Historia De La Obstetricia
Enviado por 2014221372 • 27 de Abril de 2014 • 4.705 Palabras (19 Páginas) • 1.186 Visitas
HISTORIA DE LA OBSTETRICIA EN LA ANTIGÜEDAD
La palabra viene del latin obstetrix , que significa comadronas .tambien significa “estar a la espera “ ,se ocupa de la filosofía de la mujer en el embarazo ,parto y porpuerio.
El parto en aquellas épocas pre-históricas ocurria de manera solitaria ,sin acompañamiento ,ha de considerarse que esa fue la época pre-obstetrica .la mujer primitiva en trance del parto debía aislarse de los suyos y dar a luz sin nadie consigo , en las orillas de los ríos ,lagunas,según las circunstancias donde se encontrase ,en la oscuridad de un caverna ,padeciendo los dolores sin gritos ,como dice el citado de Leonard ,las fieras merodeando muchas vecesa su alrededor ,la posición habitual era de cuclillas .
ANTIGUA EGIPCIA
Los primeros documentos escritos en papiros egipcios ,que tienen una antigüedad de cuatro mil años . El papiro de Ebers consigna (1900-1550) antes de cristo comprende cinco columnas que tratan de la obstetricia y genecologia refiriéndose en especial ala aceleración del parto y al supervivencia del recién nacido.El papiro de Westcar fechado 1700 a.c incluye instrucciones para calcular la fecha de alumbramiento y describe las distintos estilos de sillas de parto.Los bajos relieves encontrados en las habitaciones reales de luxor , atestiguan la importancia de la obstetrcia .
CULTURA HEBREA
El conocimiento concreto de 1700 a.c de la primeras parteras lo tenemos en la biblia en algunas citas textuales que hace referencia a las comadronas ,mujeres que gozaban de consideraciones y prestigio social.La necesidad de las mujeres aristócratas hacia frecuente las visitas de estas mujeres a los palacios.
CULTURA GRECO ROMANA
La medicina griega, se proveyó de los conocimientos egipcios sobre embarazo y parto. En la Grecia Clásica, las comadronas o “maiai” (partera), gozaban de elevada dignidad y alto reconocimiento social, en estrecha relación con los filósofos, lo mismo que el arte de la Partería, o Mayéutica. La ley ateniense exigía para ejercer este oficio, haber sido madre y no estar ya en edad de procreación. La madre de Sócrates, Phainarité, fue comadrona y de la analogía que estableció el filósofo con el oficio de su madre, nombró Mayéutica a su método filosófico.
En la antigua cultura greco-romana, el oficio de matrona era desempeñado por un amplio número de mujeres, entre las que se incluían aquellas de edad avanzada que continuaban siguiendo la tradición médicas popular en los poblados del Imperio Romano, matronas entrenadas cuyo conocimiento emanaba de distintas fuentes, y mujeres con un alto grado de formación que eran consideradas médicos femeninos.
Tal y como describe el médico Soranus en el siglo II d.c. en su trabajo Ginecología, una “buena” matrona tenía que aglutinar las siguientes características: culta, inteligente, poseedora de una buena memoria, amante de su trabajo, respetable y sin ninguna incapacidad que disminuya la percepción de sus sentidos (p. ej. vista, olfato, oído) hasta impedirle realizar su labor, con los miembros intactos, fuerte y, de acuerdo con algunos, con dedos largos y finos que acaben en una uña corta. Soranus también recomienda que la matrona muestre una actitud comprensiva (aunque no es necesario que haya dado a luz) y que mantenga sus manos suaves, con el fin de mejorar la comodidad de la madre y el hijo. Plinio el Viejo, otro médico contemporáneo, valoraba la pertenencia a la nobleza así como la tranquilidad y la discreción en una matrona. Es difícil encontrar en la antigüedad una mujer que poseyera esta combinación de psique, virtud, habilidad y formación, por lo que parece que en estos tiempos existían tres grados diferentes de matrona. El primero era aquellas mujeres que conocían la técnica; el segundo ampliaba su conocimiento con la lectura de algunos textos sobre obstetricia y ginecología; pero el tercero era un profesional intensamente formado y considerado un especialista médico en la atención a la mujer.
Las matronas eran conocidas con diferentes nombres en la antigüedad, como iatrine, maia, obstetrix y médica. A raíz de los hallazgos encontrados, parece que la matrona fuera tratada de forma diferente en el Este del Mediterráneo que en el Oeste.
En el este, algunas mujeres superaban la profesión de matrona (maia), siendo consideradas obstetras (iatros gynaikeios), necesitando para ello una formación oficial. Así mismo, aunque en número reducido, existían algunos tratados ginecológicos escritos por mujeres de nombre griego que circulaban entre los círculos médicos. Ateniéndonos a estos hechos, las matronas en el este eran profesionales respetadas que podían vivir de forma independiente y con suficiente reconocimiento social como para publicar trabajos leídos y citados por médicos. De hecho, el estudio de algunas reglamentaciones romanas sugiere que las matronas disfrutaban de estatus y remuneración comparable a la de los doctores masculinos. Un ejemplo de una matrona citada por médicos masculinos es Salpe de Lemnos, quien escribía sobre las enfermedades de la mujer y es mencionada en varias ocasiones en los trabajos de Plinio.
Sin embargo, en la parte oeste del Imperio romano, conocemos de la existencia de matronas principalmente de los epitafios funerarios. De los pequeños ejemplos encontrados en estos epitafios, se han sugerido dos hipótesis. La primera es que la profesión de matrona no era ejercida por mujeres nacidas en el seno de familias libre durante varias generaciones. Por lo tanto, parece ser que la mayoría de las matronas eran de origen esclavo. La segunda hipótesis es que, dado que la mayoría de los epitafios describen a las mujeres como manumitidas (esclavas liberadas), se puede presuponer que las matronas eran valoradas, obteniendo suficientes ingresos como para ganarse su liberación. No se ha podido averiguar cuáles eran los criterios por los que se seleccionaban las esclavas y se les formaba como matronas. Es posible que las esclavas fueran aprendices enseñadas por sus propias madres.
Los deberes reales de la matrona en la antigüedad consistían principalmente en la asistencia durante el parto, aunque también podían ayudar en otros problemas médicos relacionados con la mujer. A veces, la matrona llamaba a un médico que colaboraba con ella si aparecían complicaciones; en la mayoría de los casos, traía dos o tres ayudantes. Matronas y médicos de la antigüedad creían que el parto era más sencillo para la mujer si éste se realizaba en posición sentada. Para esto, durante el parto, las matronas llevaban un taburete a la casa donde se iba a producir el alumbramiento. En el asiento de la silla había un agujero con forma de luna creciente a través del cual el niño nacía. La silla también tenía unos reposabrazos a los que la parturiente se agarraba durante
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