El Cercano Oriente
Enviado por MellB • 22 de Marzo de 2014 • 2.962 Palabras (12 Páginas) • 564 Visitas
CERCANO ORIENTE:
Esta región comprende 29 países que han sido agrupados en función de sus similitudes agroecológicas y climáticas (cuadro 2.1.6.16). Estos países tienen en común una cultura y, en general, una lengua. La región se caracteriza por una gran disparidad en la repartición de los recursos económicos y agrícolas, los países más desarrollados teniendo acceso a inmensas reservas de petróleo (PNB per cápita > 5000 dólares) y los más pobres estando regularmente sometidos a las sequías y las hambrunas (PNB per cápita < 500 dólares).
En 1994 la población total del Cercano Oriente estaba estimada en 329.5 millones y las proyecciones a largo plazo indican que esta cifra debería aumentar hasta los 506 millones en el año 2015. Actualmente, más de un 31% de la población obtiene sus rentas de la agricultura. Esta tasa ha disminuido en relación al 46.5% de 1980 y todavía debería disminuir para alcanzar el 21% en el 2015. Esta caída puede ser principalmente atribuida a la fuerte tasa de urbanización, especialmente en los países de altos ingresos donde, en algunos casos, más del 80% de la población vive en las ciudades. Esto ha producido un incremento paralelo de la demanda de productos agrícolas y representará un desafío para las generaciones futuras, considerando las condiciones agrícolas las cuales están lejos de ser las ideales.
LOS 29 PAÍSES DE LA REGIÓN DE CERCANO ORIENTE
AFGANISTÁN
ARABIA SAUDITA
ARGELIA
AZERBAIYÁN
BAHREIN
DJIBOUTI
EGIPTO
EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
IRAQ
JORDANIA
KAZAJSTÁN
KIRGUISTÁN
KUWAIT
LÍBANO
LIBIA, JAMAHIRIYA ARABE
MARRUECOS
MAURITANIA
OMÁN
PALESTINA
QATAR
SIRIA
SOMALIA
SUDÁN
TAYIKISTÁN
TÚNEZ
TURKMENISTÁN
UZBEKISTÁN
YEMEN
La mayor parte de las superficies de Cercano Oriente reciben menos de 400 mm de lluvia por año y existen pocas posibilidades de llevar agua para la irrigación. Se distinguen cuatro grandes zonas agroecológicas: hiperárida (60%), árida (20%), semiárida (15%) y subhúmeda (5%). Las limitaciones impuestas por el clima, los suelos pobres y pedregosos, un relieve accidentado y otros factores impiden la utilización de la tierra para una agricultura sostenible o el desarrollo con otros objetivos. Las lluvias son erráticas y pueden frecuentemente caer en trombas violentas de corta duración, lo que contribuye a la erosión. En consecuencia, la única utilización posible de una gran parte de la superficie es el pastoreo extensivo.
Las pastoreos naturales, que representan aproximadamente el 62% de la superficie total, han sido explotados continuamente desde hace milenios. Sin embargo, el delicado equilibrio agroecológico de estos pastoreos está amenazado por una mala explotación y por la demanda creciente que resulta de la urbanización. La introducción del transporte en camión, que permite el desplazamiento rápido de los animales, provoca el sobrepastoreo de muchas zonas. Esto ha producido igualmente la declinación de recursos para el dromedario, un animal que sin embargo está perfectamente adaptado a las condiciones desérticas.
El Cercano Oriente está considerado como la cuna de la domesticación, el lugar donde la mayor parte de las especies de ganado han sido criadas por primera vez. La confluencia del Éufrates y el Tigris era una región de tierras muy fértiles hace 10000 años y ofrecía a los primeros criadores un ambiente ideal para la domesticación de las especies salvajes locales. Debido al hecho de su tendencia a la vida gregaria, los ovinos y las cabras han sido domesticados en primer lugar siendo muy pronto seguidos por los cerdos y los bovinos. Más tarde, los búfalos, los dromedarios y los asnos (en África del Norte) pasan bajo el control del hombre. Desde estos centros de domesticación, estas especies se han repartido hacia otras regiones siguiendo los flujos de pueblos como los Arianos Védicos, los Semitas y los Chamitas y los Altáicos del Ural.
Los primeros criadores de ganado, además de una selección por factores ambientales y nutricionales, daban gran importancia a los méritos culturales y religiosos de los animales. Esto ha conducido a la formación de una gran diversidad morfológica en el seno de las especies, tal como se lo puede ver en antiguos bajorrelieves en Palestina y el Bajo Egipto.
Sistemas agrícolas como los de otras épocas son todavía practicados por los beduinos, el pueblo del desierto. Esta tribu representa una sociedad árabe tribal contemporánea que ha conservado sus actitudes y modos de vida tradicionales. Han desarrollado un sistema de cría que es el único medio de subsistencia, al mismo tiempo que el único sistema de explotación de las zonas áridas, un recurso importante y de gran valor. Sus rebaños se desplazan sobre grandes distancias, en función de las estaciones, en busca del agua y del alimento y han evolucionado morfológica y fisiológicamente para adaptarse a ese estilo de vida.
La cría intensiva es practicada también en la región. Sin embargo, esto requiere de grandes inversiones y queda limitada a los países más desarrollados. Además, tales sistemas utilizan generalmente razas exóticas muy productoras, que no están adaptadas fisiológicamente para las condiciones difíciles de las zonas áridas.
El gran número de enfermedades endémicas agrega un problema suplementario al considerable stress climático al cual son confrontados los animales. Epidemias de peste bovina y de fiebre aftosa no son raras y pueden causar la muerte de bovinos y de pequeños rumiantes. Otras enfermedades como la brucelosis, el carbunclo, la rabia y la viruela de las ovejas y las cabras, o también la peste equina, que provocó fuertes pérdidas entre asnos y caballos entre 1958-65, pueden provocar importantes pérdidas, particularmente en los períodos de sequía, cuando la resistencia de los animales está disminuida. La rápida propagación de estas enfermedades está facilitada por los movimientos continuos de los nómadas. El principal ectoparásito en la región es el de la sarna, que afecta a los dromedarios y, en menor medida, los ovinos y cabras. Aunque no causa la muerte, ella puede provocar una baja de la productividad en los animales.
Las razas reaccionan en forma diferente a las infecciones y se observan pérdidas severas cuando se introducen razas exóticas en las zonas infectadas. Así por ejemplo, Theileria annulata es endémica y puede ocasionar algunas pérdidas en los animales indígenas, pero provoca siempre pérdidas muy importantes en las especies exóticas introducidas.
La principal causa de pérdida en los
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