Derecho Agrario Mexicano En La Revolucion

Durante la reforma en el siglo XIX prácticamente no se afectaron los intereses de los grandes terratenientes, ya que esta se agrupó en torno a la desamortización de los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas, incluidos ayuntamientos y comunidades, más aún con la nacionalización de los bienes del clero incrementó la concentración de tierras en manos de los particulares.

En el Porfiriato continuó y aumentó la concentración de enormes extensiones de tierra debido al establecimiento de la Ley de Terrenos Baldíos y la intervención de las Compañías Deslindadoras de los mismos. Se consideraron como tierras desocupadas e improductivas principalmente a las tierras comunales pertenecientes a los pueblos, así estos fueron despojados de sus propios y arbitrios.

Sin embargo, posteriormente las demandas de los pueblos al respecto, y en general las reivindicaciones sociales se centralizaron hacia las haciendas, por ser estas las que habían conformado la base no sólo de la producción básica como los alimentos, sino de la mayor parte de la producción que favoreció el desarrollo capitalista durante este periodo, de esta forma la hacienda fue también la base de la ordenación social.

Al comenzar la revolución, Francisco I. Madero concentró sus esfuerzos en el cambio político realmente, y no en el social, si bien en el Plan de San Luis incluyó en el artículo 3º la restitución de tierras, en realidad sólo buscó ampliar su legitimidad sobre la base social, ya que al hacerlo la mayor parte de la población eminentemente campesina, seguiría su movimiento.

Ya como presidente, Madero continuó con la lógica capitalista sobre la tenencia de la tierra, por ejemplo, el 27 de junio de 1912 escribió para el periódico El imparcial: “Una cosa es crear la pequeña propiedad por medio de un esfuerzo constante y otra es repartir propiedades, lo cual nunca he pensado ni ofrecido en ninguno de mis discursos y proclamas.”

Cabe señalar que cuando los campesinos zapatistas solicitaron Tribunales Especiales para el tratamiento de los problemas agrarios se implicó el rompimiento con el régimen jurídico anterior y con esto se propuso el cambio de sistemas; de estructuras económicas en el régimen de tenencia y explotación de la tierra. Implicó también una legislación especializada que propuso fundamentalmente el establecimiento del Derecho Social.

Tras la muerte de Madero, las negociaciones entre los agrarista del sur y los constitucionalistas del norte se vieron estancadas desde el comienzo en agosto de 1914, ya que los zapatistas se mostraron intransigentes al demandar la absoluta sumisión de los constitucionalistas al Plan de Ayala.

Por su parte, Emiliano Zapata entendería el Problema Agrario como el problema fundamental de todo el proyecto nacional, su obstinación durante toda la revolución prácticamente se constituyó en una revolución dentro de la misma

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