El Imperio Inca
Enviado por mkunlao • 16 de Septiembre de 2014 • Informe • 9.483 Palabras (38 Páginas) • 375 Visitas
El Imperio Inca
Por Roque Daniel Favale
La zona central andina de la América del Sur es uno de los ámbitos más
ricos en vestigios de importantes civilizaciones antiguas en todo el mundo. En la
antigüedad existieron en esta zona varias culturas muy desarrolladas que, desde
muchos siglos antes del comienzo de nuestra, era fueron apareciendo y
desapareciendo y superponiéndose unas a otras, hasta llegar a confluir todas en
una sola, que se convertiría en una de las más importantes civilizaciones de todos
los tiempos: el imperio Inca.
Aproximadamente a partir del año 1200 a. C. comienzan a desarrollarse las
primeras culturas en la zona de la costa norte del actual Perú. Es en esta época
cuando empiezan a surgir los primeros indicios del nacimiento de núcleos
poblacionales, pequeñas aldeas que configuran los primeros antecedentes del
urbanismo andino. Con el correr de los años, los centros religiosos se van
transformando en populosos núcleos urbanos que albergan residencias, mercados,
y órganos administrativos, políticos y religiosos. La economía de estos centros se
apoyaba primordialmente en el desarrollo y control de grandes extensiones
territoriales dedicadas a la economía agrícola y la ganadería, mientras que el
mantenimiento específico de los órganos de poder residía en un sistema de
tributación del pueblo que incluiría no sólo la aportación de materias primas sino
también de la prestación de labores en obras públicas, o prestando servicios a las
clases dirigentes.
Se estima que estas clases llegaron a tener riquezas extraordinarias, hecho
comprobado con los hallazgos arqueológicos, especialmente de tumbas de señores
de la cultura Moche, entre otros. Precisamente esta cultura fue una de las más
importantes de la era pre incaica, habiéndose iniciado en la zona de los valles de
Chicama y Moche, para luego, alrededor del año 200 a. C. comenzar a expandirse
hacia otros valles. Otras civilizaciones de importancia comenzaron a aparecer en
diferentes zonas desde el norte de Perú hasta la actual Bolivia, que con el correr de
los siglos desarrollarían las bases de la cultura incaica. Pueblos como la
civilización Moche, Tiawanaku, Nazca y Chimú, dejaron todo su bagaje cultural
como herencia a aquellos que se encargarían de llenar su espacio y desarrollar una
cultura que iba a ocupar el lugar, político y territorial, de todas ellas, llegando a
convertirse en una de las más importantes civilizaciones de todos los tiempos.
Orígenes
El inicio de la civilización incaica se remontaría aproximadamente al año
1100 de nuestra era, aunque este supuesto inicio, está basado, como suele ser
habitual, en una leyenda. La tradición cuenta que un héroe civilizador llamado
Manco Cápac, hijo del sol, fundó la ciudad del Cuzco en un valle entre la
confluencia de dos ríos. Éste había sido enviado por el sol junto a su hermana y
esposa Mamá Ocllo, con el objeto de que reuniesen a los naturales en núcleos
poblacionales y los convirtieran en seres civilizados, debido a que el astro rey se
había compadecido del estado de barbarie y abandono en el que estaban viviendo
los hombres. Los hermanos venidos del cielo habrían llegado a la tierra en las
inmediaciones del Lago Titicaca –el lago más alto del mundo-, en la actual zona
fronteriza entre Perú y Bolivia para luego iniciar un lento peregrinaje por las
altísimas llanuras del altiplano. Tenían en su poder una pequeña vara de oro y
según las instrucciones recibidas por el sol, deberían fijar su residencia en el sitio
en donde la vara se hundiera por sí sola. Una vez que arribaron al valle del Cuzco
tuvo lugar el hundimiento prodigioso de la vara y de esta forma establecieron su
residencia. Ya instalados en el sitio prodigioso, Manco Capac comenzó a instruir
a los hombres en la agricultura, mientras que su hermana y esposa instruyó a las
mujeres en las artes del hilado y el tejido. Así, la gente del valle, obedeciendo las
divinas enseñanzas, se convirtió en los cimientos del pueblo Inca. En poco tiempo,
el aprendizaje recibido hizo a este pueblo notablemente superior a las demás
tribus vecinas, erigiéndose en la tribu dominante, lo que los llevó a extenderse más
allá de las fronteras del valle del Cuzco unificando las culturas por medio de las
conquistas militares.
Existen diferentes teorías sobre la forma de apreciar esta tradición. Hay
quienes niegan la existencia del más mínimo atisbo de verdad en su contenido,
afirmando que la leyenda es una creación totalmente original que se inventó en
tiempos de apogeo del imperio, para dar soporte divino a sus monarcas,
instituyéndose en descendientes del hijo del sol, además de lograr una unidad
religiosa del pueblo con toda una jerarquía eclesiástica, con vistas a su
dominación. Pero también están aquellos que, como el Inca Garcilaso de la Vega,
piensan que la leyenda tiene una base de verdad, atribuyéndole la identidad del
supuesto hijo del sol, a algún individuo extranjero instruido e inteligente, que al
arribar con su grupo al valle del Cuzco, comprendió que haciéndose pasar por un
Dios podría convertirse en el jefe de los elementales naturales que habitaban el
lugar en condiciones precarias. En definitiva, es probable que un pequeño grupo
procedente de la zona de los actuales Andes bolivianos, o quizá de los alrededores
del lago Titicaca se hayan instalado en la zona del valle del Cuzco huyendo de
vecinos hostiles o simplemente buscando un lugar más apto para el desarrollo de la
actividad agrícola y ganadera, llegando, con el correr de los años, a unificar la
multitud de costumbres, tradiciones y cultos de los diversos grupos étnicos
residentes en las zonas lindantes.
Existen, por otra parte, otras tradiciones que intentan echar luz sobre los
orígenes incaicos, que hablan de hombres blancos y barbados que salieron de las
aguas del lago Titicaca, o incluso del mar, para civilizar al pueblo y hacerlos vivir
en paz. Esta leyenda, con diferentes variantes, se repite sistemáticamente en
numerosas culturas americanas de diferentes zonas geográficas, como por ejemplo
en la cultura azteca, cuando se recuerda la leyenda de Qetzalcoatl, el dios
civilizador blanco y barbado que había llegado
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