El Hechizero Y Su Magia
Enviado por busuzima1 • 15 de Mayo de 2012 • 1.731 Palabras (7 Páginas) • 645 Visitas
. El hechicero y su magia
En el primero de ellos, titulado «El hechicero y su magia» (Lévi-Strauss 1949a), presenta en primer lugar, basándose en los trabajos de W. B. Cannon, los mecanismos que subyacen a ciertos casos de muerte por conjuro o embrujamiento. Tales mecanismos se agrupan en: a) sociales, b) psicológicos y c) lo que podemos llamar «jurídicos». Hace también una exposición de las concomitancias fisiológicas del miedo producido en estos procesos.
En segundo lugar, la eficacia de estas prácticas mágicas depende fundamentalmente de la creencia en ellas. Creencia, en primer lugar, del hechicero mismo en sus propias artes; en segundo lugar, del enfermo (en casos de curación) o del «condenado» (en casos de muerte provocada); y en tercer lugar, creencia del «colectivo social» en el que se mueven tanto el hechicero como su «víctima» y en el seno del cual las prácticas mágicas se desarrollan. Afirma así Lévi-Strauss que se puede decir que la situación mágica es un fenómeno de consensus.
Así, pues, el primer paso en la «estrategia» explicativa de Lévi-Strauss consiste en la conexión del «fenómeno mágico» con la red de las creencias y lazos socioculturales en la que está inserto. Esto es, los casos de magia sólo pueden darse cuando se dan determinados supuestos psicosociales, resumidos en la creencia sociocultural en la posibilidad real de tales hechos, creencia que es participada por los agentes. Se trata ahora de intentar discernir la proporción de credulidad y de crítica que interviene en la actitud grupal ante el hechicero.
La exposición sucesiva de tres casos permite a Lévi-Strauss explayar algunos aspectos de su planteamiento y paralelamente poner de relieve las semejanzas y diferencias entre los grupos socioculturales en que esos casos se han dado y el funcionamiento de los mecanismos de nuestra cultura en situaciones relativamente similares.
Primer caso: Un suceso vivido por él mismo entre los Nambikwara brasileños en 1938 (Lévi-Strauss 1949a: 185-187): El caso del hechicero «transportado por el trueno» lejos de la tribu, bien pudo tener una explicación «política» como la difundida en voz baja por otros miembros del grupo, enmascarada conscientemente por la explicación «mágica». Dadas las circunstancias del grupo (cfr. Lévi-Strauss 1955a: cap. XXIX, en esp. 351-355), la explicación «lógica» del caso reside en la rivalidad religioso (hechicero) - política (jefe del grupo), envuelta en el ambiente de recelos mutuos entre los dos «subgrupos» divergentes que componían la tribu, todo ello dentro de un sistema sociocultural más amplio en el que la existencia de la magia y su eficacia es un componente estructural del sistema de creencias. La explicación «mágica» proporcionada por el hechicero y la explicación, llamémosla así, «política» propalada por sus oponentes son evidentemente divergentes. Pero lo relevante del caso es que las dos versiones no son mutuamente excluyentes en el universo cultural en el que la tribu se mueve. No más, dice Lévi-Strauss, de lo que lo es, para nosotros, la interpretación de la guerra como el último «sobresalto» de la independencia nacional o como el resultado de las maquinaciones de los comerciantes de armas (Lévi-Strauss 1949a: 188). Explicaciones lógicamente incompatibles «coexisten» para nosotros y pasamos de la una a la otra según los casos. Tales explicaciones no son resultado de un análisis objetivo o científico sino expresión de actitudes sin elaborar conceptualmente que tienen el carácter de experiencias. Lo que les permite funcionar complementariamente, tanto en nuestra cultura como entre los Nambikwara, es la incorporación de esas experiencias a determinados esquemas de la cultura del grupo, cuya asimilación es la única que permite objetivar estados subjetivos e integrar en un sistema las experiencias inarticuladas.
Segundo caso: Se trata ahora de las investigaciones hechas por M. C. Stevenson entre los Zuni de Nuevo Méjico (Lévi-Strauss 1949a: 189-192). El proceso hecho a un adolescente acusado de brujería. Las sucesivas versiones que el acusado presenta son progresivamente más ricas en detalles y más «culpables». Lo que los jueces pretenden no es que el acusado refute los hechos que se le imputan (como cabría esperar desde el punto de vista de los procesos judiciales de nuestra cultura) sino que le piden la corroboración de un sistema. Más que la represión de un crimen lo que se busca es la confirmación de la realidad del sistema simbólico-social que lo hace posible. Gracias al proceso, la magia y las ideas asociadas con ella se encarnan en hechos objetivos de experiencia. Porque la elección fundamental se da entre el sistema mágico y la ausencia absoluta de sistema alguno. El adolescente acusado se transforma, a través de sus propias alegaciones, en garantía de la coherencia mental del grupo.
Tercer caso: La autobiografía de un hechicero «crítico», recogida por Franz Boas en la región canadiense de Vancouver (Lévi-Strauss 1949a: 192-196). Se trata de un hombre que no cree en el poder de los hechiceros y decide hacerse él mismo hechicero tanto por curiosidad como por deseo de desenmascararlos. Sus sospechas se confirman pero su exitosa actuación como hechicero le ata cada vez más a su papel. Aun con dudas, su método triunfa donde otros hechiceros de tribus vecinas fracasan. La carrera del hechicero «crítico» prosigue triunfalmente así como su éxito en desenmascarar a los hechiceros como impostores. Pero el final del relato revela un cambio de actitud: El protagonista cree verdaderamente que hay hechiceros
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