Expansión Y Migraciones Europeas. Siglos XII-XVIII
Enviado por adan_torres • 18 de Octubre de 2011 • 10.002 Palabras (41 Páginas) • 1.251 Visitas
Expansión y migraciones europeas. Siglos XII-XVIII
Introducción
Las invasiones de algunos pueblos llamados “bárbaros” dieron la puntilla al que fue el poderoso Imperio Romano de Occidente y que tenía como capital a Roma; esto ocurría en el 476 d.C.
Con ello se inicia un largo periodo denominado Edad Media: un periodo de retroceso y posterior desarrollo, de simbiosis y luchas de pueblos entre sí, de grandes migraciones y conocimiento de nuevas culturas.
De los siglos XII al XVIII sobreviene una importante etapa de expansión europea, misma que conlleva fenómenos diversos de guerras, migraciones, descubrimientos geográficos, conquistas, saqueos, formaciones de imperios coloniales y, por supuesto, un proceso multicultural.
Veremos en esta unidad los dos grandes momentos de expansión europea: las Cruzadas y posteriormente los descubrimientos y las conquistas.
Aspectos metodológicos
Ubicación en el tiempo y el espacio
1.- El tiempo
Todos los fenómenos históricos se ubican en dos parámetros: tiempo y espacio; nada de lo que acontece es ajeno al cuándo y al dónde. Pero el tiempo en la historia es un concepto difícil de captar y aún más, de aplicar en el análisis de fenómenos históricos concretos.
El tratamiento del tiempo en la historia implica, en primer lugar, distinguir dos clases de este concepto: el tiempo cronológico y el histórico.
El tiempo cronológico es aquel que se refiere a la medición del tiempo en su transcurrir, el que se divide en siglos, decenas de años, lustros, años, etcétera. Mediante la cronología (de cronos, tiempo y logos, tratado) ubicamos los hechos históricos con fechas; por ejemplo, 476 d.C. (después de Cristo), es la fecha de la caída de Roma, la capital del Imperio Romano de Occidente en poder de los bárbaros; 1453 d.C. ubica la caída de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente en poder de los turcos; en tanto que 1789 es la fecha de la Revolución Francesa.
El tiempo histórico puede referirse a fechas en las que se ubican –más o menos– los procesos históricos. Pero va más allá de las puras fechas del tiempo cronológico; por ejemplo, implica la periodización o división del tiempo en periodos. Hay diversas periodizaciones, casi tantas como concepciones teóricas de la historia. Hablamos aquí de la más conocida. Así, 476 d.C. fecha de la caída de Roma, marca el final de Edad Antigua; 1453 d.C. ubica la caída de Constantinopla, el final de la Edad Media; en tanto que 1789 es la fecha que ubica la Revolución Francesa y por lo mismo la frontera entre de la Edad Moderna y la Contemporánea.
El tiempo histórico también implica el estudio de la sincronía y la diacronía. La sincronía se refiere a lo que sucede en el mismo tiempo (lo que está sincronizado, lo que es simultáneo), mientras que la palabra diacronía significa los procesos a través del tiempo. Digamos, para simplificar, que lo sincrónico es una fotografía y lo diacrónico una película (formada a su vez de muchas fotografías).
Continuando con el tiempo histórico, otro aspecto que abarca su estudio se refiere a la permanencia y el cambio: ¿Cuáles son los elementos, aspectos, característicos de las sociedades que se mantienen constantes en cada uno de ellos? ¿Y cuáles de esas condiciones se transforman y dan lugar a la conformación de modificaciones, de cambios que permiten apreciar el avance y desarrollo de los procesos históricos?
Los ritmos (aceleraciones, estancamientos y retrocesos) pertenecen también al tiempo histórico. Con la palabra ritmo aplicada a la historia nos referimos a la velocidad entre dos o más cambios. Si los cambios se van generando de manera rápida, uno detrás de otro, hablamos de aceleración (por ejemplo la tasa demográfica del crecimiento natural mundial a partir del siglo XIX se acelera). Si, por el contrario, los cambios se dan muy de tarde en tarde o de una manera casi imperceptible, hablamos de estancamiento (la técnica agraria de la época romana hasta el siglo XVIII en términos generales vive una larga etapa de estancamiento). Si una situación histórica pasa a vivir circunstancias en las que los niveles políticos, culturales y económicos (o uno de estos estratos) cambian en sentido negativo, hablamos de retroceso. Así, por ejemplo, la más alta Edad Media (siglos V-IX d.C.) en el Occidente europeo es una época de retroceso respecto al Bajo Imperio Romano precedente (siglos III-IV d.C.).
Relacionado con el concepto de ritmo, hay que mencionar también el concepto de ruptura, take-off o quebrantamiento. Así, son ejemplos de ruptura el “milagro” griego en el estrato mental, la caída del Imperio Romano o la invasión islámica de la península en el estrato político, el siglo IV d.C. en el estrato religioso en Roma, la Revolución Industrial, la Revolución Rusa, etcétera.
El concepto de duración, forma parte también del tiempo histórico. En este caso, se trata de la duración relacionada con la naturaleza de los distintos hechos históricos.
Entenderemos por duración, a la continuidad de existencia de una determinada naturaleza de hechos históricos entre dos momentos concretos fechables de manera, como mínimo, aproximada. Como dijimos, la duración está relacionada con la naturaleza del hecho. Así, por ejemplo, los hechos políticos son de una decisión corta (una decisión del Consejo de Ministros, una batalla, una muerte del jefe del Estado…) Los hechos económicos son de duración media y presentan períodos de oscilación relativamente regulares (como máximo, una generación, alrededor de unos 50 años). Finalmente, algunos hechos institucionales (la estructura de la familia), algunos hechos demográficos y, sobre todo, los hechos de naturaleza ideológica, mental o imaginaria son de larga duración y muy resistentes a los cambios.
La larga duración es el tiempo de la estructura. La duración media es el tiempo de la coyuntura. Y finalmente, la corta duración es el tiempo del acontecimiento puntual, periodístico y, de ordinario, de los conflictos bélicos.
Conviene aclarar que si bien el tiempo histórico es mucho más complejo que el puramente cronológico, eso no significa que la historia no lo utilice. Las fechas son importantes, nos ayudan a situar, a ubicar los fenómenos a estudiar, pero no son suficientes para explicar el movimiento de la historia y su complejidad.
Línea de tiempo
¿Qué es?
Para poder visualizar con facilidad diversos fenómenos históricos situados cronológicamente , se utiliza una técnica muy interesante: la línea de tiempo.
Se trata de una representación gráfica fácil de realizar y de interpretar. También es una herramienta didáctica muy útil, porque nos permite ubicar históricamente
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