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Dictadura Militar En Chile


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  3.081 Palabras (13 Páginas)  •  728 Visitas

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Golpe o Pronunciamiento?

Ha transcurrido más de una década desde el retorno de la democracia a nuestro país, y los chilenos aún no

somos capaces de escribir nuestra historia.

Las heridas aún están y es imposible evitar despertar sentimientos al tocar el tema.

En este ensayo no pretendo dar mi opinión acerca de uno de los períodos más importantes y trascendentales de

la historia de nuestro país. Esto sería una falta de criterio de mi parte, porque no fui testigo de los hechos y

sólo sé lo que me han dicho terceras personas, cada uno con su propia visión de los acontecimientos, que no

siempre es la verdadera. Pero ¿puede haber una opinión objetiva al respecto?

El objetivo principal de este ensayo es mostrar alguna de esas versiones con respecto al Régimen Militar. Las

opiniones van desde la razón del golpe, hasta las medidas tomadas durante el Gobierno del Gral. Augusto

Pinochet Ugarte

En estas páginas quisiera recordar esta etapa, quisiera darle una mirada a ambos lados de la historia. Poder

determinar un lado correcto y uno incorrecto sería mucho pedir. Me conformo con poder analizar de manera

objetiva y tener la posibilidad de reconocer los aspectos positivos y negativos de cada una de las partes.

Espero, después de este análisis, poder formarme una opinión más fundamentada e instruida al respecto. De

esta forma añoro poder hablar con conocimiento de causa de un tema que, en la mayoría de los casos,

envuelve más pasión y emociones que sangre fría.

Desde antes de asumir la presidencia, el gobierno de Salvador Allende estuvo marcada por un halo trágico. No

sólo era la cuarta vez consecutiva que se presentaba a las elecciones presidenciales, sino que, la única vez que

logró la mayoría de los votos (y con esto el cargo de presidente) fue con apenas un tercio de la población. A

esto se le sumaba el hecho de que la clase que lo apoyaba no era la más influyente política ni

económicamente.

Con todos estos datos se podía predecir que la cuesta no se le haría fácil al líder comunista. Debería

enfrentarse a dos tercios del país que eran opositores a su postura, entre los cuales se contaban los personajes

más destacados e influyentes de la sociedad.

Como si esto fuera poco, contaba con un temible y poderoso enemigo: Estados Unidos. En plena guerra fría,

la potencia norteamericana consideraba un riesgo considerable un gobierno marxista elegido

democráticamente. Por ello creó una operación, llamada Proyecto Fulbert, que tenía como única misión

derrocar y hundir al Gobierno comunista emergente en Chile.

La historia cuenta que Fidel Castro había aconsejado a su amigo Salvador Allende que estuviera en buen pie

con las Fuerzas Armadas, pues ya eran conocidos los casos donde éstas habían derrocado gobiernos en

muchas partes del mundo, e, incluso en Chile mismo, en los tiempos del General Carlos Ibáñez del Campo. Es

por eso que el socialista nombró como Ministro del Interior al entonces comandante en jefe del ejército,

Carlos Prats. Dado que este no era en absoluto indicado para el cargo − imposible no recordar su ataque de ira

en plena costanera cuando disparó al aire a raíz de la protesta de algunas personas en la calle − se vio en la

obligación de renunciar, no sólo al Ministerio, sino a la Comandancia también. Allende necesitaba a alguien

de confianza en el puesto, a alguien que no fuera a traicionarlo bajo ningún motivo. Entonces se fijó en

Augusto Pinochet Ugarte, un militar que se caracterizaba por su bajo perfil político.

Durante el gobierno del abanderado de la Unión Popular, el país se sumergió en la, probablemente, peor crisis de su historia, al menos desde los tiempos de la Anarquía en el siglo XIX. Si bien había logrado que el

Congreso, por unanimidad, legislara sobre la nacionalización del Cobre y había logrado acelerar la repartición de tierras conforme a la Reforma Agraria, el país estaba hecho un caos. La confusión y la desorganización

regían el país aún más que el propio gobierno. La población ya empezaba a impacientarse ante las volubles

políticas del gabinete de Allende y las amenazas de quiebre eran cada día más evidentes, en especial las

generadas dentro de la sociedad que se encontraba en una crisis de identidad que le impedía a la población

sentirse apegada a algún tipo de ideal.

Entre las causas de la caída del Gobierno de Allende destacan: El Mínimo consenso entre la sociedad chilena.

El país se encontraba dividido. El único punto en común era que todos deseaban que el presidente fuera

elegido de manera democrática. Nada más. En todo otro orden de decisiones reinaba el caos, Vicios de los

partidos políticos. Los partidos habían ido perdiendo credibilidad, ética y entereza. Esto se debía a la falta de

democracia dentro de ellos mismos; a la intromisión de dichos partidos en el Gobierno, lo que traía constantes

conflictos entre ellos y el Presidente; problemas de financiamiento, lo que hizo que estos perdieran su interés

político para enfocarse en uno económico y la gran ideologización que tuvieron, la que, en algunos casos, los

volvió extremistas. La gran crisis económica que reinaba en el país legada por el Presidente Frei Montalva. El

país estaba sumido en una gran miseria, la pobreza alcanzaba límites impensables. Crisis de la educación.

Hubo una baja brutal en la calidad de la educación, sobre todo en la básica, que es la única que recibía y

recibe gran parte de los chilenos. Entre 1964 y 1973 la cantidad de alumnos aumentó considerablemente, pero

no así los fondos destinados para la educación. La consecuencia lógica fue la ya mencionada. Falta de

recursos básicos. Para el último período del Gobierno de Allende la situación se estaba haciendo insostenible.

La población debía hacer inmensas colas para conseguir elementos básicos, tales como jabón, pasta dental o

papel higiénico.

El descontento de la población era evidente. Todos los hechos anteriores crearon un serio sentimiento de

disconformidad y un ambiente de tensión dentro del país de manera considerable.

La gente llamaba al pronunciamiento militar. Era casi pan de cada día ver a grupos de personas,

principalmente mujeres, batiendo cacerolas o lanzando maíz a los militares (con esto intentaban tildarlos de

gallinas), incitándolos a tomar cartas en el asunto.

Días Antes del pronunciamiento, la situación

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