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Historia de España. La construcción del estado liberal


Enviado por   •  20 de Marzo de 2024  •  Apuntes  •  2.896 Palabras (12 Páginas)  •  72 Visitas

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HISTORIA DE ESPAÑA

BLOQUE 6- LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

  1. EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA, PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840) coincide con el inicio del periodo de las primeras regencias de Isabel II. La guerra estalla debido al conflicto sucesorio provocado por el auto proclamamiento real de Carlos María Isidro. Esta guerra es una guerra civil entre los carlistas, formado por grupos sociales afectados por el liberalismo que apoyaban el antiguo régimen y principalmente localizados en El País Vasco, Navarra y Cataluña (baja nobleza, campesinos del norte y este y el clero rural y regular) y los liberales, beneficiados por el naciente liberalismo (alta nobleza, trabajadores urbanos, burguesía, ejercito y jerarquía eclesiástica). Las potencias absolutas europeas como Nápoles, Austria o Prusia apoyan a los carlistas, mientras que Francia Inglaterra y Portugal apoyan a los liberales. Esta guerra se divide en 3 etapas. En una primera fase (1833-1835) destacan los triunfos carlistas. Don Carlos se estableció en Navarra (julio de 1834) con un gobierno alternativo al de la regente. Pero 1835 el coronel carlista Zumalacárregui, muere en el Asedio de Bilbao. También hubo

