Dido Y Eneas

El espacio que se describe cuando Eneas y Dido van al Monte para cazar se relaciona bastante con las pasiones desenfrenadas que tiempo después se desencadenarán al saber que su amado se va a otras tierras.

Juno desata en aquel momento una lluvia tremenda con granizo, hace temblar los truenos del firmamento mientras Dido y Eneas recorren en monte. Con este mal temporal, los acompañantes de éstos huirán propiciando así dejar a Dido y Eneas refugiarse solos en una cueva tal como lo había planeado la diosa Juno.

El cielo se revuelve, los animales asustados del monte huyen buscando refugio. Mientras Eneas y Dido se encuentran en una cueva resguardándose también por tan grande y furiosa tempestad.

En ese día empezaría la tortura para Dido ya que se enamora más del troyano y ya no oculta su amor desmesurado, no le importa lo que se diga de ella. Se aman durante un tiempo pero después por mandato de Júpiter Eneas debe ir a la misión de fundar un nuevo pueblo fuera de Cartago. Con esta noticia Dido casi se vuelve loca, su ira se asemeja a la primera noche que estuvo con Eneas cuando los vientos amenazaban con miedo, como la actitud de Dido pues busca de manera desenfrenada la forma de quitarse la vida, su hermana asustada trata de disuadir el intento de ésta aunque no lo logra.

El espacio acomodado al antojo de Juno y el capricho por juntar a Dido con Eneas desencadenó el triste final de esta enamorada que no sabe cómo manejar su pathos que la lleva a cometer locuras ya que no logra controlar sus pasiones, la pasión extrema que siente por Eneas y que la conduce al deceso.

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