De Apostoles A Agentes De Cambio
Enviado por ClauJmz • 4 de Febrero de 2013 • 3.184 Palabras (13 Páginas) • 1.175 Visitas
Capítulo III: La Iglesia Católica y la formación de las primeras escuelas de Servicio Social en América Latina.
Formación profesional e Iglesia en Chile: El caso de las primeras Escuelas
En los años 20’s aparecen nuevos grupos sociales en Chile que son resultado de profundos cambios en la economía del país. Se da un cambio en el sistema político que está orientado a la democratización del país y la elevación de las condiciones de vida de los sectores que pugnan por un espacio de acción para su desarrollo autónomo y la institucionalización de las demandas. En el año de 1920, Arturo Alessandri encabezo un movimiento reformista con el cual el país abrió espacio para que diversas demandas obreras quedaran incorporadas al Estado. Alessandri logro en 1921 que el código del Estado quedara comprometido a regular las relaciones de trabajo, quedando consagrado el derecho de protesta.
Por lo tanto, la década de los 20 quedo marcada como un periodo de severa crisis institucional y continuas protestas; todo este periodo de cambios orientados a la reorganización de la base productiva del país y a la alteración de las relaciones entre las clases sociales.
En el año de 1925 se fundó en Chile la primera escuela de Trabajo Social en donde estaba involucrada principalmente la clase obrera y otros sectores populares. La legislación obligaba a que desde el Estado se buscaran las respuestas a los apremiantes problemas de seguridad social, vivienda, condiciones de trabajo, salud pública y salarial que la clase obrera planteaba. Después se fundó la Escuela Elvira Matte de Cruchaga, así como la escuela fundada por el Dr. Alejandro del Rio, la cual tenía un origen mas litigado al estado. En el año de 1924 la legislación aprobada puso a flore de piel distintas exigencias de adecuación de las entidades estatales frente a las múltiples demandas. Se aprobaron las leyes de previsión social, seguro obrero obligatorio, leyes sobre habitación obrera, derecho de huelga, sindicalización legal y protección en el trabajo de niños y mujeres. Es aquí donde se plantearon las necesidades de adecuación de los aparatos estatales que pudieran atender el crecimiento de la ingerencia estatal en el campo de asistencia social.
Respecto a las primeras escuelas de Servicio Social se inscribe en una etapa de aguda lucha de clases, de incansable combatividad obrera, de serias dificultades fiscales y de crisis en el Estado para la elaboración de un definido proyecto de las clases dominantes.
La primera escuela católica chilena de Servicio Social
La Escuela Elvira Matte de Cruchaga en 1929 obedeció al interés de la Iglesia por forjar un centro católico ortodoxo de formación de agentes sociales adecuados a los cambios que sufría la sociedad chilena, buscando la respuesta a los estímulos concretos y prácticos que le imponía la lucha de clases y la estrategia de continentalizacion de la influencia católica en la creación de escuelas de trabajo social.
La formación de la escuela EMC está involucrada en el contexto de los intereses globales de la Iglesia católica que procuraba colocarse a la cabeza del conjunto del movimiento intelectual para recuperar la moral de la sociedad. Por más que el perfil original de la profesión, estuviera situado con base a la doctrina católica, su labor tenía un marco de acción bastante limitado ya que se situaba en los contornos de la profesión médica.
La escuela tenía como propósito “…la formación de visitadores sociales católicas que desarrollen sus actividades a base de una verdadera caridad cristiana; visitadoras que cuiden no solo del aspecto material de sus asistidos, sino que se dediquen con amor a cuidar también sus almas. Basándose en estos principios, la Escuela concibe el trabajo social más bien como una vocación que como una simple profesión, para la cual tan necesarios son los conocimientos técnicos, como el amor del que se da. Por lo tanto, el fin anhelado por la Escuela es conseguir formas visitadoras que donde vayan lleven paz, irradien alegría, den seguridad y confianza, inclinando su corazón hacia todos los que necesitan ser ayudados y reclaman una mano que los guie; ellas han de ser las más alegres, las más amplias y comprensivas, las más inteligentes y las más amables de todas las mujeres que se dedican al trabajo; han de ser sanas de alma y cuerpo puesto que deberán comunicar esta salud y esta fuerza a los que nunca las tuvieron, o a los que se ven privados de ellas por las vicisitudes de la vida.”
La EMC significo un centro de educación especializada que definió su fisonomía desde el interior del Servicio Social y donde miembros conspicuos de la burguesía pudieron dar a conocer sus convicciones doctrinarias. Existía un lazo entre la Escuela y la jerarquía eclesiástica que era sumamente estrecho, al punto que sería difícil trazar una línea que los dividiera. La creación de la EMC estaba vinculada a la influencia internacional, la cual fue provista por la Iglesia ya que era la única que tenía ese poder, al lado de la cual se condensan múltiples elementos de una estrategia que trasciende largamente las fronteras de los propósitos específicos para los que fue creada. El rol por parte de la Iglesia logro el fortalecimiento de una tendencia a través de la expansión de una “ideología profesional” en función de la cual se produjeron múltiples intercambios.
La formación de la Visitadora Social en la Escuela Elvira Matte de Cruchaga
El sustento principal de Servicio Social estaba en solida formación con lo profesional, se planteo la combinación de dos factores: los antecedentes del postulante y la formación impartida durante la carrera; y es por eso que se establecieron rigurosos requisitos para la admisión de las alumnas:
• Haber cumplido 21 años y no más de 35 años.
• Certificado médico que acredite buena salud
• Antecedentes de honorabilidad y recomendación del párroco.
• Haber cursado humanidades completas con buenos certificados.
• Redactar una breve reseña personal manuscrita sobre su vida y actividades anteriores.
• Pagos por derechos de matrícula.
• Solida educación religiosa.
Todos estos requisitos normalmente eran cumplidos por las mujeres de sociedad.
También se elaboro un plan de estudios de tres años de duración que se turnaba con cursos teóricos y actividades practicas; los dos primeros años en los semestres de invierno se daban los estudios teóricos y por el verano las practicas. Para el tercer año se llevaba al trabajo práctico y a la preparación de la tesis para optar por el titulo de Visitadora Social. Los cursos que fundamentaban esta educación eran los siguientes: religión, psicología, sociología y economía social, asistencia
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