Historia Del Diseño En México

Durante los años veinte, tanto los libros como los impresos mexicanos no estaban pasando por su mejor momento, puesto que, como es de suponerse el país atravesaba por una situación de revueltas, revoluciones, problemas sociales, etc., y este no es precisamente el mejor contexto para realizar un libro. Sin embargo, durante la revolución mexicana se escribió y publicó en cantidades considerables. En el año de 1915 se realizaron múltiples ensayos que intentaban fijar la naturaleza de la situación que atravesaban en ese momento los mexicanos, pero no por ello era posible fijarse o preocuparse por la composición tipográfica y calidad plástica que los escritos tenían. En ese entonces, el arte gráfico mexicano estaba por los suelos.

Es importante mencionar que la decadencia de la industria editorial no era causada únicamente por la revolución, sino que ya estaba en crisis desde los años del porfiriato. Hacia 1900 y 1910 habían desaparecido los impresores de calidad de la ciudad de México. Cuando alguien quería un libro de gran calidad, era común que se mandara a hacer a París. Debido a esta situación se podría decir que en México no existía un arte tipográfico, sino más bien publicaciones decorosas. Con las obras de Posada y los trabajos de Vanegas Arroyo, la imprenta y la gráfica popular atravesaron por su mejor momento. A su vez, la librería Herrero editaba textos escolares y la imprenta de la Secretaría de Fomento sacaba publicaciones decorosas breves. Sin embargo, el libro atravesaba por la carencia de imprentas y los gustos artísticos de la época.

En el año de 1920 con el triunfo obtenido, el país aspiraba a ser reformado y entrar en una etapa <<constructiva>>, y, debido a ello, las prensas y tipos fueron sacudidos por todo este movimiento y novedad. Consideraban en rescatar el oficio editorial, el apego que se tenía a los moldes clásicos, el uso de ilustraciones gráficas, etc., es decir, darle a los impresos una renovación que fuera de la mano con los sucesos que ocurrían en México.

Se pueden enumerar cuatro incentivos que dieron pie a esta renovación, la cual hizo que en México se diera una personalidad editorial definida.

• Algunas personas que estaban dentro del oficio comenzaron a preocuparse de nuevo por la calidad bibliográfica, es decir, procurar la limpieza de los órdenes y de las tipografías, buscar obtener cierta sobriedad en las composiciones, un registro correcto de las impresiones, y preocuparse por reducir al mínimo los errores y las erratas.

 En 1914 surge “Ediciones Porrúa”.

 En 1916 Agustín Loera y Julio Torri publicaron una colección que en 19222 daria sitio a la editorial “Cultura”.

 En 1919 Loera y Toussaint echaron a andar “México moderno”.

• Algunos artistas jóvenes se volvieron a interesar por el grabado, y particularmente en la xilografía, los cuales son tipos

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