partidas carlistas en Cataluña, en la parte montañosa del norte, y en el Maestrazgo y el Bajo Aragón, puestas bajo la dirección del militar Ramón Cabrera. La segunda etapa (julio de 1835-octubre de 1837) se caracteriza por las grandes expediciones carlistas para enlazar y estimular las partidas dispersas por el país. En 1836 tiene lugar la del general Miguel Gómez, la cual partió del País Vasco y consiguió llegar a Andalucía, atravesando Galicia y Valencia, pero esta no logró consolidar el carlismo en ningún punto y terminó regresando hacia el norte. En el año siguiente tuvo lugar la “expedición real”, que partió de Navarra en mayo bajo la dirección don Carlos y Cabrera y que llegó a las afueras de Madrid en septiembre, pero la acción del general Espartero obligó a don Carlos a regresar al País Vasco. La tercera fase tuvo lugar entre octubre de 1837 y agosto de 1839 y se caracteriza por el agotamiento de los contendientes, interesados en buscar la paz. El general carlista Maroto firmó el Convenio de Vergara en agosto de 1839 con Espartero, poniendo fin a la guerra. Los carlistas reconocían la derrota, pero conservan sus grados militares en el Ejército de Isabel II, además el gobierno se comprometió mantener los fueros en el País Vasco y en Navarra. Como consecuencia de esta guerra, la monarquía se inclinó de manera definitiva hacia el liberalismo y los gastos forzaron la desamortización de las tierras de la Iglesia. El reinado de Isabel II se divide en dos grandes etapas. Las regencias las asumen María Cristina de Borbón (madre) en 1833-1840 y Espartero en 1840-1843. María Cristina se apoya a los liberales moderados para enfrentarse a los carlistas. Este liberalismo está dividido en doceañistas y veinteañistas. Para que su hija pudiese levantar el trono, nombró jefe de gobierno a Cea Bermúdez (1833), pero este no hizo nada ante el estallido de la guerra y debido a presiones externas Martínez de la Rosa asume el gobierno en 1834, llevando a cabo las primeras reformas. Elaboró un Estatuto real (carta otorgada aprobada en 1834), que reformó las Cortes estamentales y estableció unas cortes bicamerales formadas por próceres que eran elegidos por el rey (alta nobleza clero y burguesía) y y procuradores que eran elegidos por sufragio muy restringido. Estas cortes tampoco tenían separación de poderes. En 1835 Mendizábal toma el gobierno e intenta acelerar las reformas y los señoríos eclesiásticos son nacionalizados. Esta desamortización conlleva como consecuencia directa la oposición de los liberales, y en febrero de 1836 nace el gobierno moderado de Istúriz, que provoca el golpe de Estado “Pronunciamiento de la Granja”. Isabel se ve obligada a ceder el gobierno a Calatrava (progresista), por lo que se restaura por segunda vez la Constitución. Se convocan elecciones a cortes constituyentes (sufragio universal masculino) que elaboran la Constitución de 1837. Mientras se aprueba esta, se va desmantelando el Antiguo Régimen implementando medidas para el liberalismo político, como la disolución del régimen señorial o la aceleración de la desamortización de los bienes del clero. Además, se implementan medidas para el liberalismo económico, como la abolición de los diezmos y de los gremios, el aprobamiento de la ley de Arrendamientos Agrarios y abolición de la Mesta. La Constitución de 1837 reforma aspectos de la de 1812 para ser aceptada por progresistas y moderados. Esta reconoce la soberanía nacional, una amplia declaración de derechos, división de poderes (corona con veto suspensivo), libertad de culto y un bicameralismo dividido en Senado y Congreso de los Diputados. Una vez aprobada esta Constitución se convocan elecciones a cortes legislativas con sufragio restringido. Los moderados salen victoriosos, y con una inestabilidad de gobierno entre progresistas y moderados, destaca la Ley de Ayuntamientos, en la que el Gobierno central elegía a los alcaldes y el presidente de las diputaciones de las provincias. En 1840 la reina aprueba esta ley, provocando que Espartero (líder progresista) sea nombrado regente y se de paso al segundo periodo de las regencias “la Regencia de Espartero”. Este gobierna apoyándose únicamente en una “camarilla” próxima a la reina. Aprobó la desamortización de los bienes del clero secular. También apostó por una política librecambista y acordó con Gran Bretaña un libre comercio con supresión de los aranceles. Pero la burguesía catalana se sublevó contra esta política y provocaron su caída cuando este hace uso de la fuerza en los Sucesos de Barcelona (1842). Un nuevo golpe de Estado contra Espartero culmina la Batalla de Torrejón cuando unas tropas progresistas con el apoyo de Narváez provocan la huida de Espartero a Londres. Con 13 años Isabel II accede al trono, poniendo fin a las regencias y dando lugar a la etapa del periodo efectivo. Este comienza en 1843 y concluye en 1868. Se dividió en 3 etapas. La década moderada (1844-1854): el general Narváez lidera las reformas de los progresistas y convoca cortes constituyentes para elaborar una Constitución modelo del liberalismo moderado. La soberanía es compartida: el poder legislativo reside en las Cortes con el rey, el sufragio está restringido, la corona posee poder legislativo Ejecutivo y nombra senadores, se centraliza el poder con la ley de ayuntamiento y la confesionalidad del Estado es católica. Se suprime la milicia nacional para crear el cuerpo militar de la Guardia Civil, con el objetivo de mantener el orden y la propiedad, se lleva a cabo un proceso de uniformidad del Estado. Alejandro Moon realiza una reforma fiscal en 1845 diferenciando entre impuestos directos (patrimonio) e indirectos (consumo), se creó el Código Penal, el civil y un único sistema de pesos y medidas que fomentan los intercambios. Además, se reformó la administración centralizando el poder local y mediante el I Plan de Instrucción Pública, se fomentan los niveles de alfabetización. En 1851 se firma el Concordato que concede demandas de la Iglesia con el objetivo de ganar el apoyo de esta a la causa liberal. Se comprometen a la suspensión de la desamortización, se le concede a la iglesia el monopolio de la educación, se mantiene la confesionalidad del Estado y el sometimiento del culto y el clero. Pero con este moderantismo surgen una serie de problemas: inestabilidad política, intervencionismo militar que culmina en el pronunciamiento de la Vicalvarada (1854), dirigida por O’Donnell y los progresistas. La Vicalvarada obtuvo éxito con el Manifiesto de Manzanares (7 julio 1854), firmado por moderados y progresistas en contra de Narváez y su camarilla próxima a la reina. En el manifiesto se pide la rebaja de los impuestos, la no manipulación electoral y la descentralización de la administración local. El bienio progresista (1854-1856): O’Donnell funda un nuevo partido, La Unión liberal, situado ideológicamente en el centro. Además, surge el Partido Demócrata, diferenciado del progresista por el sufragio universal masculino y la educación y asistencia social. Espartero elabora la Constitución de 1856 que nunca fue aprobada, la “Non Nata” y se centra en la mejora de la situación económica implantando el liberalismo radical limitando la intervención del Gobierno en la economía. Plantea un nuevo proceso desamortizador aprobado por Madoz en 1855 que afectó a los bienes propios y comunes de los concejos. En 1855 se aprueba la Ley Central de Ferrocarriles para facilitar los intercambios comerciales. Pero la crisis económica de subsistencia, la conflictividad social y la división gubernamental provocan la dimisión de Espartero en 1856. Es aquí cuando O’Donnell accede al poder. En 1856-1868 se produce la tercera fase, una alternancia en el poder entre unionistas y moderados. El gobierno del general O’Donnell (1858 1863) se caracterizó por la estabilidad política, una prosperidad económica en la que el Estado recupera ingresos y se da una estabilidad social, también se produce la apertura de la economía española a las inversiones europeas. En cuanto a la política exterior O’Donnell se plantea entrar en la carrera colonial con sus intervenciones en Marruecos, México y en indochina. Esta política territorial fue un fracaso y provocó la entrada de una nueva crisis económica, la crisis de la Hacienda y a la bancarrota de la Bolsa de Madrid en 1863. Esto obligó a la reina a reponer a Narváez al gobierno, el cual gobierna de forma autoritaria y reprime cualquier oposición progresista y demócrata; en estos últimos comienza a aparecer el republicanismo. La noche de San Daniel en 1864 fueron unos altercados que ocurrieron en la Universidad Complutense cuando el catedrático Emilio Castelar expuso sus ideas republicanas y Narváez exigió la retirada de su cátedra. En 1866 se producen los levantamientos de Villarejo y San Gil. Con el propósito de destronar a Isabel II, el Pacto de Ostende es firmado por los progresistas (liderados por Prim) y la Unión liberal (liderada por Serrano), que se une en 1867 tras la muerte de O’Donnell.  El Manifiesto de don Carlos María de la Torre se produce en septiembre de 1868. La revolución de la gloriosa dio lugar al exilio de Isabel II y provocó el sexenio democrático (1868 1874).

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