HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LOS TRIBUTOS

TRIBUTOS

El déficit del sector público obliga a la búsqueda de recursos para saldar la pérdida, el mecanismo más común utilizado por Colombia son las reformas tributarias y en las últimas décadas se realizan cada vez con mayor periodicidad, prueba de ello son las palabras de Francisco A González subdirector de estudios macroeconómicos del departamento nacional de planeación en El boletín de divulgación económica “las reformas tributarias en Colombia” quien argumenta: “Colombia se ha convertido en uno de los países con mayor variabilidad en las reglas impositivas y gravámenes más elevados del contexto latinoamericano”. Sin embargo pese a los múltiples cambios no se han logrado los resultados esperados debido a las múltiples exenciones y a los diferentes mecanismos de evasión y elusión. Los principales intereses que movieron la realización de este escrito son entonces la preocupación del manejo del Estado Colombiano de la regulación tributaria y el manejo de los recursos recaudados, la descentralización hacia entes territoriales que dan potestad para crear impuestos y tasas a su disposición y la búsqueda de la estabilización de la economía a través del cobro del impuesto y que no ha sido posible en Colombia, se convierte entonces en la presentación de un escrito de la historia y evolución de los tributos en Colombia y la determinación de sus efectos en términos de equidad, eficiencia y eficacia.

Para hablar de evolución histórica de los impuestos en Colombia es necesario remontarse a los orígenes de la sociedad europea debido a que los impuestos nacieron allí y se extendieron de manera universal. Tanto la sociedad como los impuestos tienen una historia antigua. Los grupos humanos se fueron organizando en comunidades y se vieron obligados a establecer alguna forma de pago que cubriera las necesidades de la vida en comunidad; los primeros censos que existieron en el mundo se concibieron para reclutamiento militar o con intención fiscal. El código Hammurabi (escrito por el Rey Hammurabi, en Mesopotamia, ciudad Babilonia) es la primera ley escrita de la que se tiene constancia, posee 282 leyes escritas para regir las decisiones de los jueces en jerarquización de la sociedad, precios de los honorarios, salarios, responsabilidad profesional, funcionamiento judicial, y penas[1]. Según Fidel Bazaldùa Zamarripa, en su escrito Impuestos un poco de historia: “Fragmentos de tablas de arcilla hallados en la antigua Babilonia indican que en el año 3800 a de c los censos se llevaban a cabo para hacer un cálculo aproximado de los futuros ingresos proporcionados por los impuestos”.

Por todo lo anterior podemos inferir que una posible definición de impuesto es: contribución establecida por ley para que las personas que habitan en una comunidad contribuyan mediante un pago en dinero o en especie para beneficio de todos los miembros de esa comunidad. De acuerdo con esta definición es posible pensar que los sacrificios hechos por los egipcios adorando al dios del sol son tributos? Si las ofrendas presentadas por ellos eran precisamente eso, ofrendas, no pagos asignados por la ley para beneficio de la comunidad, si desde sus orígenes la obligación de tributar fue producto de la dominación, de imponer una carga y se caracterizó por ser una obligación inexcusable, por estas razones para este escrito esa parte de la historia no será tenida en cuenta porque esas ofrendas eran más voluntarias que impuestas, estaban ligadas a la consciencia del hombre y no a la obligación ni a la dominación de unos sobre otros.

Retomando la definición anterior que se expuso sobre impuesto, los impuestos nacen como mecanismo de búsqueda de nuevos ingresos, y fueron implementados por los estados para financiar la satisfacción de las necesidades públicas, de esta manera se puede afirmar que los primeros recursos tributarios fueron los que el estado obtuvo mediante el ejercicio de poder. El aspecto religioso es también relevante ya que la clase sacerdotal no trabajaba como los otros miembros de la comunidad, vivían únicamente de las ofrendas, ofrendas que se tornaron obligatorias, volviendo esta clase fuerte y poderosa ejerciendo gran poder sobre la monarquía, se cobraban impuestos de acuerdo con las necesidades que el Rey tuviera, ya fuera hacer una guerra, construir un puente, satisfacer sus excentricidades, o ampliar su palacio.

En el siglo XVIII Europa desordena el orden feudal y se abren las puertas al caos y al cambio social, llega la reforma religiosa que se retira de los asuntos públicos, la inmanejable deuda del estado fue agudizada por una extrema desigualdad social de altos impuestos donde la nobleza, el clero, y los estamentos privilegiados, que oprimían a la sociedad, no tenían obligación de pagar, la población mostraba un gran resentimiento hacia el dominio que ejercían los nobles; en 1789 se proclaman los derechos del hombre y se hace valer el principio de libertad como fundamento del estado.

La ética de Kant intenta construir una ética universal de naturaleza racional, “se abre paso a normas universales fundamentadas racionalmente” (tomado de ****). La revolución industrial, el capitalismo, el aumento extensivo e intensivo en los factores del trabajo y la aparición de fábricas transforman la sociedad. Con la idea entonces que todos somos iguales, que todos ejercemos nuestra voluntad en un contexto de libertad y respeto de convivencia y de consenso, el tributo podría ser la parte desagradable, pero se mantiene como una forma de servir finalmente a la sociedad. La sociedad cambia del descontento al progreso y el tributo se acepta colectivamente para el desarrollo de los pueblos y la consolidación de un Estado fuerte y pujante.

Si nos remontamos a la civilización griega, los impuestos se cobraban de acuerdo con la capacidad de pago de las personas surgía entonces el principio de progresividad del pago de los impuestos, pero en la nueva sociedad con el espíritu de las leyes y la división del poder que propone el Francés Montesquieu, quien pone la potestad para que el pueblo acuerde y apruebe los tributos a través de sus representantes electos, surge entonces el principio de constitucionalidad, donde la constitución es la norma suprema de cualquier país[2]. Se une a estos dos principios, el de legalidad donde se trata de limitar los excesos del poder público y se impide que la autoridad realice actos que no estén contemplados en la ley; esto nos permite pensar que si el tributo satisface la legalidad está entonces justificado?. Y por último pero no menos importante el principio de beneficio, derivado de la necesidad de satisfacer las demandas colectivas de interés general[3].

La historia de los impuestos en Colombia se desarrolla si bien no igual a la evolución de la sociedad Europea si está estrechamente

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