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El papel de la mujer durante el Alto Imperio Romano

TuringEnsayo30 de Noviembre de 2022

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El papel de la mujer durante el Alto Imperio Romano.

Álvaro Espino Ibáñez, Colegio de Historia, 421089099

Introducción.

Este trabajo analiza la situación de la mujer durante el Alto Imperio Romano, se observará como a través de los textos, las mujeres conquistan aspectos culturales, sociales y políticos, pues comienzan a rebelarse contra la sumisión a sus maridos, gozan de una libertad inusitada, la libertad sexual, participando el “amor libre”, con quién quieren y como quieren, fuera del matrimonio y recurriendo a distintos métodos como el aborto.

Entonces el objetivo principal de este trabajo es saber ¿cuál es la importancia de la mujer en la Historia de Roma?, demostrando que algunas de estas mujeres no se ciñeron únicamente al ideal de matrona romana impuesto por el género masculino, sino que incluso llegaron a dar órdenes y mandar en el Imperio más poderoso del mundo.

En este trabajo se utilizarán fuentes primarias, las más relevantes son: “Los Anales de Cayo Cornelio Tácito”[1], “Sátiras de Juvenal”[2] y en las fuentes secundarias se tiene el libro de “La calamidad ambigua”[3], no obstante, tenemos que tomar en cuenta que las fuentes primarias que refieren a estas mujeres están escritas por hombres, sin olvidar que el hombre romano era, antifeminista y misógino, por lo tanto, sus opiniones estarán muy sesgadas.

El interés por este trabajo surge a partir de los escritos de Michelle Perrot, en su obra, “Mi historia de las mujeres”[4], desde entonces todo lo que tenga que ver con la historiografía de la mujer me despierta una mayor curiosidad, ahora bien, pongo en duda lo escrito de esta autora, nos dice que desde la antigua Grecia y Roma se excluyó a las mujeres de la política[5], una afirmación muy fuerte, pero ¿en realidad se le excluyó del todo a la mujer en la política romana?

Desarrollo.

Para contextualizar, El Alto Imperio Romano comienza en el 27 a.C. y finaliza con la llegada al poder del emperador Diocleciano en el año 284 d.C. Este periodo fue una época de esplendor en el que el mundo romano alcanzó su máxima extensión territorial[6]. La situación de la mujer romana mejoró considerablemente, aunque esto afectaría especialmente a las mujeres de las capas más elevadas de la sociedad.

Claro que, se puede afirmar que las mujeres romanas no tenían derechos políticos, por lo tanto, no podían ocupar cargos ni participar en la vida pública, es difícil entender cómo estas mujeres sin derechos políticos lograron ejercer el poder, aunque fuese de manera indirecta, en cierto sentido, había ocupaciones y actividades que les estaban, al menos en teoría totalmente vetadas, no podían ser jueces, procuradoras, tampoco tenían acceso a las magistraturas, ni voto en los comicios.

Pero estas limitaciones eran soló teóricas, pues las mujeres de las clases altas participan e influyen en el transcurso político, en este aspecto el papel de las matronas será fundamental, pues tenían una importante consideración social, ya que eran las encargadas de la educación moral e intelectual de sus hijos[7].

 De esta manera, las mujeres se fueron introduciendo en la vida pública, en la lucha por el poder, las relaciones entre las grandes familias eran muy importantes y las mujeres podían ayudar a fortalecer esas relaciones, por ejemplo, mediante la amistad con otras matronas.

Ahora bien, ¿qué mujeres de la clase alta sobresalen en la política?, durante este periodo la dinastía de Julio y Claudia; Livia, Mesalina, Agripina, y Popea, fueron auténticas emperadoras a la sombra de sus respectivos maridos, especialmente comentaré de Libia y Agripina, su periodo marcará un antes y después en la historia de Roma.

Primeramente, Livia Drusila, (58 A.C. – 29 D.C.), fue llamada lulia Augusta, desde el año 14 d.c, y Diva Augusta[8], pero ¿cuál es la relevancia de esos dos títulos en Livia?, el significado social y político del término Augusta, reconoce y refuerza el poder ante la sociedad romana, pero no fue la única mujer en recibir tal título, incluso Antonia, y más tarde Agripina la Menor, las madres de Tiberio, Claudio o Nerón, fueron honradas como Augusta.

