Debates Republicanos Del Siglo XIX

Ensayo de los debates republicanos en Chile. Siglo XIX

En este ensayo sobre los debates republicanos del siglo XIX, intentare analizar, los diversos catecismos y proclamas que surgieron en pleno proceso de la independencia de Chile. Dentro de este contexto es donde nacen las nuevas propuestas políticas para enfrentar el devenir de esta nueva nación independiente.

En el Catecismo político cristiano, dispuesto para instrucción de la juventud de los pueblos de la América Meridional de José Amor de la Patria (1810) nos encontramos que este abre su libro con la frase “La instrucción de la juventud es una de las bases mas esenciales de la sociedad humana; sin ella los pueblos son bárbaros y esclavos y cargan eternamente el yugo de la servidumbre”. Se entiende que el autor tiene claro que los nuevos aires políticos requieren de una nueva manera de instruir a la juventud, en relación al nuevo régimen que se quiere instalar. La instrucción tiene como objetivo principal, detallar las virtudes de un régimen republicano, el cual es democrático y donde el pueblo es el soberano, y donde existirá la libertad para poder elegir sus propios gobernantes. Para que estas nuevas ideas tengan aun mejor resultado el autor culpa de todos los males de la humanidad, al Despotismo y a las Monarquías, argumentando que en estos regimenes el Rey es todo y los demás hombres no son nada.

Esta manera de ver la política, es influenciada claramente por una vertiente filosófica europea, ya que dentro de las elites de este tiempo, es común ir a estudiar a Europa donde se impregnan de estas nuevas ideas, para luego regresar a implementarlas a América Latina.

En la proclama de Quirino Lemáchez, escrita por Camilo Henríquez en el año 1811, se puede apreciar claramente la influencia del movimiento de la ilustración, donde términos como libertad y humanidad son acuñados permanentemente para engrandecer la figura de la razón entre los hombres y de esta manera arengar a al “pueblo de Chile” a que pudiera instaurar una Republica, esto queda de manifiesto en el siguiente extracto.

“Estaba, pues, escrito ¡oh pueblos!, en los libro de los eternos destinos, que fueseis libres y venturosos por la influencia de una Constitución vigorosa y un código de leyes sabias; que tuvieseis un tiempo, como lo han tenido y tendrán todas las naciones, de esplendor y grandeza; que ocupáis un lugar ilustre en la historia del mundo, y que dijese algún día: la Republica, la potencia de Chile, la majestad del pueblo chileno”.

Imagino que términos como esplendor y grandeza, deben haber estimulado bastante al “pueblo” de esa época, que no era otra cosa que las elites dominantes de esta angosta faja de tierra. Estas ideas encajaban muy bien en la realidad nacional, ya que era tiempo de desligarse de ese gobierno tan lejano, que ponía demasiadas trabas para poder ejercer el comercio libremente desde los puertos en tierras chilenas.

Ahora ya en 1813 Camilo Henriquez escribe el Catecismo de los patriotas, donde hace hincapié en la importancia de la patria, nombrándola como una familia, incluso más importante que nuestra propia familia, con esto desarrolla un sentido de pertenencia a este territorio, en donde el “pueblo”

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