EL TIEMPO HISTÓRICO. Joan Pagés
Enviado por mariaregina • 8 de Diciembre de 2014 • 3.038 Palabras (13 Páginas) • 316 Visitas
Problemas en la comprensión del tiempo histórico y en la enseñanza de la historia
• Un primer problema es la consecuencia de la indefinición del propio concepto en la enseñanza o su identificación exclusivamente con la cronología.
• Un problema de naturaleza axiológica (estudio del valor de las cosas) ¿para qué hemos de enseñar el TH? ¿para qué han de aprender los alumnos a situarse en el tiempo?
• El tercer problema tiene relación con lo que sabemos sobre cómo construyen los niños y los adolescentes la temporalidad y el papel que en esta construcción tiene la enseñanza y el aprendizaje de la historia.
La palabra historia se utiliza tanto para hablar del pasado como para referirse a su reconstrucción y a su interpretación.
En la enseñanza de la historia existe, sin embrago, una tendencia abusiva a identificar lo que ha pasado con su reconstrucción e interpretación. La permanencia de esta tendencia es una consecuencia de la persistencia del positivismo en la historia escolar y en la divulgación histórica. La confusión entre el pasado y su interpretación es especialmente grave en la enseñanza obligatoria porque la persona que aprende no dispone frecuentemente del bagaje intelectual suficiente para saber que el pasado que conocemos y estudiamos no es el pasado tal como sucedió, sino una interpretación realizada desde el presente y para el presente.
Las relaciones entre el conocimiento histórico tal como lo concibe la historiografía y el conocimiento histórico escolar deberían ir presididas de una clarificación de los supuestos de los que parte la selección del pasado que se considera que han de aprender los alumnos. Estos supuestos deberían estar en consonancia con las concepciones de la enseñanza y del aprendizaje que se preconizan.
El TH es entendido como un tiempo externo a los hechos, objetivo, que actúa de manera lineal, acumulativa. El TH es para el positivismo el tiempo de la medida, de la cronología. Entendidos de esta manera no es posible establecer de forma definitiva, absoluta, la naturaleza de un hecho histórico, ni su temporalidad, ya que ambos podrán ser repensados y reinterpretados por cada generación.
En la enseñanza de la historia se trata de que los alumnos comprendan que los hechos históricos, y su temporalidad son construcciones hechas por los historiadores y que estos mismos pueden ser reconstruidos e interpretados de manera diferente por otros historiadores y por los ciudadanos.
Para Le Pellec y Marcos-Álvarez, una de las principales causas de la comprensión del TH por el alumnado tiene relación con el valor que se otorga a los distintos contenidos, su secuencia, y los tiempos reales que en la programación y en la enseñanza, se dedican a su estudio.
El problema tiene relación con el valor educativo que se otorga a la historia del currículo. La historia concebida como transmisión de los valores tradicionales y conservadores, ha sido y es dominante en la mayoría de los países del mundo.
Mientras que para los primeros, la enseñanza de la historia es un fin en sí mismo, que se enmascara con señuelos del tipo cultural, identitario, o propedéutico, para estos últimos ha de ser un medio para ubicar al alumnado en su presente y permitirle intervenir en la construcción de su futuro personal y social.
Esta segunda posición se inspira en las aportaciones de la Escuela de los Annales, de la Nueva Historia y del Materialismo Histórico, y piensa los contenidos del currículo en función del alumno, de sus necesidades, de las necesidades y problemas sociales a los que deberá enfrentarse. Es una historia basada en los problemas de la vida, que ha de permitir a los estudiantes pensar y aprender el pasado a la luz de los problemas del presente...
El valor educativo de la enseñanza de la historia determina, en cualquier circunstancia, la concepción de la temporalidad, la selección y secuencia de los contenidos, y las orientaciones o prescripciones para su enseñanza y su aprendizaje. Es decir, la naturaleza del conocimiento histórico escolar y su epistemología de referencia, el protagonismo del profesorado en la toma de decisiones en las fases pre-activa y activa de la enseñanza con todo lo que ello conlleva, la concepción del aprendizaje de la que se parte y el papel que se otorga al alumnado en la construcción de los saberes. La coherencia entre estos aspectos es fundamental para alcanzar los fines propuestos y el aprendizaje de un tipo u otro de temporalidad.
Desde la racionalidad crítica, y desde el constructivismo social, entendemos que es posible ir más allá de los hechos concretos y de los grandes personajes, y seleccionar los contenidos históricos a través de principios y de conceptos clave susceptibles de ser aplicados a hechos, problemas, conflictos, etc., de diversa índole, acaecidos en nuestro mundo y en otras civilizaciones.
La adquisición de la conciencia de temporalidad.
La coherencia de la recepción positivista de la enseñanza de la historia es absoluta cuando propone: un saber dado objetivo, una enseñanza centrada en el profesor y un aprendizaje memorístico y repetitivo. Los resultados son conocidos. En cambio, desde la segunda posición no se ha hallado aun una plena coherencia entre el saber, su enseñanza y su aprendizaje. Y ello por distintas razones-. Una, tiene relación con la manera con que se han introducido en el currículo y en la enseñanza contenidos procedentes de otros paradigmas historiográficos; otra, con los resultados y las consecuencias de una determinada línea de investigación psicológica sobre el aprendizaje del TH.
La investigación del aprendizaje del TH señalaba que la historia no podía ser enseñada hasta la adolescencia y, por lo tanto, no indicaba al profesorado alternativas posibles para enseñar de manera adecuada el TH y la historia. Antes al contrario, desaconsejaba su enseñanza. Esta ha sido una de las principales consecuencias de la investigación psicológica del aprendizaje del TH que además, explica la pervivencia de la concepción positivista de su enseñanza.
Las investigaciones posteriores confirmaron y ratificaron que era imposible aprender historia hasta la adolescencia.
Estudios hechos en el sentido de verificar si es posible desarrollar y anticipar la comprensión del TH por los alumnos, demuestran que este aprendizaje depende en mayor medida de la madurez intelectual en general que de cualquier enseñanza especifica.
Hoy aun, a pesar de que se sigue sabiendo poco sobre como aprenden historia los niños y los jóvenes, se pone el énfasis en la simultaneidad de los procesos de comprensión de la historia y del TH, y en la importancia de su enseñanza escolar. La revisión de las investigaciones sobre el aprendizaje del tiempo sugiere que
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