En El Serrallo: La Vida Privada De Los Sultanes Otomanos

El último gran imperio musulmán de la historia, el Imperio otomano, fue un Estado multiétnico y multiconfesional por la situación de Anatolia de ser una de las más importantes rutas de comercio. Este imperio que no vio comenzar su apogeo sino hasta el 25 de mayo de 1453, cuando Mehmet II el Conquistador, entró en Constantinopla (Bizancio), el último reducto del Imperio Romano de Oriente. Este hecho les dio por fin un real poder en el Mediterráneo y haciéndose como una verdadera amenaza para los pueblos europeos. Luego, se mantuvo una expansión constante del imperio a través de los años, pero el Imperio Otomano conoció su máximo esplendor bajo el gobierno de Solimán el Magnífico (1494-1566), como es explicado: “… no sólo por la solidez de la organización administrativa y militar, sino por la ampliación de sus fronteras a su máxima extensión y por el hecho de que Estambul se constituyó en un brillante centro intelectual”. El fue conocido también como Sulimán (o Süleyman, en turco), fue por ello llamado "el Magnífico" en Occidente y "el Legislador" por sus compatriotas.

A la muerte de Solimán en 1566, le sucede en el trono su hijo de cuarenta y dos años, Selim II, quien al momento de la muerte de su padre era gobernador de Manisa. Selim II no tuvo la personalidad expansionista de su padre y llevó a una lenta decadencia al imperio. Pero, ¿Cuáles fueron esos problemas que hicieron que la época posterior a Solimán fuese el comienzo de la decadencia del imperio otomano?

En primer lugar, la expansión territorial ejercida por Solimán, había hecho de que Selim II no tuviera las necesidades conquistadoras y guerreras que tuvieron que tener otros sultanes para sobrevivir. Desde Selim II en adelante, los sultanes casi no salían del palacio. Ellos permanecían allí entreteniéndose y haciendo diferentes actividades como visitar los placeres del harén sin sufrir las molestias y el estrés de gobernar un imperio. Como se explica en el texto: “la autentica felicidad de un rey no consistía en los rigores militares ni en operaciones de valentía o gloria, sino en la indolencia y la tranquilidad de los sentidos, en el disfrute de todas las comodidades y placeres” refiriéndose a la opinión que tenía en ese entonces el sultán Selim II. Este hecho tuvo mayores consecuencias, ya que la nula presencia del sultán en todo el imperio, excepto en ceremonias religiosas, creó disgusto y molestias por parte del pueblo, además de la poca representación que los sultanes significaban para ellos a diferencia de sultanes conquistadores y guerreros anteriores. El hijo de Selim, Murat III, tenía el mismo pensamiento que su padre respecto a la comodidad del palacio, y como explica el texto: “Esos pensamiento del sultán Selim los ha segundo su hijo, aunque los ha llevado mucho más allá, ya que el actual Gran señor…casi nunca sale”

En segundo lugar, esos pensamientos de relajación y de poco ejercicio del liderazgo y gobernación por parte de los sultanes crearon espacios para que otras personas tomaran más poder político del que debiesen tener. Este es el caso de los grandes visires, que en el caso particular de Selim, su gran visir Sokollu Mehmet Pashá, era el encargado total del gobierno.

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