DIGNIDAD Y DERECHOS DE LA PERSONA HUMANA
Enviado por celestinaria • 17 de Septiembre de 2013 • 4.906 Palabras (20 Páginas) • 623 Visitas
Capítulo II
DIGNIDAD Y DERECHOS DE LA PERSONA HUMANA
La trama y en cierto modo la guía de toda la doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepción de la persona humana y w valor único, propio de su dignidad incomparable . No podría ser de otro modo teniendo en cuenta el mandamiento del amor al prójimo: «Ama a tu prójimo como a ti mismo », el cual incluye y «expresa precisamente la singular dignidad de la persona humana . Por ello, la DSI afirma, como principio fundamental, que «el ser humano tiene la dignidad de persona» , desde su concepción hasta su muerte . En consecuencia, «en toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dorada de inteligencia y de libre albedrío» .
No sólo en el ámbito teórico, sino también en la práctica, el Magisterio social de la Iglesia, ha impulsado la actuación de muchos, ya individualmente o coordinados en grupos, asociaciones y organizaciones, constituyéndose como un gran movimiento para la defensa de la persona humana y para la tutela de su dignidad y derechos. De este modo, en diversas situaciones históricas, los cristianos han contribuido junto con otras personas a construir una sociedad más justa o, al menos, a poner barreras y límites a la injusticia.
Fundamentos filosóficos y teológicos de la dignidad humana
El reconocimiento de la dignidad de toda persona humana y su centralidad en la vida social es compartida por muchos no creyentes. Es un concepto clave en la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU (1948) y de otros importantes textos internacionales de derechos humanos, al tiempo que está recogido en las ordenaciones constitucionales de muchos países. Sin embargo, no todos los que reconocen la dignidad de la persona coinciden en su fundamento. Algunos lo aceptan, sin más, o les parece evidente. Otros, en cambio, tratan de buscar fundamentos filosóficos o teológicos. La DSI basa la dignidad de la persona en tres tipos de argumentos que resumimos a continuación.
Fundamentos filosóficos
En el lenguaje habitual designamos como persona a todo individuo humano, varón o mujer. Aunque, de ordinario, no se hagan mayores consideraciones, en el concepto de persona se encierra una enorme riqueza. Persona es un ser único, singular, irrepetible, dotado de dignidad.
El propio lenguaje, sin ser definitivo, pone de manifiesto el valor inconmensurable asociado al concepto de persona. Se oye: «no hay derecho a que nos traten de un modo tan inhumano: ¡somos personas!». Preguntamos si hay «alguien» cuando esperamos respuesta de alguna persona. Y es que las personas son «alguien» y no «algo». Tratar a una persona como «algo» es darle la consideración de una cosa, es «cosificarla». En cierro modo, al hablar de persona ya indicamos dignidad y dignidad denota excelencia, algo valioso en sí mismo.
Profundizando un poco más, y siguiendo una clásica definición propuesta por el filósofo Boecio, persona es «una sustancia individual de naturaleza racional» o, dicho más brevemente, persona es «un sujeto racional».
La condición de sujeto racional, y por tanto de persona, es propia de todo ser humano y no se pierde aunque no se ejercite la racionalidad. También son personas los disminuidos psíquicos, los niños no nacidos, los ancianos o los enfermos que han perdido el uso de razón y, por supuesto, cualquier hombre que no ejercite la razón porque duerme o está inconsciente por cualquier otra causa. Persona es, pues, todo ser humano desde la concepción hasta la muerte .
Dicho de otro modo, se puede ser mejor persona si uno adquiere cualidades morales, pero no se puede ser más persona. Cualquier otra consideración, como grado de desarrollo, estado de salud, inteligencia, nivel cultural, raza, sexo, etnia o religión es accidental con relación a la condición de persona.
Ser un sujeto racional significa estar dotado de razón y de libertad. La razón proporciona a la persona capacidad para conocer el mundo que le rodea, más allá de lo puramente sensible, captando la esencia de las cosas. El ser humano razona sobre las causas y el significado de los seres y de los acontecimientos.
Reflexiona acerca de uno mismo y, en alguna medida, llega al propio conocimiento. Con su razón, busca la verdad y, a través de esta búsqueda, tiene capacidad de descubrir al Creador, autor último de todas las cosas.
La libertad proporciona dominio sobre los propios actos. Porque tiene voluntad libre, el hombre se autodetermina a actuar y a dirigirse al bien por sí mismo. La libertad da capacidad de amar con amor humano; no sólo por impulsos emocionales, sino por el conocimiento del bien que reconoce en el otro por la razón.
El hombre puede amar y entrar en comunión con otras personas, en unión de voluntades, gracias a su capacidad de conocer a las personas más allá de sus apariencias y de unirse a ellas con amor de autodonación. El conocimiento de Dios le lleva a amarlo como Bien Supremo y a vivir en comunión con Él.
La razón y la voluntad denotan la existencia de un principio espiritual que tradicionalmente se llama alma. El alma designa lo que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él. El alma, por ser espiritual, es también inmortal . El alma humana, esto es, su espíritu, da la hombre una gran dignidad. «Por su interioridad, el ser humano es superior al universo material ».
Alma y cuerpo forman una profunda unidad (una «unidad substancial»). Gracias al alma espiritual, la materia que integra al cuerpo es un cuerpo humano y viviente y, por tanto, también el cuerpo participa de la dignidad de persona. «En la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una síntesis del universo material, el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza la voz para la libre alabanza del Creador»
El origen y la condición del hombre revelado en el misterio de la Creación
Los argumentos filosóficos sobre la dignidad humana se amplían notablemente desde la fe cristiana. En primer lugar, por el origen y la condición del hombre revelado en el misterio de la Creación. La Biblia enseña que el hombre —varón y mujer— ha sido creado por Dios, a su imagen y semejanza , con capacidad para conocer y amar a su Creador . Toda la creación material es puesta por Dios bajo el dominio del hombre . De este modo, el ser humano ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios . Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a
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