Ensayo México Ante Dios

México ante Dios... (Resumen primer capitulo)

Prologo: En este, el autor nos da una breve explicación de lo que trata su novela, nos dice como fue la forma de gobierno del siglo XIX y como la iglesia fue quien gobernaba y controlaba prácticamente sin pudor todo lo que pasaba en este país, obstaculizando e impidiendo que el pueblo se culturalizara con en el conocimiento y alfabetización. Sus métodos fueron la prohibición de la imprenta y censura de obras acerca de la revolución francesa y de los mismos autores (Voltaire Rousseau, Montesquieu, Diderot entre otros) de dicha revolución social que proclamaban los derechos del hombre. Al mismo tiempo que perseguía a quienes se pensaba “eran peligrosos” y que tentaran en contra de los beneficios e intereses de la iglesia.

También se plantean una serie de preguntas tales como:

• ¿Cómo detener a un enemigo y controlarlo si ni siquiera se acepta su existencia?

• ¿Cómo resolver un problema cuando no reconocemos su importancia?

Todo esto lo hace a manera de reflexión acerca de lo erróneo que era el pensamiento y la percepción de la gente hacia la iglesia en aquel tiempo.

Capítulo I: El imperio de las Almas.

En este capítulo nos habla acerca de cómo Ponciano conoció al hombre que junto con el estuvo encarcelado en San Juan de Ulúa; Veracruz, el cual le hablo de los oscuros secretos que protagonizaron los personajes Monteagudo, Labastida, Miranda y Munguía por parte de la iglesia.

El anciano le seguía diciendo muchas cosas que para el eran desconocidas y poco a poco le decía como los curas estaban más involucrados en los temas políticos, financieros, de guerra y demás…

Le conto del acontecimiento de la muerte de Defina Ortega, primera mujer y sobrina a la vez de Porfirio Díaz y como en su lecho de muerte le dijo al arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos quien había sido llamado para darle la santa extremaunción, pero por ser sobrina de Porfirio Díaz no podía casarla con él.

Díaz replico que los casara pero Labastida seguía en su misma postura, le dijo que no solo no podía omitir que fuera su sobrina sino que él había jurado hacer valer los derechos y mandatos de la Constitución de 1857 con lo que quedaba excomulgado y para poder casarlo con Delfina tenía que eliminar su juramento ante el arzobispo Labastida, así que Díaz no lo dudo y lo hizo, con lo que prácticamente se olvidaría del juramento para su conveniencia e intereses personales.

Con este pacto entre la iglesia y el presidente Díaz; la iglesia sin duda fue la ganadora de esta partida ya que la iglesia quería recuperar el poder que había perdido en tiempo de Juárez y Lerdo de Tejada, así que encontró en Díaz a un gran aliado, mismo que corrompido con el poder pagaba a la iglesia para poder casarlo nuevamente con Carmelita Romero Rubio en 1881. Asimismo la iglesia le impuso

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