Constitucionalismo Antiguo Medieval Y Moderno
Enviado por debis • 27 de Febrero de 2013 • 1.133 Palabras (5 Páginas) • 1.350 Visitas
Es un gran honor haber sido invitado a dar esta conferencia de inauguración de las jornadas que organiza el Senado de España para conmemorar los 25 años de la aprobación de la Constitución de 1978. Debo reconocer, sin embargo, que para mí se trata de un honor inesperado. No soy un especialista ni en constitucionalismo ni en la historia de las constituciones españolas, y para colmo vengo de un país que se enorgullece de no haber tenido nunca una constitución escrita. Así pues, parece que hay buenas razones para pensar que no soy la persona apropiada para hablar hoy ante esta audiencia. No obstante, cuando el presidente del Senado tuvo la amabilidad de invitarme, me explicó que la intención primordial era enriquecer el debate interno sobre la Constitución con los puntos de vista de miembros de la comunidad académica e intelectual de fuera de España. Hablo, por tanto, como otros lo harán hoy, desde la posición privilegiada de un observador, privilegiada pero no indiferente, pues nace de un profundo amor a España, alimentado por medio siglo de estrecho contacto con el país y de un largo e intenso interés en su historia y cultura.
Supongo que como historiador mi tarea aquí es situar la Constitución de 1978, y la España moderna y democrática que tanto ha contribuido a crear, en el contexto de la larga trayectoria de la historia hispana tal como la comprendo. Pero como historiador que ha sido testigo presencial de la transformación que ha experimentado este país y su estatus internacional durante el último cuarto de siglo, no puedo pretender ser del todo imparcial en mis reflexiones sobre la Constitución y su impacto. La España que encontré por primera vez a principios de los años cincuenta era un país triste, aislado y empobrecido, aún traumatizado por la guerra civil y sus secuelas, un país donde la libertad de expresión estaba amordazada y la diversidad regional estaba sujeta por la camisa de fuerza impuesta por un estado centralizador con una ideología política rígida y estrecha.
Para quienes venimos de fuera, quizás incluso más que para los mismos españoles, la transformación ocurrida desde entonces parece poco menos que un milagro. Ésta es una sociedad que ha pasado de la miseria a un alto nivel de prosperidad, de la dictadura a la democracia y la monarquía constitucional, de la uniformidad centralista a la aceptación del pluralismo, del dogmatismo a la tolerancia, y del aislamiento internacional a la influencia en el mundo. Y durante este proceso de transformación masiva se ha logrado mantener consistentemente un alto grado de estabilidad social y política. Es posible que la mentalidad colectiva del país no haya marchado al paso de los cambios sociales, políticos y económicos de las dos o tres últimas décadas. La historia de España ha sido concebida tan a menudo en términos de fracaso que resulta difícil para los españoles aceptar el éxito. Sin embargo, me parece que poco a poco las actitudes están cambiando y que una nueva generación se está liberando del peso agobiante del pasado.
Los historiadores del futuro encontrarán muchas explicaciones para el milagro español de finales del siglo xx , explicaciones que concederán su debida importancia al papel de figuras individuales, comenzando por Su Majestad el Rey, al empeño colectivo en evitar los horrores de nuevos conflictos civiles, y a la actuación de potentes fuerzas generadoras de cambio económico y social tanto dentro de España como en todo el mundo. Cualquiera que sea
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