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Francia en la Edad Antigua


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  Tutorial  •  2.772 Palabras (12 Páginas)  •  456 Visitas

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Francia

Año de entrada en la UE: miembro fundador (1952)

Capital: París

Superficie total: 550 000 km²

Número de habitantes: 64,3 millones

Moneda: Miembro de la zona euro desde 1999 (€)

Espacio Schengen: Miembro del espacio Schengen

desde 1985

HISTORIA

Francia en la Edad Antigua

La historia de Francia propiamente dicha comienza con los galos, el grupo de celtas que llegó al territorio francés a partir del año 1500 AC. Esta fue la denominación que los romanos le dieron al pueblo celta, llamando Galia Transalpina o simplemente Galia a una de las dos zonas ocupadas por este, la región francesa. Los celtas galos eran agricultores y construían ciudades a modo de fuertes para protegerse de las invasiones de otros pueblos. La nobleza se dedicaba a la guerra y los druidas eran los sacerdotes. Por otra parte, para la historia de Francia no fue un hecho menor que los jonios, un pueblo griego, fundaran hacia el siglo VII AC. Massalia al sur de Francia (hoy Marsella), ya que ello desencadenaría la posterior llegada de los romanos, cambiando el rumbo histórico.

Massalia se volvió el centro de las varias colonias griegas sobre el Mar Mediterráneo. Por ello, ya hacia el siglo IV AC. se alió a Roma, protegiéndola de las invasiones de los galos sobre dicha ciudad. En el año 125 AC. fueron los soldados de Roma quienes tomaron la costa para ayudar a Massalia. Un momento clave en la historia de Francia fue la conquista de la Galia a manos de Cayo Julio César, en el año 51 AC., cuando venció al líder galo Vercingetórix. De este modo, luego de siglos de enfrentamientos los romanos vencieron a los galos y conquistaron sus tierras. La Galia Transalpina fue romanizándose, adoptando el modo de vida romano, el latín (lengua madre del francés), y, especialmente a partir del siglo II DC., la religión cristiana. La influencia romana fue clave en el desarrollo de Francia y su historia.

Con el gobierno del emperador Augusto, la Galia pasó a formar parte del Imperio Romano, paso crucial en la historia francesa. Fue él quien estableció la administración de la región, alentó la agricultura, fomentó la urbanización y ordenó la construcción de caminos y puentes para así favorecer el comercio. A su vez, la Galia funcionó como un freno para los pueblos germanos que amenazaban constantemente a Roma. Pero las tribus germánicas (burgundios, francos y visigodos, entre otros) continuaron asolando las tierras del Imperio.

Hacia el siglo IV DC. los francos volvieron a atacar a los romanos y el emperador Juliano logró la paz cediéndoles una parte de la Galia Bélgica, de modo que se transformaron en federados del Imperio Romano: Roma les brindaba tierras a cambio de soldados. El pueblo franco fue el primer grupo germánico que vivió en territorio romano de modo estable. Al principio los francos fueron aliados de los romanos y los ayudaron a detener el avance de tribus germánicas orientales. Sin embargo, la historia de Francia cambiaría desde el siglo V DC.: con el rey Clodoveo, los francos comenzaron a conquistar progresivamente la Galia romana, hasta lograrlo por completo. Este avance franco coincidió con el debilitamiento del Imperio Romano de Occidente. Los francos se convirtieron en la base fundante de Francia y fueron quienes dieron nombre al país. De allí la importancia de este pueblo para la historia francesa.

Francia en la Edad Media

Hacia fines del siglo V se produjo una fuerte fragmentación del poder luego de que el último emperador romano fuera derrotado en el año 476. En la Galia distintos pueblos bárbaros se enfrentaron para expandir su poderío: los francos en el norte, los burgundios en el centro y los visigodos al sur. De la antigua gloria de Roma perduró pocos años el reino del general Siagrio, en Soissons (al norte), hasta que el rey franco Clodoveo, figura fundamental de la historia francesa, lo venció en 486.

La historia de Francia siempre recordará a Clodoveo I, rey franco desde el año 481 hasta el 511, hijo de Childerico I y de Basina de Turingia, que logró unificar a las diversas tribus francas, volviéndose expansivo también frente a los demás pueblos bárbaros. Fue un hombre de suma importancia para la historia de la República Francesa porque fue quien primero unificó el territorio francés e inauguró la dinastía de reyes. Por ello se lo considera fundador de Francia. Se ocupó de expandir su poder en toda la Galia, mediante batallas, asesinatos y alianzas. Logró triunfar sobre los visigodos y los burgundios, quedando todo el territorio en manos de los francos.

Otro hito dentro de la historia francesa fue la conversión al catolicismo romano de Clodoveo (primero germano, y por ende, pagano), luego de casarse en 493 con Clotilde, una princesa burgundia católica. Su conversión hizo que todos los francos adoptaran el cristianismo. La adhesión al catolicismo facilitó en gran medida la integración de los francos con los galos-romanos. Además, permitió establecer una alianza inquebrantable a lo largo de la historia de Francia entre la monarquía y el clero.

Clodoveo dio origen a la primera dinastía de reyes cristianos franceses, la Dinastía Merovingia, que reinó entre los siglos VI y VIII. A él también se debe la designación de París como capital del reino en el año 508, por su ubicación estratégica. Sin embargo, a pesar del rol crucial de este primer rey dentro de Francia y su historia, también él, que había logrado la unidad del territorio fue quien, paradójicamente, propició la fragmentación característica del feudalismo: antes de morir repartió la región en distintos reinos para sus cuatro hijos. En la historia francesa el período merovingio se caracterizó por la creciente desintegración territorial, en tanto las tierras se dividían entre los hijos de los reyes. Esto provocó luchas internas sangrientas y la falta de estabilidad política perjudicó el comercio, que muchas veces debió interrumpirse.

Los reyes merovingios que sucedieron a Clodoveo no se ocuparon de gobernar y dejaron esa gran tarea a los mayordomos de palacio. Así, cada reino franco fue gobernado de hecho por un hombre encargado de la administración, la política, la economía y los asuntos militares, convirtiéndose en un poder simultáneo al de los reyes. Pero a principios del siglo VIII se produciría un nuevo intento de unificación con el inicio de la Dinastía Carolingia, central para la evolución de la historia de Francia. Todo comenzó con el mayordomo de Austrasia, llamado Carlos Martel o “martillo”, por su gran poder. Si bien no fue oficialmente rey, se lo considera fundador de la dinastía. Logró detener la invasión musulmana sobre Occidente con el triunfo en la batalla de Poitiers, en 732. Además, comenzó a reunir distintos reinos en uno solo (Austrasia,

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