El coliseo de Roma
Enviado por gisellemb • 24 de Octubre de 2018 • Trabajo • 1.005 Palabras (5 Páginas) • 127 Visitas
El Coliseo de Roma
Hace muchos años, Lucio hijo de Tiberio, reconocido gladiador de Roma, esperaba el toque de las trompetas para dar por iniciado el combate. Lucio creció viendo a su padre luchar contra todo tipo de amenazas, osos, rinocerontes, elefantes, y otros gladiadores. Tiberio tenía todo el reconocimiento y respeto del pueblo romano, siempre combatía con valentía y honor, preparaba a su hijo para un día llegar a ser tan bueno o incluso mejor gladiador que él.
Las trompetas sonaron, comenzó el desfile por la arena encabezado por el organizador de los juegos. Tras comprobar el estado de las armas, comenzó la lucha, el público gritaba entusiasmado desde las gradas.
Lucio nunca se ponía nervioso por el combate, había visto luchar a su padre desde que era un niño y tenía la certeza de que el siempre ganaría. Todo el pueblo romano ponía sus apuestas a favor de Tiberio. La arena se elevaba del suelo por el movimiento, sangre salpicaba por las distintas heridas que alcanzaban a causar los gladiadores, y de pronto el corazón de Lucio se rompió. Había un nuevo ganador en Roma, Pompeyo, tan despiadado que le quitó la vida a Tiberio para dejar en claro que ahora él era el mejor.
El pueblo romano perdió mucho dinero de las apuestas a favor de Tiberio, la familia de Lucio perdió el respeto que su padre había ganado para ellos, el pueblo los abandonó y Lucio tenía un profundo dolor en su corazón tras la muerte de su padre. Pero un sentimiento constante en Lucio era el coraje hacia Pompeyo por no haberle perdonado la vida a Tiberio, la muerte de su padre era algo que se merecía vengar, y Lucio se había asignado a él mismo realizar ese trabajo.
Trabajo incansables días y noches entrenando para convertirse en el mejor gladiador de Roma, empezó a luchar contra animales pequeños hasta que fue escalando hasta llegar a osos y toros al igual que su padre en los inicios de sus combates. La primera lucha importante de Lucio fue contra un león, una criatura extremadamente salvaje y peligrosa, la cual podría matarte de un mordisco si así lo quisiera. Ganó, pero salió mal herido, el león había rasgado todo el torso de Lucio y debía recuperarse si tenía la esperanza de algún día ser un digno combatiente de Pompeyo. Lucio, motivado por el deseo de venganza en su corazón, logro recuperarse totalmente y volver a las luchas en el Coliseo, escalando gladiador por gladiador para tener la oportunidad de luchar contra Pompeyo. Lucio era tan buen gladiador como lo había sido su padre, y el pueblo romano había depositado de nuevo su confianza en él. Pompeyo por otro lado, ganando cada combate, despedazando bestias salvajes y quitándole la vida a los mejores gladiadores de Roma. Le tomó 4 meses a Lucio combatir con todos los gladiadores de un rango mayor al de él, 4 meses para que llegara la lucha más esperada por su familia y por el pueblo.
Hubo un gran desfile antes de que la lucha comenzara, habían llevado hipopótamos y cocodrilos desde Egipto, y Julio Cesar mostro la primera jirafa en la arena. Era un gran día, uno que sería recordado por muchos romanos. Las apuestas estaban divididas entre “Pompeyo el grande” y “Lucio hijo de Tiberio”, la reputación de su padre lo precedía, pero los grandes logros de Pompeyo eran algo digno de admirar. Las trompetas sonaron, el público gritaba, la lucha comenzó. Pompeyo casi doblaba el tamaño de Lucio y era un gladiador con años de experiencia, pero Lucio no se dejaría vencer, la adrenalina corría por sus venas y su sed de venganza dominaba su cuerpo. Pompeyo rozó la cara de Lucio con su espada, fue la primera mancha de sangre en la arena, un golpe en el torso, un tobillo doblado, son las diferentes lesiones que los gladiadores tenían hasta el momento. Lucio estaba agotado, dominado por el agudo dolor que sentía gracias a todas las heridas que había causado Pompeyo, cuando el público comenzó a apoyarlo por medio de gritos, silbidos, “¡Tú puedes Lucio! ¡Tu padre estaría orgulloso de ti!, y entonces recordó su verdadero propósito, vengar la muerte de su padre. Lucio junto energía, se levantó de la arena y con el polvo que había elevado cegó a Pompeyo. Lo atacó por la espalda y Pompeyo cayó de rodillas. ¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡¿Qué estás esperando?! El público gritaba, querían ver sangre. Lucio coloco su espada junto al cuello de Pompeyo mientras este suplicaba por perdón. “Esto ha sido por la muerte de mi padre”, pronunció. Y sin esperar un momento más Lucio corto la cabeza de Pompeyo.
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