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El Medio Ambiente


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  1.841 Palabras (8 Páginas)  •  222 Visitas

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La destrucción de un bosque en Tenango de Doria

Lo que sucede en Tenango de Doria sucede en muchas otras partes del mundo. Cambian los detalles, cambian las circunstancias, cambian los personajes, pero la historia de fondo es la misma. Es la historia de un sistema económico en el que todo, absolutamente todo, se ha convertido en una mercancía, y en el que si destruir un bosque o contaminar un rio o acabar con un ecosistema significa dinero para alguien, ese alguien va a venir y lo va a hacer.

Tenango de Doria es un pueblo más bien pequeño situado en la huasteca hidalguense, en la región otomí tepehua de la Sierra Madre Oriental, a 1600 metros sobre el nivel del mar. Tenango no cuenta con buenas tierras; aquí no se produce nada. Si queremos que la tierra produzca tenemos que irnos más abajo, a tierra caliente, donde se da el naranjo, el café y casi cualquier cosa que uno cultive. En Tenango la poca agricultura que se da es de subsistencia. Algunos campesinos que cuidan de sus milpas o que tienen algunos árboles frutales, y eso es todo.

La riqueza de Tenango no son sus tierras, son sus bosques. La región otomí tepehua es uno de los últimos rincones de bosque de niebla o bosque mesófilo de montaña que quedan en el estado de Hidalgo. Este bosque de por sí no es muy extenso y ocupa tan sólo una pequeña fracción del territorio nacional, siendo sin embargo muy importante por contener una enorme diversidad biológica con cientos de especies animales y vegetales muchos de ellos endémicos a la región, y muchos de los cuales están en serio peligro de extinción.

Este bosque ya cuenta con un grado moderado de deterioro. Las necesidades crecientes de una población en aumento, la tala clandestina, la carencia de políticas realistas y a largo plazo, y una apatía generalizada de la población hacia la conservación del medio ambiente han hecho que extensas secciones de bosque hayan sido deforestadas. En los últimos 40 o 50 años se ha perdido más de la mitad de la capa forestal que alguna vez cubriera a nuestro país y parece que no hay bosque o región boscosa en nuestro país que no sufra de un cierto grado de deterioro.

El bosque más cercano a Tenango de Doria es el bosque del Gosco. Este bosque es esencial para el equilibrio ecológico de la región, ancla del microclima y del régimen de lluvias del que se goza en el pueblo. Este bosque ya no es lo que era hace apenas 30 o 40 años; al avanzar la deforestación también el clima de la región ha cambiado; el agua escasea en la época de secas; el impacto de la población en el medio ambiente es cada vez mayor, y la vida silvestre que antaño era tan abundante ahora es conspicua por su ausencia. Si esta tendencia no se frena o se revierte mediante campañas permanentes de reforestación y de concientización entre la población, es posible que de aquí a otros 30 o 40 años sea muy poco lo que quede todavía de ese bosque.

Y es en este contexto que sucede la situación que nos preocupa. El bosque ya cuenta con un grado moderado de deterioro, y para colmo de males llega este señor y se pone a lotear el bosque. A lotear el bosque. Lo poco que queda de bosque se pone a lotearlo. Lotes extremadamente pequeños, de 10 por 20 metros, no mayores que una cancha de básquetbol. Lote tras lote tras lote tras lote, hilera tras hilera tras hilera tras hilera, hectárea tras hectárea tras hectárea tras hectárea. El señor ha vendido cientos de lotes, como si este fuera un proyecto urbanístico, pero en medio del bosque. Esos lotes no cuentan con ningún tipo de servicios; no tienen agua, no tienen drenaje. Las casas que ya se empiezan a construir en esos lotes se cuelgan de los tubos que le llevan agua al pueblo, eso significa que cada vez le va a llegar menos agua al pueblo, que de por sí ya sufre de escasez de agua. Las aguas negras las arrojan al arroyo, eso significa que el agua va a llegar contaminada a las comunidades que están arroyo abajo. Pero lo peor de todo es el impacto que estas urbanizaciones van a tener en el resto del bosque: cuando un bosque se lotea, efectivamente se le condena a desaparecer, y si ese bosque ya tenía un grado de deterioro que comprometía su continuidad de aquí a 20 o 30 años, ahora estamos hablando de que ese bosque puede desaparecer en menos de 10 años.

No solo eso, el señor no cuenta con permisos de ningún tipo para hacer lo que está haciendo. No tiene permisos de cambio de uso de suelo, ni permisos para tumbar arboles, a pesar de que ha tumbado cientos de arboles, como en el caso de la Quinta, un predio colindante con el pueblo donde había una arboleda muy agradable donde la gente solía ir a pasear; el señor la adquirió hace algunos años y la convirtió en un erial donde ya no crece ni la hierba.

Este señor tiene un nombre, y se llama Eduardo Robles Gil. Podemos llamarlo Lalo. Lalo llegó al pueblo hace unos 15 años, y cuando llegó no tenía en que caerse muerto. Venía, según nos dicen, escapando de un fraude que hizo con tarjetas de crédito en algún otro lado. Pero Lalo es listo para los negocios, y rápidamente se levantó. Su problema de él es que es demasiado ambicioso. Para él, la tierra es una mercancía, pero no siente amor por ella ni le interesa

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