ENSAYO SOBRE EL PLANETA
Enviado por marinb33 • 6 de Noviembre de 2013 • 4.074 Palabras (17 Páginas) • 455 Visitas
ENSAYO SOBRE EL PLANETA
Dos apariciones: la humanidad de iguales y el mundo vulnerable. Según el poeta y lingüista español Carlos Piera a finales de 1.998: “Hubo un hecho, entorno a la Revoluciones Francesa y Americana: la aparición de la humanidad como un conjunto de iguales. Tanto la ética como la poética deben seguir tratándose de ponerse a esa altura”.
Según Paul Valery “ha comenzado la era del mundo finito”. Se trata, en efecto, de la aparición de la biosfera como una entidad finita, mortal, vulnerable y amenazada por la acción humana. La “nueva” vulnerabilidad del mundo nos interpela dramáticamente como agentes morales. La crisis ecológica plantea cuestiones morales nuevas. La “nueva” vulnerabilidad del mundo nos interpela no sólo como agentes morales, sino también como ciudadanos de una comunidad política. Sobre ética, ecología y política vamos a discurrir en este libro.
Una vida sin examen no merece la pena vivirse, nos dicen que dijo nuestro padre Sócrates. ¿Qué vida ha de ser examinada?. Mi vida: pero encuentro, de raíz, que es una vida entre otras vidas. Aislada resulta impensable, inconcebible e incomprensible.
Examinar mi vida, por tanto, usando la razón, para averiguar cómo orientar esta vida, cómo actuar correctamente. Pero la razón es lo común. El contenido mínimo de la acción ética sería actuar de manera que nuestra acción pudiese ser recomendada a los demás y justificada ante ellos. Da razón de nuestra acción. Los juicios morales deben ser universalizables. Al aceptar que los juicios éticos deben ser formulados desde un punto de vista universal, mis propios intereses no pueden contar más que los intereses de cualquier otro: el principio de igual consideración de los intereses.
Si hablamos de “consideración igualitaria de intereses”, ¿quiénes son los portadores de esos intereses?. Llamamos seres sintientes a los seres que pueden tener sensaciones. Por ello para los seres capaces de tener sensaciones tiene sentido hablar de una calidad de vida.
Los intereses de un ser vivo determinado se basan en sus concretas capacidades y vulnerabilidades determinadas por la biología propia de su especie. Hay una conexión entre la noción de interés y la noción de derecho, entendidos los derechos esencialmente como intereses jurídicamente protegidos. Los tipos de seres que puedan tener derechos son aquellos que tienen intereses.
¿Qué seres merecen consideración moral?. La consideración moral debe ditinguirse de la del significado moral. Todos los seres vivos son dignos de consideración moral, cada uno de ellos con su característica combinación de necesidades, capacidad y vulnerabilidad. Tratar moralmente a un ser vivo concreto consiste en ayudarle a vivir bien.
¿Cabe una instrumentalización de otros seres vivos que no sea éticamente reprobable?. Es posible utilizar otros seres humanos sin explotarlos, no es injusto utilizar a otros animales como medio para nuestros fines cuando con ello no contrariamos ni hacemos violencia a su telos específico.
Al proponer que todos los seres vivos son dignos de consideración moral nos estamos situando frente a un antropocentrismo excluyente que no concede a las entidades humanas sino un valor estrictamente instrumental. El antropocentrismo débil reconocer valor a ciertas entidades no humanas pero sólo en la medida en que compartan ciertas características con los seres humanos. La corriente antropocéntrica se asocia con el atomismo o individualismo moral. Por el contrario para el holismo moral los individuos son totalidades como clases sociales, comunidades étnicas, ecosistemas o la misma biosfera.
El antropocentrismo nos es necesariamente un antihumanismo, hay que intentar que haya una adecuada combinación de antropocentrismo y biocentrismo.
Los huracanes tropicales nacen de los tubos de escape de nuestros coches y de las chimeneas de nuestras centrales térmicas. En los últimos 30 años las temperatura del agua en la superficie de los océanos tropicales han aumentado en 0,5º Centígrados. La temperatura media del planeta en los últimos 100 años ha aumentado 0,7º. El nivel del mar ha subido entre 10 y 25 centímetros. Sabemos que todos estos cambios tienen que ver con la composición química de la atmósfera que resultan de la actividad de las sociedades industriales.
Hay cuatro buenas razones para una reflexión ética sobre ecología: la primera es que no hay buenas razones para no plantearla, “el gran error de toda ética es el de creer que debe ocuparse sólo de la relación de seres humanos con otros seres humanos”. La segunda razón es que nuestra relación con la naturaleza ha entrado en crisis y la consecuencia de ello son inseguridades, vulnerabilidades y desazones morales de todo tipo. La tercera razón es que la crisis ecológica global puede verse como la consecuencia de haber llenado el mundo. La cuarta es que tanto el capitalismo como el “socialismo real” han perseguido la utopía de una sociedad de la abundancia donde se disolverían por sí mismos los conflictos sociales a consecuencia de lo cual la política y la ética serían superfluas.
El psicólogo y psiquiatra Robert J. Lifton, indicó que se necesita lo que él llama imaginación apocalíptica para captar las realidades de nuestro tiempo y nuestras capacidades aparentemente limitadas.
Hoy día cabe pensar que nuestra forma de vida como un todo no es perdurable en el tiempo, ni tampoco generalizable a todos los habitantes del planeta. Por ello necesitamos estructuras sociales y tecnológicas que sean capaces de soportar la irrupción del caos y la contingencia sin daños irreparables. ¿Qué se puede hacer?.
Se pueden hacer cosas, tres son las esenciales: una transformación interior: abandonar la pasividad; una transformación personal: cambiar de modo de vida; una transformación de estructuras económico sociales.
La crisis ecológica hace necesaria una nueva ética, una nueva razón ecológica.
En un mundo en el que oímos tantas veces -la ecología “está de moda”-, la destrucción ecológica prosigue implacable, todo el mundo habla de ecología pero pocas veces se hace algo para proteger la biosfera. Se hace cada más complicada la formación de conciencia moral si los actos aparecen disociados de sus consecuencias.
Si por un lado los valores están disociados de la conducta y por otro lado los comportamientos cotidianos son sensibles a incentivos positivos y negativos hay que subraya que los cambios en los valores siguen a los cambios en la conducta y no al revés como se piensa comúnmente.
La conciencia ecológica no se transforma de manera inmediata ni automática en acción favorable al medio ambiente, es un hecho evidente que si uno decide comportarse ecológicamente, en muchos casos,
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