El Populismo Como Periferia Interna De La Política Democrática

El Populismo Como Periferia Interna De La Política Democrática^[1]

Mario Rodrigo Garibay Sánchez

ITESO 2

Benjamín Arditi, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Politicas y Sociales, es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Essex y profesor de Teoría Política en la UNAM. Sus publicaciones recientes incluyen ¿Democracia post-liberal? El espacio político de las asociaciones (2005), así como numerosos trabajos.^[2]

Al comienzo de la lectura el autos sita a varios autores, y dice que el termino de populismo es muy amplio como para incluir variantes de derecha y de izquierda y puede aparecer en todos lados, en países avanzados y en vías de desarrollo, en el campo. En el lado político en torno al significado del populismo, quienes destacan sus rasgos mas inquietantes, como a naturaleza mesiánica de sus lideres o la subordinación de los sindicatos al Gobierno, alegan que el populismo solo puede ser un fenómeno negativo, otros se sienten atraídos por el perecido en el ámbito declarativo, entre el discurso igualitarista y movilizador de populismo y las reivindicaciones presentes en proyectos socialistas o de democracia racial, algunos sectores de la intelectualidad del tercer mundo vieron al populismo como algo positivo, ya que para ellos el populismo precipitó el empoderamiento de los de abajo gracias a políticas distributivas, las cosas cambiaron mucho en años recientes, el populismo de hoy parece tener poco en común con su referente urbano industrial clásico, con la sola excepción de la autopercepción del líder como el salvador de la nación, aunque en ocasiones demagógica, de que la gente simple y sus tradiciones son las depositarias de la virtud.

El impulso populista es virtualmente inseparable de lo que Oakeshott llama política de la fe, la voluntad de renovar la política , aparecen también en movimientos que no suelen ser denominados populistas, una forma de abordar el populismo es describiéndolo como un objeto, anexacto. El populismo también podría ser un objeto anexacto y por lo tanto cualquier descripción precisa enfrenta un obstáculo real y tal ves infranqueable, el populismo no es un fenómeno independiente, dado que se halla imbricado con la política contemporánea. Como menciona el autor, un populista llamado Mudde señala que el populismo no es una patología de la democracia dado que su discurso acerca del pueblo bueno que se rebela en contra de elites corruptas se ha extendido tanto que ya forma parte del núcleo central o normal de la política, y también comenta que el populismo hoy esta exigiendo respuestas por parte de los políticos y Gobiernos, no obligatoriamente la participación de la gente.

En un termino intuitivo el populismo, sea viejo o nuevo es una etiqueta que usamos para describir a políticos que buscan congraciarse con si publico, esto se hace difícil al distinguirlos de los demagogos que hacen muchas promesas, no interesa cuan factibles sean de cumplir, con tal de avanzar en sus carreras e impulsar sus proyectos y que manipulan descaradamente procedimientos legales y arreglos institucionales para adaptarlos a sus necesidades. Los populistas se ven a si mismos, legítimamente o no como outsiters de la política, lo ven como un variante del viejo cesarismo con fachada democrática, en especial en el caso del populismo urbano industrial,  también cuando los populistas manipulan los  dispositivos de la democracia liberal, se esfuerzan por defender sus credenciales democráticas y por convencer a sus críticos de que son respetuosos de las instituciones.

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