaria, el edificio en su totalidad es un claro ejemplo de la arquitectura moderna donde el autor deja su sello personal en la obra.

La catedral se basa en la supremacía del macizo, el manejo de las proporciones, en la creación de espacios y la contundencia de elementos de una escala monumental, todos criterios propios del autor que mezcla características regionales con técnicas modernas en lo que es, su propia visión de la tipología arquitectónica.

Lo difícil de comprender una obra arquitectónica es que esta es arte, el arte no es comprendido por alguien que no tenga el suficiente grado de cultura, y la cultura de arquitectura moderna de la Managua de los 90 era igual a 0.

Mucho se ha hablado de la obra, el pensamiento general en la población siempre ha sido de desapruebo hacia el edificio. En un país donde en 1938 se construía historicismo con la catedral vieja mientras la casa de la cascada era terminada, no es difícil comprender que la población simplemente no estaba lista.

La arquitectura sufrió una crisis de identidad en los inicios de la época moderna, para dejar el estancamiento cultural que fue la exaltación al pasado los autores crearon nuevos corrientes que por consecuente brindaban un carácter fresco a la arquitectura nuevamente. Dentro de este movimiento la visión personal del artista dotaba de carácter a cada obra, ya que el arte debe ser único y no repetirse.

El problema de la catedral es precisamente eso, en Nicaragua se tiene una idea esculpida en la conciencia general acerca de cómo es una iglesia, y se planteó un edificio con una concepción personal y única, además de nueva, acerca de la tipología religiosa.

El Vanguardismo es una corriente moderna donde el autor dicta los medios para lograr un objetivo, su forma de representación es única en cada autor; cada quien realiza la obra de una manera personal en gustos, técnicas y preferencias. La catedral es vanguardismo puro, el problema no es que la obra no sea bella o funcional (al contrario) sino que está ubicada en un país donde se exalta lo típico.

La gente tilda como “feo”

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