Cine Guadalajara

EL cine en Guadalajara

El 20 de octubre de 1896 llega el cinematógrafo a Guadalajara, dando así inicio a una nueva forma de expresión artística a la ciudad.

Aunque cabe aclarar que anteriormente se habían llevado a cabo diversas proyecciones, utilizando otro de los aparatos de la familia del cinematógrafo: el kinetoscopio, que era “una especie de caja de gran tamaño provista de un visor del cual previo depósito de una moneda un observador podía contemplar el desarrollo de una brevísima película, que se repetía constantemente; este aparato fue exhibido en 1895. Pero fue en 1896 que el cinematógrafo pisó por primera vez tierras tapatías, en manos de Ferdinand Bon Bernard, representante de los hermanos Lumiere, en el Salón de Actos Del Liceo De Varones, hoy Museo Regional y al año, el empresario francés Henri Moulinié lo presentó en el Teatro Degollado.

El éxito de estas proyecciones dio origen a la proliferación de sitios dedicados a la exhibición de cintas de manufactura nacional y extranjera; así, desde:

1896 y hasta 1905 los exhibidores fueron temporales, esto es, aventurados empresarios tanto locales como foráneos, que en vista del éxito comercial inmediato que parecía tener el cine, alquilaban teatros o levantaban carpas.

Esta situación no prevaleció durante mucho tiempo: si bien es cierto que la cantidad de exhibidores fue en aumento. Así, las primeras salas permanentes, o de exhibición continua, despejaron sus limitantes y dieron paso a la tradición del cine en Guadalajara. Para 1904, Jorge Stahl iniciaba una era de los salones, convirtiéndose en el pionero de la inversión tapatía en salones de cine. Así, para 1906 “en el portal Morelos nº 8, frente a la Catedral: “aparece el Salón Verde, primera sala digna, elegante y bien ventilada”.

Rápidamente se convirtió en un espectáculo masivo y altamente redituable y al cabo de 21 años, ya había al menos 7 salas de cine en la ciudad. Por más de 20 años, los dueños de estas primeras salas monopolizaron el negocio del cine.

Esto significa que para 1917 las salas permanentes de cine se habían multiplicado: en su lista es posible leer los nombres de Lux, antes Olimpia, y el Cuauhtémoc, antes salón Apolo. Siguiendo esta línea del tiempo, aparecen en 1923 los cines Royal, Ópera , Rialto y el Teatro Cine Montes, acondicionado con todas las comodidades de un moderno centro de espectáculos de la época : estos cuatro cines formaron parte de un importante circuito de salas exhibidoras conocido como Circuito Jalisco.

Pero indiscutiblemente, eran los cines Lux y Cuauhtémoc los que lideraban el mercado, mostrando exclusivas cintas extranjeras y nacionales, aunque con el paso del tiempo no se salvaron de controversias. El primero, por su desmesurado aumento de precios y el segundo, por las incontables quejas del público con respecto a su calidad, llegándolo a comparar con un burdel.

Poco antes de la llegada del cine sonoro a Guadalajara, se abrieron 4 nuevas salas de cine: el 11 de abril del 1926 abrió sus puertas el Cinema Zelayarán, el cual no solo fue de función fílmica, sino que también sirvió de centro de variedades y espectáculos diversos, y el 17 de abril del mismo año se inauguró Cinema Imperio. El 7 de diciembre de 1929 se inauguró el Teatro Juárez y el Teatro María Teresa, ambos estrenando sistema de sonido, con aparatos sonoros RCA.

Entre 1931 y 1940 se inauguraron varias salas, el cine teatro España, el teatro cine Colón, Roxy, Teatro Ideal, Encanto, Reforma y el Variedades , hasta entonces el más grande, con una capacidad de hasta cinco mil espectadores .De estos, el Roxy, Reforma y Variedades fueron los más populares y elogiados por la prensa de la época.

En 1937 existió un salón exclusivo para filmes infantiles, fue el Encanto, ubicado en avenida Colón 1600

Con la entrada del sonido en las películas, el Lux, Ópera y Cuauhtémoc desaparecieron en los años 30, por no tener ese toque modernista que se requería con la evolución Este ultimo

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