El Sentido Comun
Enviado por emelysaritza • 18 de Septiembre de 2014 • 353 Palabras (2 Páginas) • 245 Visitas
A pesar de todas las definiciones que se le han tratado de dar a lo largo del tiempo, el sentido común es un concepto muy difícil de describir, todo y con eso, es un atributo muy utilizado y muchos se refieren a él sin darse cuenta de la verdadera subjetividad que éste implica.
Podríamos decir que el sentido común es lo que la gente piensa a nivel general sobre un tema en particular. Es como una especie de “acuerdo natural” que las personas hacen sobre algo. Es una forma de juzgar razonablemente las cosas, sin necesidad de que una determinada información esté comprobada científicamente; lo único que importa es que la mayoría de las personas lo consideran cierto.
Un factor importante relacionado con el sentido común es la experiencia que cada persona ha tenido en el transcurso de su vida. Muchas de esas experiencias nos aportan conocimientos valiosos y positivos, por lo que, según el conocimiento que se adquiriere en base a esas experiencias, se establecen creencias que a nivel popular se consideran de buen juicio.
En general, el sentido común también depende de no complicar excesivamente una situación, de aplicar experiencia, conocimiento general y de confiar en que determinadas premisas sean válidas para situaciones futuras.
Toda persona a lo largo de su vida se encuentra con frecuencia con situaciones que le suponen un dilema, momentos en los que ha de tomar una decisión. Cuando llegamos a este punto, solemos confiar en nuestras experiencias, sabiduría y, por supuesto, nuestro sentido común… pero ¿sabemos utilizar este “sentido” correctamente? Pues la verdad es que muchas más veces de lo que creemos la respuesta es NO.
Tomar una decisión a la hora de elegir un objeto material puede ser una tarea más o menos sencilla, pero hacerlo con personas y situaciones, no siempre es tan simple y nos vemos supeditados a la presencia de nuestros sentimientos y emociones, aparte de a nuestro estado personal del momento.
Así pues, en situaciones comprometidas, como cuando alguien nos pide un favor o simplemente una opinión, cuántas veces nos hemos sentido abocados a hacer o decir aquello que, en realidad, no queremos hacer o no pensamos.
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