Edmundson. Nacionalismo y desarrollo: Visión de Conjunto

En primer lugar, es necesario entender el “ADN” chileno cultural y político. Con base a principios del siglo XX, surgieron nuevos partidos que llegaban a hacerse cargo de las problemáticas y necesidades distintas que vivian la población más desamparada de nuestro país. Quienes formaron estas nuevas agrupaciones políticas no eran necesariamente de la misma clase social de quienes defendían, ocurre que existieron burgueses que ayudaron a este cambio político-social. Sin embargo, lo anterior no quita que el proletariado tomo fuerza y tuvieron líderes iguales que los guiaron a la lucha social.

“A principios del siglo nuevos partidos que representaban a las clases medias y obreras de las ciudades empezaron a hacer campaña para brindarles derechos políticos y beneficios sociales. Sindicatos recién formados lichaban por conseguir mejores condiciones de trabajo: jornadas más cortas, mayor seguridad en el trabajo industrial y planes de seguridad social. Las ideas socialistas y anarcosindicalistas, a amenudo traidas desde Europa por italianos y españoles, circulaban en las organiaciones de la clase obrera. Al principio el anarquismo fue la doctrina más influyente, pero por su insistencia en la acción directa y en la huelga general más revolucionaria, tendía a ser más una expresión de la frustación de la clase trabajadora que una amenaza seria para el orden establecido.”

(Edmundson. Nacionalismo y desarrollo: Visión de Conjunto, pág. 312)

        En el texto de Edmundson, se representa la idea de anarquismo que se iniciaba en el país, una semilla política en aquellos años cuando aún estaba el país en pañales políticamente hablando. Idiologías traídas desde Europa. Pues, extranjeros inmigrantes que venían a desarrolar su vida al país, como también, algunos burgueses letrados que tenían la posibilidad de ir y bisitar el continente europeo y aprender de estas ideas que gestaban desde esos orientes.

“Aún así, en el transcurso del siglo XIX, conforme los Estados Unidos cobraban fuerza y extendían sus fronteras a expensas de Hispanoamérica, las repúblicas latinoamericanas constataron la facilidad con que aquel país utilizaba la Doctrina Monroe para justificar su injerencia en los asuntos internos de naciones más débiles a fin de promover sus propios intereses. La noción egoísta del Destino Manifiesto, que impulsó la colonizaciñon de las grandes llanuras de la región central y del “Salvaje Oeste”, se aprovecharía para justificar la conquista militar de enormes intereses azucareros norteamericanos en Cuba motivó a Washington para enviar en 1898 sus fuerzas militares a “liberar” la isla del dominio español, a raíz de lo cual tanto Cuba como Puerto Rico se volvieron protectorados de los Estados Unidos, previas negociaciones con España.”

(Edmundson. Nacionalismo y desarrollo: Visión de Conjunto, pág. 319)

Ahora bien, dentro de las libertades de un ser humano, están las libertades civiles, aquellas que nos enmarcan dentro de la convivencia social. Está la libertad de asociación, de sumarnos al esfuerzo de otros como en sindicatos, agrupaciones religiosas, juveniles o voluntariados. Está la libertad de contraer vínculos con otros, como contratos, matrimonio, documentos legales. La libertad civil es la que nos separa del hombre salvaje que responde únicamente a sus deseos y pasiones. ¿Está mal desear o es incorrecto tener pasiones?... por supuesto que no, pero hemos aceptado libremente ser parte de una sociedad de iguales y ello requiere renunciar a ciertos espacios de libertad para hacer posible el tejido social.

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