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Catolicos Como Centro De Explotacion Colonial


Enviado por   •  25 de Julio de 2012  •  29.025 Palabras (117 Páginas)  •  778 Visitas

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Introducción

GEORGE ORWELL

George Orwell, cuyo verdadero nombre era Eric Blair, nació en la ciudad de Bengala, en la India, en

1903, y falleció en Londres, en 1950. De origen escocés, estudió en Inglaterra, pero regresó a la In-

dia, donde formó parte de la policía imperial. En 1928 volvió a Europa. Vivió en París, ciudad en la

que llevó una dura existencia; luego se trasladó a Londres y allí trabajó como maestro de escuela y en

una librería. Aquellos años serían descritos en su primer libro Mis años de miseria en París y Lon-

dres, en el que se marca la tendencia social que caracteriza toda la obra, de Orwell.

En 1934 publicó sus dos primeras novelas: Días birmanos y La hija del cura, esta última sobre la

vida inglesa. Dos años después editó otras dos obras: la novela Mantén en alto la aspidistra y El ca-

mino del muelle Wigan, libro en que describe los efectos de la depresión y examina las perspectivas

del socialismo en Inglaterra.

Orwell fue siempre socialista, pero extremadamente crítico. Participó en la guerra civil española,

donde fue herido. Durante su convalecencia escribió Homenaje a Cataluña, obra en que ataca a los

comunistas de inspiración soviética, por su política partidista y monopólica, a la que atribuye las cau-

sas de la derrota.

Con la novela Subir en busca del aire volvió al tema de la vida social inglesa. Es la última obra que

publicó antes de la Segunda Guerra Mundial, en la que no pudo intervenir por su débil salud.

En 1943 ingresó a la redacción del diario Tribune y colaboró también en el Observer. De esta época

datan la mayoría de sus ensayos.

En 1946 publicó La granja de los animales. Es una animada sátira del régimen soviético, con la que

alcanzó éxito internacional. En 1949 apareció su novela de anticipación, 1984, en la que presenta un

cuadro del mundo futuro, en una prolongación ideal de la línea del comunismo soviético llevado a sus

más desoladoras consecuencias.

En opinión de algunos de sus críticos, la importancia de Orwell reside principalmente en la franqueza

y clarividencia con que trata los problemas de política social.

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Prólogo

REBELIÓN EN LA GRANJA: VIAJE DE IDA Y VUELTA

por Miguel Arteche

Aunque La granja de los animales ("Animal Farm") es un apólogo, esto es, un relato falso, de pura

invención, su atractivo reside en que lo inventado, aquello que se descubre, aparece siempre ceñido a

lo cotidiano. Como en otras fábulas, en ésta los animales hablan. No sólo hablan, asumen, además,

las funciones que en una granja cumplen los hombres.

Jones, el granjero, va a su cama a dormir la borrachera de cerveza. Apaga la luz. Apenas lo ha he-

cho, todos los animales de esta granja inglesa se alborotan. El Viejo Mayor, cerdo premiado, gordo,

sabio y benevolente, ha tenido un extraño sueño en la noche anterior, y desea comunicarlo a los otros

animales.

Este, el sueño de un cerdo, es el gozne de plata sobre el cual gira en 180 grados la narración: es la

puerta encontrada súbitamente en ese muro donde no hubo jamás una puerta; es el puente que per-

mite entrar en el cuarto prohibido; es el ropero (recordemos la saga de Narnia) que da paso a otro

tiempo y otros espacios; es el cuerno que suena en el silencio de la noche para anunciar la llegada de

otro reino. "Y ahora, camaradas, dice el Viejo Cerdo Mayor, contaré mi sueño de anoche. No estoy

en condiciones de describíroslo. Era una visión, continúa, de cómo será la Tierra cuando el Hombre

haya desaparecido (...) El hombre es el único enemigo real que tenemos (...). Eliminad tan sólo al

Hombre, y el producto de nuestro trabajo será propio(...). Todos los hombres son enemigos, afirma.

Todos los animales son camaradas". Poco después el Viejo Cerdo Mayor muere, no sin antes ento-

nar un himno, "cantado por los animales de épocas remotas", para que las Bestias rompan sus cade-

nas. Jones, luego, es expulsado de la granja por los animales, y los cerdos, que se supone son los más

inteligentes, toman a su cargo el trabajo de enseñar y organizar a los demás. Los cerdos asumen el

control total de la granja. Bajo su dirección trabajan sin descanso, y obedecen como esclavos, perros,

gallinas, ovejas, vacas, patos, caballos, gansos, una gata, un cuervo, ratas, conejos, y hasta un gallo

trompetero que más tarde anunciará con sonoros quiquiriquíes la llegada del dictador. Animales que

sólo caminan sobre cuatro patas, “pues todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo, y lo que

camina sobre cuatro patas o tenga alas es un amigo". Esta es la consigna. Como toda revolución que

comienza, lo hace con hermosas promesas; entre ellas, el vademécum de una ideología; y, en este ca-

so, sus siete mandamientos.

Escrita durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1943 y 1944, mientras Orwell trabajaba en la BBC

de Londres, y publicada en 1945, esto es, al término de esa guerra, La granja de los animales parece

situarse sobre una línea que arranca de Tomás Moro, pasa por Swift, y toca, en nuestros días, al

Huxley de Un mundo feliz ("Brave New World"), y 1984. Es la utopía, es decir, "ese proyecto de

imposible realización". Sólo que La granja está muy cerca de ciertos proyectos totalitarios que fue-

ron posibles en esos años.

Como toda obra que esconde diversos planos, esta fábula es, por una parte, un "cuento" cruel y des-

piadado, y por otra un libro que pueden leer los niños, como leen el Gulliver de Swift. Pues si el

Guilliver es en el fondo una descarnada sátira contra la sociedad inglesa, y puede también leerse co-

mo una novela de aventuras, La granja se apoya también en la circunstancia de su tiempo, la dictadu-

ra de un paranoico ávido de sangre y poder: Stalin. Sin embargo, cuando se llega a la última página

de ella se desprende una conclusión aún más terrible que la misma realidad.

Al revés de lo que sucede en 1984, cuyo estilo sufre de alguna laxitud y se extiende innecesariamente,

en La granja todo está tramado como un mecanismo de relojería que funciona con espléndida natu-

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ralidad. Esta es una manera de hacer verosímil lo que en ella ocurre. Casi no cuenta la ideología del

autor, e incluso marcha a contrapelo de ella. El espacio físico del relato, si lo comparamos con

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