El Origen Según Las Culturas Del Mundo
Enviado por speedtouch • 12 de Septiembre de 2011 • 3.261 Palabras (14 Páginas) • 1.140 Visitas
El origen según las culturas del mundo
¿Cómo y cuando se originó el mundo que conocemos? Esta es la primera pregunta que se formuló el hombre al despertar en él la conciencia de que habitaba en un mundo al que temía y desconocía.
Se imaginaba dominado por una fuerza superior, que lo castigaba y premiaba a su albedrío. Habitante de un mundo que no consideraba suyo, era una pequeña marioneta en manos de un dios imaginario, un demiurgo que construyó un universo en el que el hombre se encontraba hospedado. En la filosofía de los platónicos y alejandrinos, demiurgo es un dios creador; en cambio en la filosofía de los gnósticos, demiurgo es un alma universal, principio activo del mundo).
¿Cómo imaginaría un indio jíbaro qué sería este mundo? ¿Cómo se originaría antes de que el hombre fuera también creado por este demiurgo para que le sirviera de sirviente o fueran sacrificados para propiciar cosechas y fortunas? ¿Coincide el universo jíbaro con el chino?
La imaginación del hombre ha sido la que ha propiciado su evolución. Desde nuestros orígenes hemos querido ir más allá, conocer el porqué, descubrir lo que se oculta tras una roca, por qué el fuego nos quema... verle la cara a dios. Y para ello hemos puesto todo nuestro empeño, hemos querido poner rostro a nuestros antepasados, hemos desenterrado sus restos y los observamos con preocupación: ¿cuándo empezamos a pensar?
La tradición nos imagina creados de barro, a imagen y semejanza de nuestro creador, o quizá seamos hijos del sol, creados del semen y la saliva de Ra.
El hombre, repartido entre los cinco continentes, cargado de supersticiones y miedos, se ha imaginado de forma idealizada cómo le gustaría haber sido creado, hombres de maíz, de barro, al principio la nada, y después, todo lo que conocemos.
Nos paseamos por Asia, China, con una extensión de 9.327.600 kilómetros cuadrados es el país más grande del planeta; la primera mención de la leyenda de Pan-Ku aparece en el libro de Xu Zheng, en el período de los Tres Reinos (220-265 d.C.); éste nos relata el origen del mundo como el resultado de una gran explosión, similar a la de los fuegos artificiales, visión tan arraigada en la cultura popular china que favoreció la creencia de que un enorme gigante que habitaba en el caos primero despertó aburrido de su sueño, y al ver que a su alrededor sólo reinaba la oscuridad, tomó con sus manos al universo y, sacudiéndolo, provocó una explosión tan tremenda que creó un millar de estrellas y planetas, explosión maravillosa que hoy las teorías científicas modernas denominan, como primicia, big bang.
Viajando hacia el oeste llegamos a la India, donde la tradición popular de los brahamanes entiende desde antiguo a la Tierra como una superficie abovedada sostenida sobre cuatro grandes elefantes, que a su vez están sobre la concha de una enorme tortuga, y ésta sobre una bandeja de plata flotando sobre la eternidad, simbolizada por una serpiente mordiéndose la cola
Conviviendo con esta fábula maravillosa y sorprendente, nos topamos con la sencillez y misticismo de una de las religiones más antiguas y con más fieles del planeta, el Budismo: Sidharta Gautama nació en la India a mediados del siglo VI a. C. dedicando su vida al conocimiento de su yo más íntimo; en su concepción de espiritualidad no se encontraba la búsqueda del origen, sino la de la felicidad a través de la relación del hombre con los demás seres que habitaban este universo, no importa cómo se creara éste, sólo importa que existimos.
Continuamos viaje hacia Occidente y cruzamos la península arábiga, saltamos al continente africano y allí nos encontramos con la tradición de los yoruba, según la que Olorum, el dios primigenio que ya existía antes de la creación del mundo, quiso regalar a sus herederos un reino para que éstos se dispersaran por la tierra, así que, Oduduwa, su hijo, lanzó un puñado de tierra sobre el agua, elementos esenciales para favorecer la vida, lanzando después una gallina y simientes, extendiéndose así el hombre sobre lo que hoy conocemos como Nigeria y la República de Benin.
Los boshongo, de la etnia Bantú, habitantes de Centro-África, cuentan a sus hijos que al principio sólo existía el reino de la oscuridad, donde habitaba Bumba, al que consideraban blanco porque nunca había visto la luz del sol; fruto de una indigestión Bumba creó el universo que conocían: de la primera arcada nació el sol, luego la luna y después los animales y el hombre; parece que Bumba quedó muy satisfecho del fruto de su pesada digestión, porque tras vomitar la Tierra, se paseó durante una temporada para que los hombres supieran de su creador.
Retrocediendo en el tiempo nos topamos con el Egipto del Imperio Antiguo, con Atum, el sol del atardecer, una de las formas de Ra, como el padre del universo a través de sus fluidos corporales, saliva y semen, de los que surgieron el aire, Shu, y la humedad, Tefnut, quienes engendraron a la Tierra, Gea, y a los astros, Nut. Matrimonios, engaños, enfrentamientos entre los diversos dioses, semejantes a los de la vida cotidiana de los egipcios nos muestra la capacidad de abstracción de estos pueblos al crear un mundo paralelo en el que contemporáneamente a ellos habitaban todo un sistema jerarquizado de demiurgos dominados por las mismas pasiones que los hombres.
Si continuamos viaje hacia el noroeste, muchos siglos más tarde, encontraremos el mismo sistema de entender el universo: la tradición helénica juega con todo un bosque genealógico de dioses, semidioses, ninfas, y demás, entrelazados en una compleja red de relaciones. Geometría y mitología se entrelazan aquí confundiéndose.
Las teorías astrofísicas de los griegos, que ya aplicaban las reglas geométricas para explicar la formación del universo y que ya seis siglos antes de Cristo hablaban de las estrellas como enormes bolas de fuego que giraban alrededor de la tierra, centro absoluto del universo, no se contradecían con la visión mitológica del cosmos, enseñaban en sus escuelas que el principio era el Primum Mobile, energía demiúrgica que movía todo el sistema esférico universal posterior al Caos, emergiendo de éste Gea, la creación, para fundar la tumultuosa familia que gobernaría desde el Olimpo.
La tradición del Norte de Europa también nos da ejemplos de la visión del mundo de los vikingos: el frío y el calor, la oscuridad y la luz. De la unión de estos dos espacios surgió la vida, primero como un enorme ogro y después como una vaca gigante que le proporcionaría la leche con la que sobreviviría. Del sudor del ogro, en un mundo de nieves perpetuas, nacieron dos gigantes de escarcha que se alimentaban de las rocas salobres del lugar, formándose así de éstas los cuerpos de los primeros dioses-hombres, que crearon la
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