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Caño Martín Peña


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  1.918 Palabras (8 Páginas)  •  1.189 Visitas

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En este ensayo se relata cómo se convierte un recurso natural en comunidades. ¿Qué ubicación tiene el Caño Martín Peña y que problemas presenta?, ¿En cuántas comunidades se divide?, ¿Cómo lograron establecerse?, ¿Cómo afectaron al Caño Martín Peña las residencias y negocios establecidos? A continuación se contestarán estas interrogantes.

El Caño Martín Peña constituye un recurso natural de incalculable valor para el Área Metropolitana de San Juan, Puerto Rico. Es un cuerpo de agua de aproximadamente 6 kilómetros de largo 3.75 millas que conecta la bahía de San Juan con las lagunas Los Corozos y San José. Estas lagunas a su vez se conectan por su otro extremo con la laguna Torrecilla a través del Canal Suárez hasta Boca de Cangrejos. El Caño Martín Peña ofrece unas condiciones únicas para crear un área de recreación extensa y continua en el mismo corazón de la ciudad de San Juan, PR. En el Caño Martín Peña se han identificado unas áreas problemáticas íntimamente ligadas entre sí que son: la vivienda, la contaminación ambiental y la hidrología del sistema de bahía, canales, ríos y lagunas del Área Metropolitana.

El Caño Martín Peña tiene un pasado y un presente marcados por contrastes sorprendentes. Décadas después de la inauguración allí de la primera comunidad durante los años 1920 (Barrio Obrero) y de la posterior ocupación de los manglares. Alrededor de él se encuentran 8 comunidades que se dividen, 4 al norte: Barrio Obrero, Barrio Obrero Marina, Buena Vista Santurce y la Península de Cantera, y 4 al sur: Israel Bitumul, Buena Vista Hato Rey, Parada 27 y Las Monjas. Estos se asentaron en la década de los 30 con la migración de los campesinos a la ciudad por los efectos del huracán San Ciprian. Estos campesinos, a causa del déficit económico, solo pudieron ubicarse donde más les era accesible como lo eran los manglares.

En ellos se lograba que fueran habitables rellenándolos con basura, desperdicios y otras pertenencias hasta crear un tipo de tierra firme en donde establecerse. A partir de la década siguiente, hay varias generaciones que conviven entre sí, siendo las primeras las que recuerdan con nostalgia el comienzo del levantamiento de comunidades que ahora luchan por la posesión de las tierras que sus antepasados campesinos utilizaron para construir una nueva vida. También pescaban en el caño, adonde llegaban hasta tiburones, y usaban las capotas de los carros como canoas. Otros pagaban algunos centavos para montarse en una yola que los transportara desde Las Monjas en Hato Rey hacia la escuela Ramos Antonini en Barrio Obrero.

Además de su estrechez a consecuencia de la ocupación de sus márgenes que fueron rellenándose, el caño está contaminado, ya que hay 3,000 residencias y negocios que descargan aguas usadas al caño. Para los años 1930, el panorama comenzaba a dar señales de un cambio en la anchura del caño. Poco a poco, los campesinos sin tierra que se mudaban a la ciudad por razones económicas o de salud ocuparon los manglares de ambas riberas del cuerpo de agua luego de la construcción planificada de Barrio Obrero, pensado para los trabajadores en Santurce.

Casitas precarias de madera con techos de zinc, alzadas sobre zocos y a las cuales se llegaba con tablones, fueron naciendo de los terrenos cenagosos del manglar. Hoy viven en las ocho comunidades unos 27,000 vecinos. Atrás quedaron las palmas, los manglares y mogotes, el tranvía que comunicaba a San Juan con Río Piedras y el histórico puente de Martín Peña, según fotografías e imágenes de finales del siglo XIX y principios del XX. Era como ver el paisaje de palmas que adornan hoy la carretera de Piñones. Son evidentes los cambios en la infraestructura, entretenimientos y problemas sociales, aunque las casas de madera que aún quedan, las costumbres de solidaridad y la flora mantienen viva en la memoria de algunos de sus residentes la historia de las comunidades del caño.

Martín Peña mirando hacia Villa Palmera, en Santurce. En lo que a la vivienda se refiere, existen una serie de arrabales en los márgenes del Caño cuya condición es deplorable y amenaza a la salud y bienestar de sus habitantes. Las descargas sanitarias crudas al Caño de estos arrabales son una de las causas del deterioro de las aguas del Caño. A través del programa de Desarrollo Comunal, se ha llevado a cabo el realojo de familias que residen en pésimas condiciones en los márgenes del Caño Martín Peña, para proveerles una vivienda adecuada a la vez que se eliminan los arrabales de la ciudad de San Juan. En el área del Caño residen unas 27,000 personas, divididas en ocho comunidades llamadas el G8: Barrio Obrero (Oeste y San Ciprián), Barrio Obrero-Marina, Buena Vista-Santurce, Península de Cantera, Parada 27, Las Monjas, Buena Vista-Hato Rey e Israel y Bitumul. Las comunidades del Caño Martín Peña fueron las primeras en establecer un fideicomiso de tierras, que garantiza la titularidad colectiva del terreno para el goce y beneficio de la comunidad.

Alrededor del 1930 la mayoría de las personas tuvieron que construir viviendas en los márgenes del caño, ya que era la única zona disponible para poder edificar una casa a lo que las condiciones mejoraban para poder alquilar una vivienda adecuada. Este proceso de construir las casas, muchas veces resultaba doloroso. Los terrenos eran invadidos ante la falta de vivienda para la cantidad de gente que estaba migrando la ciudad. Por tal motivo, muchas de las casas eran destruidas por los dueños de los terrenos o por el cuerpo de vigilantes que existía en la zona. Para evitar que les destruyeran las viviendas idearon formas de engañar a los vigilantes que custodiaban las fincas aledañas al caño. Esta forma de construcción no era privativa de un área, era más bien la

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