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Del Espiritu De Las Leyes


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2011  •  734 Palabras (3 Páginas)  •  898 Visitas

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Libro I: De las leyes en general.

De las leyes, en sus relaciones con diversos seres.

Las leyes en su más extenso significado, son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas; y, en este sentido, todos los seres tienen sus leyes: la divinidad, el mundo material, las inteligencias superiores al hombre, los brutos y los hombres. Estas reglas son una relación establecida constantemente ya que cada diversidad es uniformidad y cada cambio es constancia.

El hombre, como ser físico, es, como los demás cuerpos, gobernado por las leyes invariables; como ser inteligente viola sin cesar las leyes que Dios ha establecido y cambia las que el mismo estableció. Hace falta que se conduzca y, sin embargo, es un ser limitado; está sujeto a la ignorancia y al error, como todas las inteligencias finitas; incluso pierde los débiles conocimientos que posee. Como criatura sensible se encuentra sometido a mil pasiones; semejante ser podía olvidar a Dios en todo instante. Dios se lo recuerda por las leyes de la religión; semejante ser podía olvidarse en todo instante de sí mismo; los filósofos le han recordado por las leyes de la moral: hecho para vivir en sociedad podía olvidar a los demás; los legisladores le han hecho entrar en sus deberes por las leyes políticas y civiles.

Las leyes de la naturaleza.

Antes que todas las leyes están las naturales, así llamadas porque se derivan únicamente de la constitución de nuestro ser. Para conocerlas bien ha de considerarse al hombre antes de existir las sociedades. Las leyes que en tal estado rigieran para el hombre, esas son las leyes de la naturaleza.

La ley que imprimiendo en nosotros la idea de un creador nos lleva hacia él, es la primera, por su importancia pero no por el orden. El hombre en su estado natural tendría la facultad de conocer, pero no conocimientos. Es claro que sus primeras ideas no serían ideas especulativas. Pensaría en la conservación. Un hombre así sólo sería consciente, al principio de su debilidad; su timidez sería extremada. En estas condiciones cada uno se sentiría inferior a los demás o, todo lo demás de tal manera que nadie intentaría atacar a otro. La paz sería, pues, la primera ley natural.

Al sentimiento de su debilidad uniría el sentimiento de sus necesidades, y, así, otra ley natural sería la que le inspirase la búsqueda de alimentos, el temor, el placer y la atracción. El conocimiento constituiría la tercera. Y el deseo de vivir en sociedad es la cuarta ley natural.

De las leyes positivas.

Tan luego como los hombres empiezan a vivir en sociedad, pierden el sentimiento de su flaqueza; pero entonces concluye entre ellos la igualdad y empieza el estado de guerra.

Cada sociedad particular llega a comprender su fuerza; esto produce un estado de guerra de nación

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