Flores Del Mal
Enviado por animendez • 4 de Junio de 2012 • 336 Palabras (2 Páginas) • 674 Visitas
Estructura
Baudelaire divide el libro en siete partes, introducidas por el famoso poema al lector. Las otras partes son : Esplín e ideal, Cuadros parisinos, El vino, Flores del mal y Rebelión, con una conclusión final: La Muerte. Tenía la obsesión de que el público no considerara su libro como una mera recopilación de poemas, sino que quería que lo consideraran como un «libro completo» con un principio y un fin.
La primera parte del libro (Esplín e Ideal) abarca los 85 primeros poemas, desde Bendición (Bénédiction) hasta El Reloj (L’horloge). En estos poemas el poeta presenta diversas formas de salvación, liberación y huida del mundo: la belleza, el arte, la poesía, la muerte y más adelante el amor y el erotismo. Tras haber comprobado el fracaso de estas formas ideales de liberación, nos encontramos con el Spleen o el hastío, el tedio ante el tiempo y su repetición.
Los versos
Baudelaire se aleja mucho de los versos matemáticamente medidos de los parnasianos. En vez de tallar la poesía con exactitud geométrica, la suya se desliza, ondea, vibra según el espíritu que la inspira. El metro no es nada per se, sino u reflejo del sujeto, del animo que lo templa.
La métrica: predominan los octosílabos y los endecasílabos agrupados flexible, elasticamente en cuartetos y sonetos libres. Rimas constantes, plenas, sonoras. Búsqueda deliberada de la musicalidad que a veces parece susurrar misteriosa, sobriamente, y otras se eleva estridente con timbre metálico; propósito indudable de que cada verso sea en sí mismo, música ondulante, atornasolada, cargada de afinidades y de presagios.
El lenguaje
Las Flores del mal están escritas en un francés no muy distinto al que empleaban los mejores románticos coetáneos. El léxico arraiga en los clásicos de los siglos VII y VIII: culto, depurado, suntuoso, propenso a lo barroco, perfumado de reminiscencias y versos latinos, y a la vez contrastado por voces populares y coloquialismos. Es una lengua noble, rica, altiva en la que pronto estalla (y esto es lo Baudeleriano), como una rara blasfemia, la injuria rufianesca.
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