El Hombre Multidimensional

Resumen de la introducción de “El hombre unidimensional”

Herbert Marcuse

Aaron Briceño Arévalo

Marcuse en su introducción a su texto “el hombre unidimensional” plantea una crítica a la sociedad industrial. Primeramente la califica como irracional, ya que en esta suceden absurdos tales como que la paz se mantiene a partir de las amenazas de posibles guerras o que se reprime para pacificar. Es necesario tener claro el contexto en el cual Marcuse escribe esto, en medio de la guerra fría, en pleno proceso de tensiones que según él impiden el análisis respecto a la estructuras sociales existentes, ya que ni comunistas ni capitalistas las cuestionan.

Marcuse desafía a la teoría social a ligarse al cambio social y por tanto, a proponer alternativas históricas a la sociedad industrial, por tanto, la insta a cuestionar la actual sociedad y a transformarse en un “peligro” para esta, sin abanderarse con los dos bloques existentes, ya que como lo plantea con posterioridad en ambos se han dedicado a contener el cambio social y a perpetuar al Estado, sus instituciones, finalmente a la sociedad industrial en su totalidad. Esta contención constituye un gran escollo para la teoría crítica, así como también, el gran logro de las clases apoderadas del Estado y conductoras de la actual sociedad.

Si bien la crítica a los socialismos reales es evidente, Marcuse plantea que el análisis de Marx en el siglo XIX, - en el cual se divide a la sociedad en dos grandes clases, la burguesía y el proletariado - si bien es acertado y constituye la base del sistema capitalista, ha sido superado, ya que el capitalismo ha avanzado, obligando a que el análisis deba ser actualizado y complementado, ya que en caso contrario, la teoria crítica no sera capaz de facilitar el cambio social.

Una muestra de esto es que en la actualidad la preservación del status quo y sus instituciones parece un objetivo tanto de “burgueses” como de “proletario”, evitando por tanto el cambio social radical, protegiendo las actuales sociedades industriales, a cambio del crecimiento y cohesión social que estas generan.

En definitiva se puede interpretar que en su introducción, Marcuse elabora una potente critica, no solo a la sociedad industrial en el sistema capitalista, si no también al modelo implantado por los “comunistas”, ya que no constituyen realmente una alternativa histórica a la modernas sociedades industriales, al perpetuar el Estado, sus instituciones y los modos de producción de las sociedades actuales.

Ante este escenario nefasto es necesario que la teoría critica recupere afán de la construcción de una alternativa histórica, no en beneficio de algunos, si no de la sociedad en su totalidad, porque la actual sociedad sumergida en la irracionalidad necesita del cambio social.

Y el hombre sumergido en esta “normalidad” – que no es

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