Es muy relevante el término de Agusta, infunde en merecer gran respeto y veneración por su majestad y excelencia. La expresión Augustos no se había utilizado en la onomástica de ningún romano, ni romana, al considerarse propia del ámbito de lo divino, como atributo o virtud característica de un dios o diosa.

Livia fue ante todo una mujer que respetó las normas tradicionales de la matrona en sus costumbres, pero que, desde lo que suponía había de ser el modelo femenino convencional, se involucró en los asuntos públicos, merece la pena recordar que Livia pertenecía a una familia de enorme prestigio en Roma, tales intereses quizá influyeron para que Augusto la convirtiera en su esposa, la cuarta y última.

Es interesante como Livia, aún embarazada, contrajo nupcias con Augusto, para lo que se requirió la autorización senatorial, con el afán de no atacar los derechos del padre de su hijo, tras la muerte de Augustos, en su testamento, deja ver claramente cuáles eran sus pretensiones y sus planes para el futuro de Roma, en su testamento Livia es nombrada “Julia Augusta”[9].  

Cuando su hijo tomó posesión del trono imperial, inmediatamente después del fallecimiento de Augusto, el Senado quiso ofrecer más títulos a su madre, como el de “Livia-Iulia Augusta”, los más extraordinarios honores otorgados a las mujeres de la corte imperial eran aquéllos que las consideraban como diosas, fue nombrada divina en las provincias, y se erigió un templo en honor de Livia[10].

Su estatua se colocó en el templo de Augusto, dónde recibiría culto como nueva diosa, era tal la adoración por Livia, que el propio Tácito nos habla de ella; “Livia, dura madre para la república. No había dejado honores para los dioses, pues se hacía venerar en templos y en imágenes divinas”[11]. En cualquier caso, fue la primera pareja mortal en ser divinizada y fundadora de la “domus Augusta”, eran llamados “divus Augustus” y “diva Augusta”. 

Ahora bien, Agripina la Menor (15 d.C. – 59 d.C.), hermana del emperador Calígula, esposa de Claudio y madre de Nerón[12]. Se fue acercando más a su tío Claudio, en ese momento emperador, el problema estaba en que este ya estaba casado con la emperatriz Mesalina, a pesar de su muerte, Agripina aún no tenía vía libre para casarse con su tío Claudio, ya que ambos tenían una relación de parentesco familiar demasiado cercana.

 Para que la unión pudiese llevarse a cabo, el Senado tuvo que modificar la legislación existente, tras lo cual se casaron en el año 49 d.C. Durante esta unión Agripina llevó a cabo diversas acciones para conseguir que su hijo se alzase con el poder, el ejemplo de Tácito es más que relevante;

A partir de Agripina se trastocó la ciudad y todo obedecía a aquella mujer que no se burlaba del estado romano con su lascivia, como había hecho Mesalina. Exigía que se la sirviera como si fuese un hombre; en público mostraba severidad y con mucha frecuencia altanería”[13].

La representación de Agripina que nos llega de la mano de las fuentes clásicas es bastante dura, mencionándola como una mujer de carácter, demasiado inteligente y que solo perseguía el poder para sí misma y para su hijo, finalmente Agripina logra su objetivo, Claudio nombro a Nerón como sucesor en lugar de a su propio hijo.

Sin duda Agripina es representada como una mujer manipuladora y con obsesión por el poder, pero logró su objetivo, el de controlar al emperador Claudio, también se tiene constancia de que Agripina fue una mujer cultivada que incluso escribió las memorias de su familia, denominadas “Memoriae Agrippinae”, que desgraciadamente no han llegado hasta nuestros días pero que autores como Tácito o Plinio utilizaron como fuente para sus obras[14].

Sin duda la mujer romana en estos periodos, tienen nuevos privilegios y luchan por conseguir más, desafortunadamente respecto a las mujeres de las clases populares se tiene poca información.

Como anteriormente se mencionó, se conoce información de aquellas mujeres de las clases aristocráticas, qué tienen; una independencia económica que les proporciona su mayor o menor patrimonio, acceso a la cultura, participación en las actividades de la vida social romana, el propio Tito Livio se preocupa de estas libertades;

“Examinad todas las leyes relativas a las mujeres con las que nuestros antepasados sujetamos las libertades de estas, mediante las cuales las sometieron a los maridos, ¿Qué ocurrirá si les permitieras esas leyes una a una y, en fin, que sean iguales a sus maridos?, ¿Creéis que podrás soportarlas?, En cuanto comiencen a ser iguales serán superiores”[15].

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