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Traducción Dido


Enviado por   •  29 de Diciembre de 2013  •  778 Palabras (4 Páginas)  •  305 Visitas

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En medio del bosque se le presentó su madre con los rasgos

y el aspecto de una doncella, y con las armas de una doncella 315

espartana, cual fatiga la tracia a sus caballos

Harpálice, o al Hebro alado sobrepasa corriendo;

pues presto el arco lo llevaba colgado de sus hombros

según la costumbre de caza y dejaba flotar al viento sus cabellos,

desnuda la rodilla y la ropa suelta recogida en un nudo. 320

Y habló la primera: «¡Eh, jóvenes! Decidme si de las mías

habéis visto a alguna, de mis hermanas, vagando por aquí

con la aljaba y con la piel de lince llena de manchas,

o siguiendo a gritos la carrera de un jabalí espumante.»

Así Venus, y así de Venus el hijo comenzó por su parte: 325

«Ni hemos oído ni hemos visto a ninguna de tus hermanas.

¿Cómo he de llamarte, muchacha?, pues no tienes cara

de mortal ni suena tu voz como la de los hombres, oh diosa sin duda

(¿quizá hermana de Febo o una de la sangre de las Ninfas?).

Sé feliz y ojalá, seas quien seas, alivies nuestra carga 330

y nos digas por fin bajo qué cielo, a qué lugar del mundo

hemos ido a parar. Ignorantes del lugar y de sus hombres

vagamos, por el viento y el vasto oleaje aquí arrojados.

Hará caer nuestra diestra muchas víctimas ante tus altares.»

Venus entonces: «En verdad no me creo digna de tales honores. 335

Llevar aljaba es costumbre de las muchachas de Tiro

y anudar en alto sus piernas a coturnos de púrpura.

Tierra de púnicos es la que ves, tirios y la ciudad de Agénor,

y las fronteras con los libios, pueblo terrible en la guerra.

Tiene el mando Dido, de su ciudad tiria escapada 340

huyendo de su hermano. Larga es la ofensa, largos

los avatares; mas seguiré lo más sobresaliente de la historia.

De ésta el esposo era Siqueo, el hombre más rico en oro

de los fenicios, y lo amó la infeliz con amor sin medida,

desde que su padre la entregara sin mancha y la uniera con él en primeros

auspicios. Pero el poder en Tiro lo ostentaba su hermano

Pigmalión, terrible más que todos los otros por sus crímenes.

Y vino a ponerse entre ambos la locura. Éste a Siqueo,

impío ante las aras y ciego de pasión por el oro,

sorprende a escondidas con su espada, sin cuidarse 350

del amor de su hermana; su acción ocultó por mucho tiempo

y con mentiras y esperanzas vanas engañó a la amante afligida.

Pero en sueños se le presentó el propio fantasma de su insepulto

esposo, con los rasgos asombrosamente pálidos;

las aras crueles descubrió y el pecho por el hierro 355

atravesado, y desveló todo el crimen secreto de su casa.

La anima luego a

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