Historia De La Ingeniería En Venezuela
Enviado por yulisaram • 9 de Octubre de 2013 • 8.553 Palabras (35 Páginas) • 402 Visitas
Historia de la ingeniería en venezuela
En la conmemoración del Bicentenario de la Independencia que, con diversas manifestaciones, viene realizando la Universidad Central de Venezuela, resulta más que oportuno reunirnos para la presentación pública de Un país en su artificio, libro donde se recoge la trayectoria de la ingeniería y la tecnología en nuestra sociedad. Es ésta una dimensión del proceso histórico poco investigada y destacada a la hora de reconstruir la memoria nacional, pues prácticamente desde siempre, y mucho más en los tiempos que corren, el poder ha privilegiado la construcción y difusión de un remedo de historia para consumo colectivo, en donde se insiste en recordar principalmente y de modo canónico a ciertos hechos, procesos y personajes asociados a lo militar y a lo político-institucional, convirtiéndolos en coartada que justifica lo que a ese poder interesa.
En semejante épica centrada en la apología de muchos héroes de cuartel, con el añadido de algunos letrados que en las cercanías escribían constituciones, proclamas y alegatos, poco interés suele haber en conocer otras dimensiones. Se repite hasta el cansancio que “aprender historia” es saber de batallas, de caudillos y de quien gana o pierde en sus contiendas por la supremacía, excluyendo de ese aprendizaje todo lo que no esté santificado por el olor a pólvora o el “Sellado y Refrendado” de los despachos oficiales. Así, los libros escolares que forman la visión del pasado de la mayoría de los habitantes del país insisten en recordar a generales y políticos, mientras poco o nada hablan de maestros, profesionales de la salud, científicos, ingenieros y de tanta gente que, desde áreas ignoradas por el canon militar-institucional, se ha esforzado en estos 200 años por construir civilidad y país, tarea que demasiadas veces se ha tenido que hacer ante la indiferencia ignorante, la suspicacia y aún la abierta hostilidad de quienes desde el mando autocrático deciden qué es histórico y qué no.
Ha sido exitosa la imposición de esa visión sesgada, aún entre quienes somos parte de un ámbito de civilidad por excelencia como lo es la Universidad. Por desconocer nuestra historia, parece de poca trascendencia o hasta inexistente, así que se ha arraigado la costumbre de dejarla de lado, por lo que nos ha costado y aún nos cuesta asumir una perspectiva alternativa, en la que se rescate el entendimiento reflexivo de nuestro pasado en su más completa representación, dando su lugar a todo eso que la crónica oficial interesadamente ignora, pues conocer lo que hemos sido es soporte indispensable para determinar lo que somos hoy y hacia dónde debemos marchar en el futuro.
Partiendo de tales consideraciones, aprovecharé este evento para detenerme en un aspecto específico dentro de lo que abarca el libro que hoy se presenta, pues es el caso que en el poco estudiado campo de la Historia de la Ingeniería en Venezuela, prácticamente nada hay en cuanto a hechos y características de la evolución que entre nosotros ha tenido la enseñanza de la ingeniería. Al interesarme en ello, encontré que había que comenzar desde lo básico, reuniendo en un solo cuerpo la muy dispersa información referida al asunto, presentándola en términos que reflejasen su existencia como ámbito que amerita el interés histórico y es referencia imprescindible para quienes hoy estamos relacionados con la formación profesional ingenieril. Avanzando en dicha sinopsis informativa, he podido establecer algunas coordenadas de interpretación que compartiré con Uds. hoy, esperando tanto ampliar conocimientos como estimular el interés por el proceso evolutivo de la ingeniería nacional en general, y del desenvolvimiento de su enseñanza en particular.
Abro esta resumida exploración histórica con los precedentes del período colonial sobre la enseñanza ingenieril. La ingeniería es para la Corona ibérica –en particular con la dinastía Borbón que toma las riendas en el siglo XVIII- instrumento de creciente importancia en el control de sus dominios, pues en aquellos tiempos es esencialmente ingeniería militar, ocupada en lo referido a fortificaciones, armamento, transporte, comunicaciones y logística castrense. Quienes integraban el cuerpo de ingenieros venían por origen familiar de sectores de élite en España y en sus colonias, siendo ese origen decisivo para su ingreso y ascenso exitoso dentro de esta rama militar, que sólo recibía a privilegiados y les otorgaba más privilegios. En cuanto a formación profesional, apenas fue accesible para muy pocos nacidos en territorio venezolano, pues de no ir a adquirirla en la península ibérica o a plazas militares importantes en América como México o La Habana, dependía de que alguno de los escasos ingenieros hispanos destinados en estas tierras organizase con la venia real una “Academia”, nombre dado a un curso en el cual ese único ingeniero-docente instruía a pequeños grupos de aprendices, normalmente con recursos inciertos, duración irregular y afrontando distintos escollos. Tales fueron las “Academias” que existieron en Caracas a cargo de Nicolás de Castro (1760-1768), en La Guaira con Manuel Centurión (1761), en Cumaná con Juan Pires (1808-1810), y en Caracas con José Mires (1808-1810). Es inevitable recordar que en las dos últimas fue cursante el adolescente Antonio José de Sucre (nacido en 1795), a quien tras algunos meses de instrucción en ambos lugares encontraremos como flamante Subteniente de Ingenieros en Margarita a comienzos de 1811.
El auténtico nacimiento de la enseñanza formal, institucionalizada y permanente para esta área profesional en el país deba esperar a 1831, cuando la República iniciaba su tránsito en solitario tras la disolución de la Gran Colombia y aún se recuperaba de las convulsiones de la lucha por la Independencia. Ese año se decreta el establecimiento de la Academia de Matemáticas en Caracas, alentada por el fervor, capacidad e iniciativa de Juan Manuel Cagigal. Este venezolano se había educado como ingeniero y matemático en España y Francia, habiendo vuelto al país a impulsar una institución de formación profesional para ingenieros que siguiese la huella de las que había conocido en Europa. Pese a las circunstancias difíciles, pudo lograr apoyo oficial, lo que estimo se debió en gran medida a que reorientó la visión que traía en mente del extranjero (con el modelo civil de la Escuela Politécnica de París en que estudió), hacia la propuesta de una escuela de formación de oficiales militares técnicamente calificados (recibirían título de ingenieros con 6 años de estudios), en la que hubiese además posibilidad de impartir capacitación técnica a civiles (egresarían como agrimensores a los 4 años de formación).
No
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