Conociendo A Francisco J. Santamaría

Conociendo a Francisco J. Santamaría

Por Jesús Alberto Magariño Márquez

“…Ah, la creciente! ¡Qué abigarrada la multitud de recuerdos tan disímiles vientos a nuestra memoria al evocar a esos días de efímera alegría para una parte de la ciudad y de tristeza y desolación para los pobres habitantes de los barrios y las rancherías…” Con mejores palabras no pudo haber descrito a la frondosa capital tabasqueña el Maestro Santamaría, al exaltar los efectos que sobre Villahermosa recaen las lluvias del temporal.

“Pancho” como le llamaban algunos de sus más allegados, se crió en una finca, en un pequeño pueblo de nombre Cacaos, perteneciente al municipio de Jalapa, Tabasco. Los detalles de su infancia se ven plasmados de la ausencia de un padre, y criado bajo el rigor de una madre que le fomentó en las artes, Francisco J. Santamaría logra incorporarse finalmente en su juventud al Instituto Juárez, graduándose honorablemente con la profesión de abogado. En el ámbito legal, fue un destacado hombre, debido a la elocuencia de sus palabras y que se ganó el mote de Juez Lince, como refiere el licenciado Belisario Colorado Jr.

Sin embargo, ejerciendo su carrera como litigante, el tiempo le bastó para dejar espacio a la poesía y narrativa, que tanto nos plasma la mezcla de sentimientos que Santamaría tiene acerca de su tierra natal, el bello Tabasco. Quizás la más basta obra de Santamaría, y la que culturalmente tiene más trascendencia, es el Diccionario de Mejicanismos que logró compilar hasta fechas cercanas a su muerte, el 1° de Marzo de 1963. ¡Que tristeza lloró tu tierra aquél día!

Perteneciente a una generación revolucionaria, el maestro Santamaría padeció el destierro provocado por sus ideales antirreeleccionistas, durante el segundo lustro de la década de 1920. Al regresar a su amada tierra, el ilustre personaje logra incorporarse a las filas del congreso local, donde logró imponer su presencia, y que finalmente le otorgaron la gubernatura del estado en el sexenio de 1946 a 1952, y donde puso en marcha su ambición por reconstruir al estado desde los cimientos a través de la cultura. De intereses pacifistas, y sin buscar incidentes que amedrentaran conflicto, Santamaría congregó a sus opositores políticos y los incorporó a su proyecto estatal, de manera que en el estado sólo se dedicara el tiempo a trabajar.

Uno de los primeros objetivos de su gobierno, fue el de la reforma educativa, que impulsó a través de la construcción de mayores espacios y que incluía la mejora de los planes de estudio, como fue el caso del célebre Instituto Juárez que había iniciado su decadencia por la falta de alumnos, que si bien se iban a estudiar a otro lugar, ya no regresaban para prestar sus servicios a la comunidad tabasqueña. Y que orgullo debe de sentir uno como estudiante de la Universidad Juárez Autónoma

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