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GUERRA CIVIL EN MEDELLIN?


Enviado por   •  8 de Febrero de 2013  •  Tesis  •  538 Palabras (3 Páginas)  •  357 Visitas

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¿GUERRA CIVIL EN MEDELLIN?

Nación Detrás de las muchas formas de violencia que vive medellín, la lucha de clases asoma las orejas

Fue un estallido seco, que retumbó en el corazón de Medellín. Los paisas, una vez más, contemplaron desde los ventanales de las edificaciones el escenario de la muerte: gentes que corrían de un lado para el otro como aturdidas, gritando; las ambulancias con sus sirenas ululando rumbo a los hospitales; efectivos armados de los cuerpos de seguridad a la caza de culpables y sospechosos. El caos total. Y allá, en el centro del escenario, un espectáculo espeluznante: cuerpos destrozados y calcinados, carros convertidos en chatarra, y un hongo de humo negro y espeso que se alzaba como único testigo mudo de la tragedia.

Eran las 11:30 de la mañana del jueves 28. Catorce personas que transitaban en sus vehículos por la troncal que atraviesa de sur a norte la capital paisa, se encontraron a boca de jarro con la muerte. Esta vez, un carrobomba con 150 kilos de dinamita explotó a plena luz del día, no muy lejos del congestionado centro de la ciudad y a pocas cuadras de los cuarteles del Cuerpo Elite de la Policía. En ese momento, el nuevo comandante de la Policía Metropolitana, general Jorge Ferro, asumía el cargo de la institución.

Esa maldita violencia

El jueves 28 de junio la muerte seguiría recorriendo las calles del valle del Aburrá, militarizadas como las de Beirut, la capital del Líbano. A las seis de la tarde, cuando aún la ciudad no había podido recuperarse del horror, una mujer de 40 años caía en medio de la vía, asesinada por dos sicarios en moto que le dispararon seis veces, a pocos pasos de los soldados que prestaban guardia en el cuartel de la IV Brigada. Se repetía, una vez más, la escena del medio día: la aglomeración de gente alrededor del cadáver, los rostros desencajados de los transeuntes y la misma letanía: "Esa maldita violencia nos tiene jodidos. Necesitamos que se acabe".

Pero el día aún no había terminado. La muerte habría de cobrar más víctimas. Las agujas del reloj marcaban las diez de la noche. En la avenida que conduce al Poblado, un conductor de taxi se detuvo para recoger a dos hombres. El sonido seco de dos disparos cortó de un tajo el silencio sepulcral que cobijaba a Medellín. El cuerpo del conductor cayó sin vida sobre el timón del auto y los dos hombres se perdieron entre el laberinto de calles patrulladas por miembros del Cuerpo Elite de la Policía. Al filo de la medianoche, en las comunas nororientales se vivía un nuevo drama: catorce muchachos eran asesinados por un escuadrón de la muerte que violentó las puertas de sus casas y los sacó a empellones para fusilarlos, segundos después, ante los ojos de sus propias familias.

No era la primera vez que eso sucedía. Se ha podido establecer que en junio han ocurrido cerca de 20 masacres

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