El camino de la libertad

El camino de la libertad

Carlos Luis Fallas, escritor de la novela Mamita Yunai, en la cual está basado este ensayo, fue un escritor costarricense quien fue participe en varios eventos históricos de Costa Rica tales como: la guerra de 1948, una disputa por el poder gubernamental de Costa Rica, desatada por los innumerables casos de vicios políticos y administrativos en el gobierno; la cual perdió ya que él apoyaba al grupo de Rafael Ángel Calderón Guardia, quien salió perdedor ante las abrumadoras fuerzas del ejército de liberación nacional liderado por José Figueres Ferrer, un político de la época y futuro mandatario de Costa Rica, después de la derrota, Fallas, Guardia, entre otros simpatizantes de Otilio Ulate, presidente en 1948-1949, fueron exiliados a México; Fallas en su juventud, vivió los duros castigos y maltratos que  propiciaba la United Fruit Company (UFco), a la cual se le conocía en las clases populares como la “Yunai”, de ahí el título de la obra, dicha compañía se dedicaba a la producción principalmente de banano en la región de Talamanca, los castigos, maltratos e injusticias que la compañía imponía a sus trabajadores influyeron en la realización de la novela; hoy en día el libro Mamita Yunai es uno de los máximos exponentes de la literatura costarricense.

En los años 30 y 40, tras la primera guerra mundial y a inicios de la segunda, las clases populares, debido a la pobreza, buscaban el apoyo del gobierno, sin obtener respuesta estas clases buscaron maneras de expresar su descontento, como huelgas, creación de organizaciones y toma de instituciones, tales acciones fueron suprimidas por las fuerzas oficialistas, el otro problema de estas clases populares es que a pesar de tener un problema en común todos tenían un objetivo diferente, por lo que había una muy mala organización en los movimientos y poco apoyo en estos; había una compañía la cual destacaba entre los objetivos de las clases populares, la UFco, responsable de miles de crueldades y acciones inhumanas: “—Hay otros medios, compañero. ¡El día que todos los de abajo nos organicemos, ese día cantará otro gallo!”.

La United Fruit Company (UFco), era acusada de varias injusticias las cuales cometía a sus trabajadores: “Era el temor a la poderosa empresa imperialista”. Injusticias tales como: un ambiente de trabajo inapropiado e inseguro: “        Ya chapaleando el barro de la trocha, resbalando en las retorcidas raíces, saltando por encima de los grandes troncos recién derribados”, además de las largas jornadas de trabajo, había enfermedades en las plantaciones: “Esas ya no eran piernas. Eran troncos de itabo. Piernas enfermas, piernas hinchadas, piernas deshechas. Todo lo pudre el suampo del banano. Y el oro de los gringos”. La mayoría de trabajadores no tenían hogar además de que no se les remuneraba justamente y a los trabajadores se les pagaba con comida y no con dinero y esto les imposibilitaba a los trabajadores realizar compras y actividades tan básicas como viajar en el transporte público: “- ¡Trabajen camellos! -Les gritaba Calero al pasar”. Los trabajadores de la compañía criticaban dichos maltratos y realizaban variados movimientos en contra de estos, pero sin obtener respuesta del estado ya que al mismo no le convenía perder los ingresos que generaba la compañía, además de que irrespetarían la política de los enclaves, propuesta por potencia (USA), con la cual Costa Rica estaba alidada.

Los empleados de la UFco, eran mayoritariamente indios (costarricenses) , negros y costarricenses, a los negros se les respetaba debido al buen desempeño en las plantaciones, a los indios quienes el sector más pobre de la población, se les trataba muy mal, a base de engaños los hacían realizar actividades inhumanas y debido a su inocencia, les prometían premios a cambio, los cuales nunca se les dieron, esto debido a que el indio en esa época, era muy analfabeto y no sabía o sabía muy poco hablar el español: “Talamanca es una región poblada de indios, en su mayor parte analfabetos, que casi no hablan español y que hacen una vida primitiva y miserable. Viven agrupados en rancheríos cerca de las márgenes de los diferentes y caudalosos ríos o en el corazón de la montaña”, “Esos indios que casi lloraban implorando un pedazo de carne o un jarro de guaro, ¿eran los descendientes de aquellos belicosos talamancas?”. A los costarricenses se les trataba igual, se les maltrataba, engañaba y explotada, porque al final, paro los estadunidenses, solo éramos una raza inferior: “Mr. Chittenden, verdadero exponente de la política imperialista yanqui, un gringo insolente y grosero que, considerando a los centroamericanos de una raza inferior, no estaba dispuesto a concederles a los trabajadores el derecho a parlamentar con él”.

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