Diferencias y similitudes entre el gobierno K y el de Menem
Enviado por chonita3865 • 6 de Junio de 2016 • Monografía • 4.197 Palabras (17 Páginas) • 415 Visitas
Introducción
A lo largo de este trabajo se expondrán y compararán, a través del artículo del diario La Nación: “Axel Kicillof: "Néstor Kirchner sacó a la Argentina del pozo donde la había tirado el neoliberalismo"” publicado el 21 de octubre de 2015, las medidas económicas pertenecientes a dos modelos: Justicialista (Gobierno Kirchnerista) y Aperturismo (Gobierno Menemista).
Carlos Saúl Menem asumió su gobierno en mayo de 1989 a partir de la concreción de dos promesas de campaña: el “salariazo” y la “revolución productiva”. Menem enunció las claves de su nueva política mediante lo que dio en llamar “economía popular de mercado”, que consistió en el fin del intervencionismo estatal, la privatización de las empresas públicas, el ajuste fiscal y la liberalización comercial. Ese programa reformista era, en realidad, la continuación de la política económica que durante la dictadura militar había llevado adelante el ministro de economía José Alfredo Martínez de Hoz.
En el año 2003 se dará inicio a la era Kirchnerista, que, en contraste con la década anterior, propuso diversas medidas similares al primer gobierno de Juan Domingo Perón. Algunas de éstas correspondieron al pleno empleo, estatizaciones de empresas, sustitución de importaciones y gasto público.
Década Menemista
El 8 de julio de 1989 Carlos Saúl Menem se consagró como Presidente de la República Argentina a través del Frente Justicialista Popular con el 49,35% de los votos, contra el radical Eduardo Angeloz.
El presidente electo se mantuvo en el poder por diez años, ya que, en 1994, se modificó la Constitución Nacional con el fin de posibilitar la reelección del presidente mandatario por una sola vez consecutiva.
Durante los primeros años de su gobierno se ensayaron diversos lineamientos de políticas públicas, aunque sin mucho éxito, para controlar la inflación que había en el país.
Al asumir se encontró con una economía en descomposición, con hiperinflación y una abundante deuda externa. El programa populista que había expresado durante tu campaña fue reemplazado por un programa de ajuste de carácter liberal.
Redefinió el papel del Estado, reduciéndolo a un Estado mínimo, dejando al mercado como asignador de recursos. Promovió el achicamiento de la administración estatal y abandonó el modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Llevó adelante un proceso de privatización de empresas estatales, delegó diferentes funciones a las provincias y reformó la estructura tributaria, siguiendo al pie de la letra los consejos del Consenso de Washington.
Junto con Domingo Cavallo “consolidaron el proceso de acumulación capitalista prebendario de la burguesía transnacional y la destrucción final del proyecto final de industrialización”[1]
En 1991 fue aprobada la Ley de Convertibilidad monetaria, la cual establecía igual valor del peso con el dólar y prohibía la emisión monetaria sin el respaldo de divisas en las reservas del Banco Central. También, este plan, “que se afianza a una estrategia de desarrollo nítida en sus objetivos y en sus medios de implementación, la que, en el plano económico, retomó el modelo aperturista del gobierno militar, pero en este período con un éxito notable en el control de la inflación y en el crecimiento del producto bruto nacional”[2]. Si bien es cierto que esto en principio sirvió para combatir la inflación, el “uno a uno” trajo consigo una gran recesión, el incremento de la desigualdad y la desocupación.
“Después de 1991, hubo un acentuado crecimiento de la economía que se frenó durante los años 1993-1994 (por efecto de la crisis mexicana), el que se retomó firmemente desde 1995 a 1997 y entró en aguda recesión en 1998 (sin interrupción hasta el año 2002)”[3]
Simultáneamente se lanzó un plan de privatizaciones de industrias y servicios públicos de propiedad estatal como, por ejemplo: empresas petrolíferas (YPF), Aerolíneas Argentinas, ferrocarriles, empresas de aguas, el Correo Argentino, entre otras. De esta manera, las actividades estatales fueron transferidas al sector privado y se modificó la responsabilidad y administración de la prestación de servicios. Las privatizaciones se combinaron con una reducción del gasto público.
La apertura económica fue otra medida implementada durante el gobierno de Menem, la misma permitía el ingreso de productos importados obligando a la industria nacional a abaratar los costos de producción y a competir tecnológicamente. Esta medida es una de las principales diferencias con el gobierno Justicialista, ya que la idea de éste, era una industrialización del país para la sustitución de importaciones y la expansión de las industrias, con un Estado que participara en las decisiones de mercado.
La suma de estas medidas tuvo éxito permitiendo que el índice de inflación disminuya al 0%, que la actividad económica crezca entre un 5 y un 7% anual, aumentando el consumo. Aun así, el plan Menemista mostró ciertas limitaciones. Las pequeñas y medianas empresas encontraron muchas dificultades financieras para subsistir provocando su cierre lo que derivó en un aumento de la desocupación.
A nivel social, el recorte de los gastos del estado deterioró la calidad de los servicios públicos como la salud y la educación.
También, “en el plano social, paradojamente, el Partido Justicialista que había sido quien comenzara a desarrollar el Estado de bienestar en la década de 1940, fue también el ejecutor de su desmantelamiento en los años noventa. El nuevo gobierno introdujo cambios profundos en la legislación laboral, reduciendo la estabilidad del empleo, promoviendo el empleo legal precario, tolerando el empleo en “negro”, bajando costos de contratación y de despido, aliviando las responsabilidades del empleador frente a accidentes de trabajo y quiebras empresarias. Paralelamente, todas las políticas sociales se vieron negativamente afectadas por la modificación de sus reglas de funcionamiento, por la degradación de sus fuentes de financiamiento, y por cambios en el régimen de acceso y en el tipo de beneficios”. [4]
Gracias a la reforma constitucional del año 1994, en 1995 Menem obtuvo la reelección con el 49,6% con la promesa de reducir el desempleo, aunque sus políticas económicas no fueron diferentes a las de su primera presidencia. Se inició una nueva serie de privatizaciones, se declaró la emergencia provisional y se restringieron los fondos transferidos a las provincias.
Su popularidad fue decayendo frente a las diferentes denuncias de corrupción, y ante una gran masa de población que sufrió el desempleo, viviendo por debajo de la línea de pobreza. A partir de allí, comienzan a perfilarse los candidatos para la sucesión presidencial.
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