El Valor De La Amistad
Enviado por asfq • 10 de Enero de 2013 • 2.024 Palabras (9 Páginas) • 898 Visitas
El valor de la amistad
Para desarrollar este valor en tu hijo es importante que sepa qué es un buen amigo y porqué, cómo se comportan los buenos amigos, cómo mantener una buena amistad: preocuparse por sus compañeros, esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los amigos, el niño amigo es el que no pelea con sus compañeros, comparte sus juguetes y conversa con los demás niños, trata de ayudar a un compañero que ha procedido mal explicándole lo incorrecto de su actuación, trata de convencerlo de que ha infringido las reglas sin ir a quejarse al adulto... Cuando hay amistad los niños se percatan de cuándo uno de ellos está alegre, o por el contrario, está triste y tratan entonces de alegrarlo, jugar con él, etc.
Prueba a contarle al niño esta historia:
Érase una vez dos niños que iban caminando por el bosque. Estos niños eran amigos desde hacía mucho tiempo. De pronto, un oso grande y fiero salió a su encuentro, imponente con sus afeiladas garras y dando unos fuertes rugidos. "¡Oh, qué espanto ante aquel animal tan feroz!" El miedo era tal que uno de los niños echó a correr, y sin mirar hacia atrás ni preocuparse por nada, trepó a un árbol y se ocultó entre las ramas, para que el oso no pudiera verlo y luego poder escapar. El otro niño, despavorido, se quedó paralizado por el temor, y viendo que no tenía escapatoria del imponente animal, y que su amigo se hallaba a salvo, se quedó en medio del camino, se echó al suelo y se fingió muerto.
El oso, sorprendido, se le acercó y se puso a olerlo, pasando su nariz por todo su rostro, las orejas, el cuello, el pecho, las piernas, tratando de observar si había alguna reacción. El niño retuvo la respiración, pues sabía que si hacía algún fuerte movimiento el oso podría darse cuenta de que él pretendía engañarlo. De nuevo el oso volvió a olerle cara, le lamió las mejillas, le escudriñó las orejas, emitiendo gruñidos bajos pero tranquilos.
Tras un largo rato olfateando, el oso creyó que el niño estaba muerto y que, por lo tanto, no suponía ningún peligro para él, por lo que se alejó. Cuando el fiero animal ser marchó, el niño que estaba en el árbol bajó rápidamente y le preguntó entre risas a su amigo:
-¿Qué te ha dicho el oso al oído?
-Me ha dicho que los que abandonan a sus compañeros en los instantes de peligro no son verdaderos amigos."
Una vez leído el cuento, comenta con tu hijo qué le ha parecido la historia, cómo habría reaccionado él, quién es mejor amigo en esta historia... Intentar encauzar tu relato de tal forma que critiques la actitud del pequeño cobarde que huye sin preocuparse por su compañero. Puedes terminar esta actividad dibujando una postal para su amigo, en la que coloreará un bonito dibujo y después añadirá una cariñosa dedicatoria. Puedes descargar dos modelos pinchando aquí.
El valor de la amabilidad
Una de las vías más importantes para que los niños aprendan a ser amables y corteses la constituye el juego de roles, en los que es posible modelar las más diversas situaciones en la que esté implícito el ser amable y cortés. Sin embargo, nada sustituye al ejemplo del adulto para enseñar las normas de la amabilidad y cortesía, por ello han de ser modelos a imitar de estas cualidades. Para que le resulte más fácil, puedes contarles la historia de "El pájaro carpintero".
"Una mañana muy temprano, cuando todavía no salía el sol, se oía en todo el bosque el toc-toc de un pájaro carpintero que trabajaba en un árbol.
En ese momento pasó por allí una paloma, que muy amablemente le preguntó:
-“¿Qué hacéis, amigo carpintero?”
-“Estoy haciendo una casita, porque la mía se la llevó el viento y no tengo dónde vivir.”
-“¿Y por qué no le pides ayuda a tus vecinos? Ellos te quieren y son muy gentiles contigo, estoy segura de que te ayudarán a hacerla más rápido.”
-“Yo no quiero ayuda de nadie” respondió malhumorado el carpintero, “me basto yo solo para hacerla.”
La paloma se fue cabizbaja, pensando que el carpintero estaba muy equivocado en su proceder.
Al poco rato pasó por allí un pajarillo rojo como la grana, y le preguntó de forma muy cortés al carpintero:
-"¿Quieres que te ayude?. Así acabarás más pronto.”
-“No, cardenal” respondió poco amable el carpintero, “Yo solo me basto.”
El cardenal se marchó pensando lo poco inteligente que era el carpintero por rechazar su ayuda.
Al otro día el carpintero se hallaba en plena faena cuando acertó a pasar por allí un conejo, que al ver el esfuerzo del carpintero, se detuvo en medio del camino y muy amable le preguntó:
-“Buenos días, carpintero. ¿Quieres que te eche una manita para acabar tu casita?”
-“No, señor” fue la seca respuesta del carpintero, “yo solo me basto”.
Y el conejo se alejó refunfuñando de lo poco amable que había sido el pájaro carpintero.
Y he aquí que de pronto en el bosque se dejó de escuchar el toc-toc del carpintero. Y así durante varios días. Y dio la casualidad que por el árbol del carpintero pasó de nuevo el conejo, que de pronto escucha que alguien se quejaba. Y curioso y muy gentil preguntó:
-“¿Quién se queja de ese modo tan lastimero?”
-“Soy yo” respondió el carpintero. ¡Ay! me duele todo el cuerpo. Por estar solito haciendo mi casita me he caído y no puedo moverme.”
El conejo, al ver al carpintero tan enfermo, y como él era muy amable, llamó a los otros animalitos del bosque, el cardenal, la paloma, y otros más, que entre todos cargaron al carpintero y lo llevaron a curar a la casa del Doctor Pato.
Cuando el carpintero abrió los ojos y miró a su alrededor vio a todos sus amigos junto a él. En ese momento se dio cuenta de lo amables que estos siempre habían sido con él, y a los que había tratado tan mal y poco gentil. Y se sintió tan mal, que se echó a llorar.
-“No llores, carpintero, pero que esto te sirva de lección para que aprendas que todos somos tus amigos, y siempre te vamos a ayudar”.
-“Gracias amigos, respondió el
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