Historia Seguridad Ciudadana En Venezuela
Enviado por victorenrique • 9 de Diciembre de 2012 • 3.522 Palabras (15 Páginas) • 13.745 Visitas
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACION POLICIAL
Cátedra: POLITICAS PUBLICAS Y SEGURIDAD CIUDADANA
MARACAIBO – ESTADO ZULIA
TRABAJO Nro. 2
Discente: VÍCTOR RANGEL. C.I.V-10601530
Docente: LANDIS GUERRERO
LIC.A1
Diciembre – 2012
ESQUEMA.
Caracterizar las políticas de seguridad ciudadana en Venezuela entre la década de los años 1960, 1970, 1980 y 1990.
• Antecedentes de la Seguridad en Venezuela
• De la Prevención a la Represión
• Resumen
Identificar los componentes jurídicos que determinan las políticas de seguridad en Venezuela.
Bibliografía
Anexos.
DESARROLLO
CARACTERIZAR LAS POLÍTICAS DE SEGURIDAD CIUDADANA EN VENEZUELA ENTRE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 1960, 1970, 1980 Y 1990.
• Antecedentes de la seguridad en Venezuela:
En 1936 se realiza el primer ensayo organizativo en materia de seguridad en el país, llevado a cabo por el entonces presidente Eleazar López Contreras, creando a nivel territorial un cuerpo de Seguridad Nacional con funciones de mantener el orden público y reprimir a la delincuencia. Adicional a ello, se funda la escuela para la preparación de agentes de seguridad pública; ya para el año posterior, por decreto orgánico, se crea el Servicio Nacional de Seguridad dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores a cargo de la Guardia Nacional (Santos, 1992: 72 en Brown, 2001: 540) (Ungar, 2003: 207). Es así como el acento militar se hizo sentir sobre la policía civil desde sus inicios, la Dirección de Seguridad Nacional se transformó en una organización temible por los métodos empleados, no solamente en la persecución del crimen sino también en el tratamiento de los opositores del régimen al cual servían de instrumento (Sales, 1972: 28 en Brown, 2001: 540). Esta situación marcaría de manera compleja y dramática en la percepción que tiene la población de la actuación ilegal de la policía y de su participación en hechos delictivos. Una sucesiva denuncia de actuaciones policiales por parte de familiares de las víctimas, de las propias autoridades y de los medios de comunicación fueron bases para construir una imagen que tiene un muy fuerte impacto en la confianza de la población en la policía.
Con el derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez se da inicio a los que muchos llamaron la Venezuela democrática, donde se elimina de inmediato la Seguridad Nacional. Posterior a ello el gobierno comenzó con la aplicación de un esquema de modelo basado en el orden público, el cual concebía como objetivo fundamental perpetuar la norma y mantener la autoridad, esto se debía a la misión de forzar la obediencia de los ciudadanos a la misma norma, dejando de lado el atender las demandas individuales y colectivas (sociales) de protección de los derechos vulnerables por la violencia. Los hechos violentos propios de una época de transición (alzamientos militares, huelgas civiles, entre otras), conllevaron a una subordinación a la ideología del poder político sobre los órganos de seguridad existentes, quienes debían lealtad absoluta e incondicional al gobierno nacional. Esto trajo como consecuencia que el tema de la seguridad no fuese tratado como tal en la agenda pública, sino hasta entrada la época de los 80, periodo en el cual el país comienza a figurar en los estudios nacionales sobre violencia delictiva, siendo éste un momento histórico donde se avizora la profundización de la crisis planteada por el creciente crecimiento de la pobreza en la población (viernes negro y el caracazo).
La aplicación de las reformas buscaban la separación entre lo civil y lo militar, teniendo que los resultados de ese esfuerzo han sido muy desiguales durante la historia del país, el tema sigue siendo en la actualidad de gran importancia, pues la tensión persiste y las tendencias militares no han sido completamente superadas: las diferencias entre las policías de choque tipo comando o las policías comunitarias.
• DE LA PREVENCIÓN A LA REPRESIÓN
La historia y la lógica nos dicen que toda política de seguridad requiere de condicionamientos positivos que procuren estimular las conductas prescritas y el apego a las normas y de condicionantes negativos que procuren disuadir las conductas proscritas y el delito, es el balance que se consiga entre uno y otro el componente que definirá los campos de actuación policial deseable y posible.
En este orden de ideas se crean en el país una institución tendiente a coadyuvar, junto a los Tribunales Penales, en la investigación del delito, recibiendo el nombre de Cuerpo Técnico de Policía Judicial (PTJ), asimismo se separa la investigación y la seguridad de Estado, creando para ello la Dirección General de Policía (Digepol), por otro lado continúa la función de policía ejercida por la Guardia Nacional.
La herencia dejada por la Seguridad Nacional se vio representada por un Estado represivo, en el cual continuaban ocurriendo violaciones a los Derechos Humanos tales como: asesinatos, desapariciones, torturas, allanamientos, detenciones ilegales, persecuciones políticas, entre otras; una de las víctimas que mayormente sufrieron estas represiones fueron los opositores políticos (izquierda) y los jóvenes estudiantes quienes tomaban las calles para protestar contra los atropellos, desaciertos y vicios de los gobiernos de turno.
La inclusión de los liceos en la onda represiva, junto al allanamiento de la Universidad Central de Venezuela con fuerzas militares y su cierre durante año y medio, por órdenes de Rafael Caldera, fueron los hechos más notables de la década de los 60. Ya para los 70, pese a que continuó la represión en los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi, con las masacres de Cantaura y Yumare, y la emboscada militar de Tazón, la agitación estudiantil se revitalizó a mediados de la década de los 80, constituyéndose en la expresión más enérgica de la lucha popular contra las consecuencias de la crisis económica, la corrosión de las instituciones del Estado y la exclusión social.
Las calles se consolidaron como el mejor escenario para la lucha y el pueblo le fue perdiendo el miedo al aparato represivo gubernamental, al cual enfrentó
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