Historia Del Registro Civil
Enviado por Nelly94 • 24 de Noviembre de 2013 • 1.236 Palabras (5 Páginas) • 422 Visitas
Los vestigios más remotos que pueden citarse como antecedentes del Registro Civil, los encontramos en algunas culturas orientales, en las que se practicaban censos. En la Roma antigua (S. VI A.C.) existieron datos censales desde la época del emperador Servio Tulio, siendo implantadas las normas sobre la filiación en el siglo II d.C. y. la obligatoriedad del Registro se logró mediante decreto que imponía a los padres registrar el nacimiento de sus hijos, sin embargo éste obedecía a fines políticos y militares.
Durante la Edad Media, la expansión y el auge del catolicismo hizo que la Iglesia Católica a partir del Concilio Ecuménico de Trento de 1563, tuviera el control del Registro de los nacimientos y matrimonios. Los primeros libros parroquiales en donde aparecen inscripciones, se encuentran en Francia y datan de a mediados del siglo XVI.
En 1787, Luis XVI dispuso la libertad de cultos en Francia y con ello se estableció un rústico Registro Civil en el que los nacimientos, matrimonios y defunciones fueran objetos de inscripción ante los Oficiales de la Justicia Real.
En México, los antecedentes datan desde la época prehispánica ya que algunas instituciones reconocían el parentesco por consanguinidad y afinidad, funcionarios que al mismo tiempo tenían carácter religioso y gubernamental, eran los encargados de llevar dichas inscripciones. Los Mayas, tenían disposiciones concernientes al Estado civil de las personas, a las herencias, a los contratos y al matrimonio.
Al producirse la Conquista Española, los Españoles trajeron al país, las costumbres de la península ibérica y fueron creadas las partidas parroquiales, al igual que sucedía en España. Los primeros intentos de secularización de los registros parroquiales son de mediados del siglo XVIII. Con la introducción del Sacramento Bautismal, se establecieron los primeros libros parroquiales, sin embargo, al realizarse ceremonias multitudinarias de conversiones de indígenas a la religión católica, no siempre se registraban puntualmente. La abundante homonimia que existe en nuestro país aún en la actualidad, se debe en parte a la adjudicación de repetidos nombres de pila durante siglos. La falta de registros condujo a que se otorgaran unas llamadas cedulillas, que substituyeron a las partidas eclesiásticas.
La documentación respectiva, muestra que a la nobleza indígena se le concedió la diferencia de un nombre especial, como fue el caso del hijo de Cuauhtémoc, a quien llamaron Diego de Mendoza de Austria y Moctezuma. En los registros parroquiales, se colocó a los indígenas y esclavos africanos, en un nivel de marginalidad que llegó al extremo de que algunos europeos afirmaron que los naturales de América eran irracionales, con el propósito de usurpar territorios y bienes.
Sin embargo, durante los albores del Siglo XVI, humanistas como Francisco De Vitoria y Fray Bartolomé de las Casas, se dieron a la defensa de la calidad humana de los indígenas, levantando sus voces ante los crecidos atropellos de que éstos eran víctimas. Finalmente el Papa Paulo III, falló a favor de la inteligencia indígena, pero esto no evitó la estatificación social, que puede verse en los viejos libros eclesiásticos, en donde se anotaban los bautismos. En ellos se hace alusión de manera infamante y degradatoria a las castas consideradas inferiores, mencionándose su condición de indios, mulatos, mestizos, coyotes, calpan-mulato, lobos, salta-patrás, cambujo, albarrazado, zambo-prieto, entre otros, con el objeto de señalar las diversas categorías sociales.
Las partidas parroquiales, consignaban los elementos esenciales como la fecha de inscripción, el día de inscripción del acto, los datos generales de los interesados, la vecindad, nombre y ocupación de los testigos y, finalmente, en el margen inferior se imprimía exclusivamente la firma del párroco. La intervención de los participantes en el acto era nula y solo ocasionalmente suscribían también
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