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Historia De La Arquictura


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  3.453 Palabras (14 Páginas)  •  418 Visitas

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La Historia de la arquitectura

comparada a nuevas creaciones dela arquitectura

La Historia de la Arquitectura

La Historia de la arquitectura es una subdivisión de la Historia del arte encargada del estudio de la evolución histórica de la arquitectura, sus principios, ideas y realizaciones. Esta disciplina, así como cualquier otra forma de conocimiento histórico, está sujeta a las limitaciones y fortalezas de la historia como ciencia: existen diversas perspectivas en relación a su estudio, la mayor parte de las cuales son occidentales.

En la mayoría de los casos -aunque no siempre- los periodos estudiados corren paralelos a los de la Historia del arte y existen momentos en que las estéticas se sobreponen o se confunden. No es de extrañar que una estética vanguardista en las artes plásticas aún no haya encontrado su representación en la arquitectura y viceversa.

Pirámides egipcias de Guiza.

En la prehistoria antes su idea para construir algo era de refugio o abrigo a la naturaleza, que utilizaban materiales como madera compuesta por 4 paredes y un techo de dos aguas, en cambio ahora en la actualidad no solo construimos por necesidades, también hay calidad en cada obra, arte y espacio; utilizamos diferentes materiales de todo tipo y muchas formas.

Ya en la antigüedad a medida que evolucionaba y crecía la población su pensamiento para construir algo era militar ya que tenían amenazas bélicas, pequeñas ciudades custodiadas por murallas, en la actualidad no es una prioridad construir por causas bélicas, ya que no se pelea por territorio , tenemos técnicas mas sofisticadas para construir muros mas resistentes, y no solo se utilizan barro y roca, con mas forma y estética, y utilizamos mas los colores que antes solo común mente solo era uno parejo

Templo de Hefesto en Atenas: arquitectura clásica griega

Arquitectura Asiria

Los asirios construían casi tanto como hacían la guerra, y eran grandes guerreros. Cada soberano asirio se quiso construir su propio palacio edificado para la gloria de Asur. En las paredes de estos palacios los escribas dejaban constancia de la historia de sus reyes mediante tablillas de arcilla, bajorrelieves, esculturas y pinturas.

Los dos grandes imperios, el caldeo y el asirio, que fueron sucediéndose en la antigua región del Tigris y el Éufrates, dieron a origen a dos civilizaciones también diferentes y sucesivas aunque en el arte estuvieron muy hermanadas por copiarse mutuamente las formas. El primer imperio tuvo al principio su asiento en diferentes ciudades de Caldea que si no guardaban unidad política, respetaron al fin la hegemonía de la célebre Babilonia y el segundo, en Asiria, siendo por último su capital la famosa Nínive. Destruida esta ciudad por el medo Ciájares, renació el Imperio caldeo con Nabopolasar y tuvo su período más brillante con Nabucodonosor II, hijo de éste para terminar con la toma de Babilonia por los persas. La arquitectura asirio-caldea estuvo muy lejos de alcanzar la perfección que tuvo la egipcia y a pesar de las repetidas excavaciones que se han sucedido, no se ha llegado a tener un conocimiento perfecto de ella debido a la debilidad de su material constructivo y en vista del estado lamentable de las ruinas. La época mejor conocida en el terreno arquitectónico es la del Imperio asirio, sobre todo, con la exploración de los palacios de Nimrud y Nínive.

Reconstrucción del patio del palacio de Korshabad

Arquitectura Etrusca

Las murallas ciclópeas de Vetulonia.

Los etruscos, pobladores de la antigua Etruria a quienes los griegos llamaban tirrenos y que probablemente descendían de los pelasgos o heteos, cultivaron el arte de forma simultánea a los dorios y tal vez, con anterioridad a los mismos pues ya desde unos diez siglos antes de Cristo se hallaba el pueblo organizado.

Además de varias construcciones ciclópeas a ellos atribuidas, se sabe que importaron de Oriente y usaron en los edificios el arco de medio punto, la bóveda perfecta. Estos elementos arquitectónicos llegaron a los romanos precisamente a través de los etruscos.

Los etruscos que bien pudieron establecerse, inicialmente, en el norte de Grecia para, más tarde, huir a Italia con motivo de la invasión de los dorios, o que procediendo de donde procediesen, se establecen en Etruria, aprendieron de los griegos las técnicas y formas básicas de la construcción micénica e imitaron en sus construcciones los tres órdenes.

La arquitectura etrusca, siempre menos elegante y menos genial que la griega, tiene una gran influencia en el mundo romano, especialmente en lo que se refiere a la forma de concebir las ciudades, la disposición y forma de los templos, el uso del arco y la bóveda y la construcción de mausoleos. No utilizan materiales nobles como el mármol, sino piedras de baja calidad en refuerzos, madera, ladrillo y tapial. Sus construcciones emplean el arco y la bóveda con la columna sobre soporte, formando el orden toscano, orden que tiene relación con el dórico.

Arquitectura Medo-Persa

Se distingue el arte medo-persa en las construcciones por la esbeltez de las columnas, por sus capiteles en zodaria y con volutas, y por la magnificencia de sus palacios, los cuales tienen una sala hipóstila de honor, circundada por una gran columnata. Se caracteriza por la regularidad y perfección en la planificación de los edificios aunque, sin salirse del género arquitrabado. Los arquitrabes debieron ser de madera, al igual que la techumbre, como lo indican los vestigios hallados en las ruinas de sus construcciones. No obstante, se hizo uso de las bóvedas con más frecuencia que en la arquitectura asiria, aunque para obras inferiores y poco aparentes

Servían de grandioso basamento a los palacios persas las terrazas o plataformas de tradición caldeo-asiria. Se colocaban androsfinges ante las puertas, y se adornaban los muros con relieves en revestimientos de mármol y con azulejos, y los pavimentos con mosaicos de mármol y ladrillos. Se decoraban las tumbas reales abiertas en la roca de modo que pareciesen fachadas de palacios y, en suma, todo el arte se ordenaba a la ostentación y comodidad de los monarcas, pudiéndose calificar de palaciego. Es admirable, en este sentido, la descripción que de estos primores artísticos nos hace el bíblico libro de Ester (Esth., c.1, v.6) bien comprobada su veracidad por los estudios realizados por los arqueólogos. Pero no se aplicaban dichos progresos a la construcción de magníficos templos, los cuales consistían

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