Historia de Mexico, jeroglífico de Sigiienza
Enviado por 99fercha_ • 5 de Octubre de 2020 • Tarea • 1.112 Palabras (5 Páginas) • 243 Visitas
Nombre: GARCIA BAUTISTA MARIA FERNANDA
Asignatura: Historia de Mexico
Grupo: Fecha:22/06/2020
Instrucciones./
- Leer el capítulo primero del libro segundo del tomo 5 de México a través de los siglos (páginas 471-483), el cual está en la liga que se encuentra en la tarea del 22 de junio de 2020.
- Resumir el contenido del capítulo con las siguientes características
- Mínimo 800 palabras y máximo 1000 palabras
- Citas textuales y paráfrasis utilizando las normas APA
- Sin faltas de ortografía
- Uso correcto de los signos de puntuación
- Redacción que permita una lectura ágil
- Subir este formato a la plataforma antes de las 12:00 horas del 22 de junio de 2020
Las emigraciones de 1596 de los cartagineses en barcas hacia el Occidente, de donde más tarde debía nacer una opinión que tuvo mucha boga; agrega que en Aztlán, el templo de Huitzilopoclilti estaba en medio de un pantano, y que el ídolo tenía en la mano una flor blanca, aztaxóchitl. Creemos por esto, y por el itinerario que de la peregrinación trae Tezozomoc, que tuvo a la vista el jeroglífico que fue después de Sigüenza. El descubrimiento de este jeroglífico vino a introducir la idea de que los aztecas habían atravesado el mar para venir a este continente, este conformaba más con las ideas bíblicas, y que, sin embargo, no se encuentra en los historiadores más inmediatos a la Conquista. (Mendieta, 1870)
Comienza por sostener la autenticidad del jeroglífico de Sigiienza, contra Robertson y otros que la ponían en duda, creyéndolo obra de algún fraile fanático, que lo había forjado para poner de acuerdo las tradiciones hebreas con las mexicanas. Siguiendo éste la interpretación de Sigiienza, no tiene otra novedad sino decir que Aztlán, Huehuetlapállan y Amaquemécan son un mismo lugar que estaba más al norte del 42°. (Humboldt, 1813)
¡Aztlán, patria de los mexica, confundida con Tlapállan, origen de los toltecas, y Amaquemécan, corte del chichimeca! Sabemos ya que Tlapállan, estaba, en efecto, en el norte, aunque en una latitud muy inferior a la que le daba Humboldt, que Amaquemécan está al pie del Popocatépetl y del Ixtacílniatl en nuestro Valle; y en cuanto a Aztlán, hemos al fin determinado su ubicación. Respetando al sabio, no podemos admitir, ni por un momento, la interpretación que hace del jeroglífico de Sigiienza. ("México a través de los siglos" , 1884)
Veamos ahora la opinión del señor Ramírez, sobre el cuadro que forma el principio del jeroglífico de Sigiienza, y la cual tomamos de la explicación que publicó en el Atlas del señor García Cubas: «El cuadrete azul, con sus fajas o líneas oscuras del mismo color, no puede representar el globo terrestre cubierto con las aguas del diluvio, porque sería preciso suponer la repetición de igual cataclismo en la figura del número 40, donde se reproduce con algunos de sus principales accidentes. Tampoco, y por la misma razón, las cabezas humanas y de ave que allí aparecen flotar, dan a entender el sumergimiento de los hombres y de los animales, porque sería preciso dar igual explicación a las que se ven en el grupo número 39. Aun podría disputarse que el grupo de la izquierda, compuesto de una cabeza humana de varón y de otra ave sobrepuesta, diera fonéticamente el nombre de Corcox y representara al Noé azteca; pero el de la derecha, formado de una cabeza de mujer con otro grupo simbólico sobrepuesto, evidentemente no expresa el nombre de Axochiquetzal. El jeroglífico de Sigiienza se publicó en una sola página, y la tira en cuatro. En la explicación hay los siguientes datos de su origen. El jeroglífico, que fue de Sigiienza, y que comunicó al célebre Gemelli Carreri, pasó después a don Antonio León y Gama, heredero de Sigiienza, y luego al albacea de éste, que lo fue el padre Pichardo: de su testamentaría lo adquirió don J. Vicente Sánchez y lo donó al Museo. Otros dicen que quedó con los papeles de Sigiienza en el colegio de jesuitas hasta 1795 en que fueron expulsados. Sin duda entonces pasó al sabio León y Gama. La tira perteneció a Boturini, y con su museo pasó a la Secretaría del Virreinato, y de allí al Museo Nacional. Como hemos indicado, fue enviada a Londres, y de allí volvió al Museo en donde se conserva. Guardada con otros manuscritos preciosos, a la caída del imperio de Maximiliano, en una bodega húmeda de Minería, la sacamos y restituimos con otros monumentos que se creían perdidos, en marzo de 1871.
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