Escuadron Guillotina

Escuadrón Guillotina, de Guillermo Arriaga

Al termino de la batalla de Torreón, una de las más difíciles que libro durante la Revolución la División del Norte comandada por Francisco Villa, cerca de ahí mientras Villa atendía un sinfín de problemáticas un soldado se presentó diciendo que un insistente comerciante quería verlo. Villa lo hizo entrar. El regordete, calvo pero bien vestido se presentó como el licenciado en Derecho, Feliciano Velasco y Borbolla de la Fuente diciendo que tenía un instrumento que haría que el nombre de la División del Norte causara miedo y respeto entre sus enemigos. Los llevo hasta donde sus ayudantes armaron un aparato que les introdujo como la guillotina, al momento de hacer una demostración, y después de explicar que este artefacto fue utilizado en la revolución francesa, los prisioneros que Villa le proporcionó a Feliciano colocaron su cabeza en la base del aparato y al jalar una cuerda una enorme cuchilla caía sobre su cuello despojándolos de su cabeza.

Villa quedó maravillado con el aparato y en lugar de proporcionarle el pago que Feliciano pedía los enrolo en su ejército, dándole el cargo de sargento a Feliciano cosa a la cual no pudo negarse para no desatar la temible y conocida furia del general Villa.

Feliciano entro en cólera contra su ayudante quien fue el que le dio la idea de hacer negocio con Villa, al venderle la guillotina. Estaba tan frustrado por todo el tiempo invertido en la guillotina, de haber abandonado la carrera de abogado y la capital para terminar en un –como él lo llamaba- “ejército vulgar”. Al día siguiente avanzó con toda la División al centro de la ciudad de Torreón y se detuvieron en la casa de un poderoso hacendado al cual Villa le quería pedir una obligatoria donación a la causa. El hacendado al negarse rotundamente fue dispuesto a perecer por la guillotina. Al irse acercando, Feliciano sintió desfallecer ya que el hacendado era un amigo suyo de la infancia quien lo reconoció inmediatamente

Feliciano, quien en la División era mejor conocido como el “Gus”, negó conocerlo con todas sus fuerzas, ya que si aceptaba; su pasado conservador y porfirista saldría a la luz. Al ver esto, su amigo enfureció tanto que le confesó que su amada novia había engañado a Feliciano con él, lo que provoco la rabia de éste y antes de que Villa diera la orden tiro del cordón para dar fin a la cabeza del hacendado. Después de este acto público todos los demás hacendados visitados por Villa colaboraron inmediatamente con la donación que el Centauro del Norte les pedía.

al transcurrir los días a Feliciano y sus ayudantes se les ascendió a capitán y pasaron a formar el asi nombrado, “Escuadrón Guillotina” de Torreón. Villa consentía mucho a Feliciano y sus acompañantes, ellos miraban las batallas desde lo alto de un cerro mientras que Villa y sus coroneles daban las indicaciones de batalla. Durante una de ellas Villa le comentó a Feliciano que en la siguiente batalla probaría su valor a ver si era un “hombre de verdad”. Al estar en la punta de la caballería sin saber qué hacer, el caballo de Feliciano tomo la iniciativa y entró a todo galope a la plaza donde iban a combatir. En la plaza solo se encontraban tres soldados quienes le comentaron a Villa que el resto de los diez mil hombres que ahí se encontraban huyeron por miedo a ser capturados y ejecutados con la guillotina. Los ojos de Villa brillaron de emoción al escuchar estas palabras mientras felicitaba al capitán Velasco por tal logro.

la batalla más feroz y sangrienta que libró la División del Norte fue en Zacatecas contra el Ejercito Nacional, ya que era un punto de control militar de suma importancia en el centro del país. Después de que lograran tomara la plaza central fueron mandados a buscar los ciudadanos más ricos de la ciudad para pagar los impuestos que Villa cobraba. Ahí mismo fue establecida la guillotina que recibiría al primero que no quisiera pagar, también se encontraban unos gringos de una compañía de cine estadounidense para filmarlo todo. Uno a uno los hacendados fueron pagando, la gente comenzaba a desesperarse hasta que un viejo porfirista quebrado no tuvo el dinero; entonces comenzaba la acción. Todo estaba listo para la ejecución, Villa dio la orden y Feliciano jaló del cordón pero nada sucedió. Una y otra vez nada paso hasta que la multitud comenzó a murmurar, entonces Villa enfurecido se dio cuenta que la guillotina falló; se dio cuenta de que Velasco y su escuadrón estaban arruinando la reputación de él.

Después del llamado –Incidente de Zacatecas- sucedió algo que Feliciano jamás creyó que viniera. La guillotina ya no era símbolo de temor y respeto, al contrario era símbolo de burla y ridículo. La cargaban junto con las mulas y el carbón y todo el mundo la hacía como quería. Villa formo un consejo de guerra que lo incluía a él y solamente a él donde bajó el de rango a Feliciano a cabo y lo mandó al equipo de cocina. Solo el tiempo decidiría si la guillotina volvería a pasar a ser símbolo de respeto. Por mientras Feliciano debía levantarse antes que todos para matar cabritos para la comida con la guillotina, cuando un día tuvo un encuentro un poco abrumado con una pistolera de nombre Belem, quien era más marimacha que el propio Feliciano; sin que esto a él le importara siempre le escribía poemas y la admiraba en secreto. Un día un ayudante de Feliciano se le ocurrió como broma dejarle a Belem los poemas que éste siempre le escribía, al verlos Belem lloro por el hecho de que era lo más bonito que alguien le hubiera escrito jamás. Feliciano paso la noche con ella y al hacerle la propuesta de irse y escapar juntos ella le replico diciendo que solo sería una noche, para al día siguiente cumplirlo se fue antes de que Velazco despertase directo a la batalla de nuevo.

Después de la partida de Belem, Feliciano estaba deshecho, sentía que todo había acabado; sus grandes sueños de ser de la alta sociedad y un hombre reconocido se habían hecho añicos y ahora se la pasaba en un ejército con un montón de bárbaros. Lo único que lo mantenía en pie era la guillotina, la cuidaba, le daba mantenimiento y la tenía en un perfecto funcionamiento. Un día un coronel vió la destreza con la cual Feliciano y su ayudante manejaban la guillotina y fue a decírselo a Villa quien dictó darle una segunda oportunidad al aparato. El elegido fue un gringo que había ayudado a planear un atentado contra el general Villa, la ejecución se realizaría con unos tres testigos pero Feliciano estaba feliz de que se le diera un uso digno a su invento.

Durante la madrugada todo la División comenzó a despertarse y a saber que Villa había dictado ir hacia la ciudad de México. Feliciano estaba radiante de felicidad ya que pensó que por fin podía ver a sus antiguos

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