El Porfiriato, integración del mercado y expansión económica. 1880-1910.

El Porfiriato, integración del mercado y expansión económica. 1880-1910

Durante la década de los 80’s, el gobierno mexicano comienza con un nuevo paradigma estructural, pasando de ser un Estado autárquico hacia uno más dependiente de los comercios internacionales. Con ello promueve la necesidad de transportar los bienes importados y exportados a lo largo de la República, por ese motivo el presidente Juárez comienza a implementar diversos planes con el fin de la creación de líneas ferroviarias capaces de conectar de mejor manera al país. De igual forma, Estados Unidos presentaba la posibilidad de conectar ambos países desde su frontera sur llena de líneas ferroviarias, por lo la autarquía mexicana se desvanecía cada vez más, ya que la capacidad de comerciar con el vecino que representaba una potencia emergente mundial, incentivaba al gobierno aprovechar la posibilidad de hacerlo.

Antes de la implementación de Juárez, la vida dentro del territorio mexicano carecía de una estabilidad tanto en la esfera política y social, donde, en la primera, existía un frenético cambio de gobiernos y en la segunda una nula garantía de seguridad en el territorio mexicano. Una vez instaurada una mejora en ambas, el presidente Juárez decide implementar mediante el gasto público la creación de infraestructura suficiente para poder conseguir la tan ansiada comunicación dentro del país; recorta así el gasto hacia el ejército (debido a la mejora en seguridad), tiene el control de las aduanas, una mejor fiscalización y aunado a esto, existe un periodo de paz dentro de los confines mexicanos que lleva a un crecimiento de las líneas de manera explosiva. De esta manera, los gastos que antes tenía el gobierno para garantizar estabilidad y más se utilizaron meramente para la mejora en capitales de comunicación sobre todo en el norte del país.

Debido a esto, el gobierno cae en un déficit fiscal en 1885 que solo pudo solventar mediante un préstamo otorgado por el mercado fiscal exterior (mismo que México nunca había tenido acceso debido a su economía precaria) hasta el año 1888. Por lo que el rezago que había por la poca o casi nula construcción durante este periodo fue notable. Al terminar la década de los ochentas y los primeros años de los noventas, la fiscalización seguía con problemas y fue hasta la llegada de Limantour que, en únicamente tres años, existió un superávit fiscal para la economía mexicana. De igual manera, al haber existido un déficit fiscal durante finales de la década de los ochentas, el interés cayó de manera abrupta, pero desde que Limantour accede a la Secretaría de Hacienda, otorga que el interés permanezca estático y aunado a la estabilidad fiscal y fortalecimiento de la banca, llegan inversionistas extranjeros que ayudan a mejorar la infraestructura económica y fiscal. Una vez que existía este manejo a grandes escalas de capital en suelo mexicano, comenzaron a crearse empresas grandes. De esta manera, se comenzó a notar la diferencia con los productos artesanales, ya que las empresas comenzaron a implementar máquinas para reproducir el trabajo con costos mucho menores y calidades parecidas. Lo que parecía una posible mejora social holística, comenzó a decantarse hacia un solo lado: el rico. Pese a que no presentaba un panorama tan alentador como el que se había imaginado en un principio, la creación de estas grandes empresas, generó consigo una mejora en la industria mexicana, ya que la creación de capital capaz de producir insumos en lugar de importarlos, generó que la balanza comercial mexicana se viera positiva, ya que se dependía de pocos productos importados y se contaba con muchos productor exportados. Claro está que en un principio esto no fue así, ya que al tener una industria poco desarrollada, eran necesarios las importaciones y debido a ello, en un principio el calor de la plata cayó frente al valor del oro, desventaja que nunca se pudo contrarrestar.

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