Educación En La Reforma Y La Contrareforma
Enviado por carmenbu • 1 de Febrero de 2013 • 9.215 Palabras (37 Páginas) • 880 Visitas
1. INTRODUCCIÓN:
Los siglos XVI y XVII fueron la bisagra histórica donde la burguesía comenzó a construir el discurso legitimador de su relato manifiesto, produciendo un cambio de mentalidad, e imponiendo nuevas ideas en la sociedad: el humanismo, el racionalismo e incluso la moral protestante (especialmente en su versión calvinista), secularizadora de las costumbres sociales, junto a innovaciones ideológicas, filosóficas, culturales, pedagógicas, éticas y estética, que culminaron en la Ilustración, encontraron a la burguesía como su principal impulsora y beneficiaria.
-Se santificó el afán de lucro y el éxito en los negocios, como signo del divino y contribución a la prosperidad general. El individualismo y la igualdad entre los hombres se elevaron a la categoría de dogma, contradiciendo los privilegios estamentales que le impedían al burgués desempeñar un papel destacado en la vida pública.
-El burgués y su clase se reconoció como un sujeto histórico en formación, aún inconcluso es cierto, pero capaz de emprender-a partir de las tareas históricas que tenía por delante-transformaciones estructurales en la realidad material y cultural de la sociedad. Una de esas tareas fue la construcción de un nuevo relato pedagógico capaz de superar la rémora educativa feudal.
Hemos elegido el tema de la reforma y la contrarreforma porque nos parece muy interesante puesto que fue una época de auge para la educación y además hubo un choque muy fuerte entre la religión cristiana y la religión protestante lo que supuso un conflicto de intereses dentro del ámbito de la educación.
Opinamos que los autores más destacados de la época han sido muy relevantes para la educación y han marcado ciertas pautas en el ámbito educativo que han servido de ejemplo en la educación actual.
2. CONTEXTO HISTÓRICO
2.1 POLÍTICA
LA MONARQUÍA ABSOLUTA: DESARROLLO Y PRINCIPIOS
El S. XVII desarrollo los gérmenes larvados en la monarquía autoritaria y se asiste a la consolidación de la monarquía absoluta.
Las monarquías no se transforman en absolutas hasta la segunda mitad del S.XVII. Es el momento de mayor frenesí en los albores de la Europa moderna. La sociedad está a punto de naufragar, y solo resiste el peligro robusteciendo la autoridad del príncipe, o bien aceptando sin pestañear la ampliación de sus atribuciones. Tal es el caso de Felipe II de España, de Isabel de Inglaterra o de Enrique IV de Francia.
En este momento se difunden en Europa las doctrinas establecidas a principios de siglo por Nicolás Maquiavelo, quién había meditado la experiencia de las empresas de los tiranos italianos de su época y dictó un tratado de política realista, en el que el monarca triunfa por el sentido implacable de lograr su prosperidad y la ruina de sus enemigos, prescindiendo de todo problema moral. El tratado corresponde a la implantación del absolutismo monárquico. Tal será el tipo de gobierno que prevalecerá en el S.XVII, a pesar de la oposición de un gran grupo de teorizadores católicos, partidarios del “principio de pacto” (populistas) y del asesinato del tirano en función del bien común (jesuitas).
2.2 ECONOMÍA
ECONOMÍA DEL SIGLO XVI
La economía del siglo XVI se caracteriza por un enriquecimiento general de Europa (palacios, templos, pinturas, esculturas, etc.), por una actividad económica muy avanzada de Alemania, numerosos descubrimientos geográficos y cosmológicos, un chorro de metales preciosos (oro y plata) que provocó una brutal revolución de precios y problemas de inflación.
El papel de la riqueza como medio de poder no dejaba de ser una evidencia para los gobernantes europeos a comienzos de la Edad Moderna. El dinero permitía levantar y mantener ejércitos, financiar guerras, sostener complejas burocracias y, en definitiva, costear ambiciosos programas de gobierno. Por ello a la praxis económica derivada de estos conceptos se la conoce con el nombre de mercantilismo. El mercantilismo no constituye exactamente una escuela sistemática de pensamiento económico. Más bien se trata de un conjunto de ideas y prácticas en el plano de la política económica, definidas por características comunes. Además la expansión hasta 1610 tanto comercial, como marítima, como financiera en todos los aspectos y con gran desarrollo económico. De este modo sólo los capitalistas fueron capaces de hacer frente al cambio, como los banqueros y grandes empresarios. Por otro lado, lo flamencos sustituyeron al resto de ricos y crearon Amberes, la primera capitalidad financiera del mundo moderno, se constituyó una Bolsa de mercancías y una organización financiera importantísima de fuerte relación con los burgueses.
La expansión comercial movilizó rápidamente la agricultura y la industria, comenzó el predominio europeo de los cereales de Alemania, polinia y Rusia; Castilla sufrió la fiebre productora en industria y contagió a Italia, pero la dominaban Francia, Flandes, Holanda e Inglaterra como lo habían hecho siempre, en las ramas del textil, objetos de lujo y la imprenta.
La revolución de precios y consecuencias sociales: afectó primeramente a los estados atlánticos y que se extendió por todo el continente. El aumento era ya perceptible a finales del siglo XV, aunque el proceso no se hizo inflacionista hasta mediado el siglo XVI. Quebrantó el poder de la nobleza de segunda generación. Los gremios y los maestros se vieron afectados por la inflación, mientras que los empresarios y la alta burguesía se enriquecían cada vez más. Esto provocó continuas revoluciones campesinas alemanas (1521), sobre todo, y el establecimiento de la segunda servidumbre de la gleba.
El gran desarrollo de los descubrimientos geográficos fue paralelo al de las ciencias cosmológicas y a los progresos técnicos, lo que ocasionó un desarrollo económico muy avanzado junto con una subida de impuestos a los más desfavorecidos, y el enriquecimiento de ricos por el trabajo de campesinos y agricultores. El nivel de lo salarios no se elevó de un modo proporcionado, los salarios se doblaron o triplicaron a lo largo del siglo XVI, pero hubo un innegable pérdida de poder adquisitivo que se puso de manifiesto en apreciables devaluaciones monetarias.
España fue la región más afectada por el alza de los precios y la que menos ventajas reales sacó de su sobrevenida riqueza.
Aunque la corona se había reservado el 20 % de toda cantidad de metal precioso almacenado en Sevilla, fue la primera en proclamar su insuficiencia. Felipe II declaró, en
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